Proletarios Unidos, vieja consigna del padre del Socialismo Ciéntifico Carlos Marx, es un espacio que intentará reflejar, acercar y unir a todos aquéllos que se sientan parte de la clase trabajadora sin distinciones de partidos o ideologías. Así y con respeto, la idea es volcar temas, consignas, debates , opiniones, etc, para fomentar, acrecentar, valorar y concientizar el papel, el rol y los derechos de la clase trabajadora. Como manda la historia nacemos un 1 de mayo.
domingo, 29 de diciembre de 2019
domingo, 22 de diciembre de 2019
Desde el pueblo
El clasemediero típico, cabeza de tendero, odia los pobres, los "planeros que viven de mis impuestos" y no se da cuenta, no se quiere dar cuenta (la reflexión no es su fuerte) que la mayor parte de sus impuestos se la lleva el capital financiero. Nieto de inmigrantes odia a los extranjeros, no a Lewis que se roba un lago entero, si al que tiene rostro de amerindio. Se irrita con un piquete pero no se le mueve un pelo cuando le sacan las retenciones a la minería a cielo abierto o cuando fumigan con glifosato a pueblos enteros. Detesta al sindicalismo pero no puede distinguir entre un gordo burócrata millonario y un delegado combativo de base. Dice que todos los políticos son chorros pero mira para otro lado cuando esos mismos políticos permiten que los empresarios evadan cifras fabulosas. Amante del orden y la mano dura es sociologicamente, la base del fascismo. Hoy vivirá un día de zozobras: la clase trabajadora sale a las calles.
jueves, 19 de diciembre de 2019
Escándalo: los diputados ganan más de $ 160.000, pero la mayoría votará ajustar a los jubilados
icó duramente el proyecto. Nicolás del Caño cobra igual que una maestra y dona el resto a causas populares.
Durante este jueves, la Cámara de Diputados tratará los proyectos de ley enviados por el presidente Alberto Fernández.
Entre los puntos más polémicos a discutir, se incluye la suspensión de la movilidad jubilatoria justo en el momento en que más iba a beneficiar a nuestros abuelos. Millones de jubilados se quedarán sin certeza de cuánto van a cobrar y 2,3 millones de ellos ni siquiera recibirán un bono de fin de año.
El bono será solo por dos meses y nada más que para los que cobran la mínima, que con este monto apenas cubrirían los gastos de 15 días por mes. Una miseria. El 70 % de los jubilados seguirá por debajo de la canasta básica de subsistencia, que hoy vale $ 38.000.
Los diputados y senadores que van a votar este ajuste a millones de jubilados cobran por sus cargos más de $ 160.000 pesos por mes, a lo cual muchos agregan otros ítems por pasajes o desarraigo. Pero sus privilegios quedarán intactos, al igual que los de los jueces, ministros y otros funcionarios públicos. El ajuste es para los abuelos, no para ellos.
Tampoco tocarán con el proyecto los intereses de los bancos, las petroleras o las privatizadas, que durante estos años ganaron fortunas.
Por dar solo un ejemplo, entre enero y octubre el resultado total integral de los bancos fue de $ 243 mil millones. La ganancia sólo del mes de septiembre fue récord: $ 37 mil millones, lo que equivale a más de 950 mil salarios promedio del empleo privado registrado.
Ajustan a nuestros abuelos. Pero la casta política conserva sus privilegios y los grandes empresarios se la siguen llevando en pala.
Nicolás del Caño, al igual que todos los diputados del PTS-Frente de Izquierda rechaza estos privilegios. Como diputado cobra igual que una maestra y el resto lo dona a causas populares. Y también rechazará el ajuste. Como dijo este miércoles “Hay que afectar a los que realmente ganaron, bancos, petroleras; no a los jubilados”.
De Leopoldo Moreau
domingo, 15 de diciembre de 2019
miércoles, 11 de diciembre de 2019
Asumieron Alberto Fernández y Cristina
De Ardizzone
Un fantasma recorre el continente: la rebelión ciudadana contra el neoliberalismo y los golpes de Estado
Un fantasma recorre el continente, es el fantasma de la rebelión ciudadana contra la oligarquía, el neoliberalismo y el golpismo que pretende detener la historia que hacen los pueblos.
Es real, y por eso el imperialismo, la derecha y las oligarquías que ven amenazada su posición de clase, no saben cómo falsearlo, cuando dicen que el fantasma fue provocado por los gobiernos socialistas, progresistas y alternativos como Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, aquellos que tras largos y costosos procesos revolucionarios, lograron romper el cordón umbilical que los ataba a la dependencia y subyugación neocolonial.
Esta rebelión popular y ciudadana, mestiza, indígena, afro y campesina avanza como un tsunami en dos direcciones: la que enfrenta al modelo neoliberal y busca sepultarlo; y la que le planta cara a los golpistas en su intento por derrocar los gobiernos antineoliberales y antimperialistas, buscando imponer regímenes de facto que se han encontrado con una resistencia popular poderosa, con voluntad y decisión para enfrentarlos, si los obligan, en una guerra civil.
De un lado, con millones de ciudadanos en rebeldía que se han lanzado a las calles y plazas públicas contra el modelo neoliberal que sólo ha creado miseria, exclusión y sufrimiento en el lado de la mayoría; mientras ha generado inmensas riquezas en el lado de las oligarquías y las multinacionales. Tal es el caso extremo de Haití, Centroamérica, Ecuador y Chile; es el mismo fantasma que hoy tras el anuncio del paro nacional del 21 de noviembre tiene asustada, y con razón, a la oligarquía colombiana.
Del otro, en la resistencia popular contra las facciones de la oposición oligarca y golpista, racista y evangélica avaladas por los medios de comunicación corporativos y el imperialismo, que ha regresado golpeado a su otrora “patio trasero”, dispuesto a recuperar el espacio y el tiempo perdido después de sus reveses en el Medio Oriente.
Es el caso del golpe de Estado en Bolivia llevado a cabo por Estados Unidos, con la OEA y Luis Almagro como puntas de lanza, que incluía el asesinato a su presidente legítimo, Evo Morales, el desmantelamiento del Estado Plurinacional y de las conquistas sociales y económicas, la vuelta de la vieja república oligárquica y la imposición de un gobierno de facto, como está ocurriendo.
Pero también es el caso de Venezuela, cuyo gobierno bolivariano no han podido ni podrán destruir, por la sólida conciencia bolivariana y el respaldo mayoritario de su ciudadanía, rebelde y dispuesta a defender hasta las últimas consecuencias su proyecto histórico antineoliberal y antimperialista.
Sin duda, Estados Unidos seguirá intentando derrocarlo, dar un golpe de Estado o generar una guerra civil como la que está a punto de estallar en Bolivia, lo intentarán en tanto han fracasado sus “golpes blandos” y han sido derrotadas sus conspiraciones y la oposición en todas las elecciones.
Ese fantasma que recorre el continente llegó a Colombia, anunció un Paro Nacional el 21 de noviembre y la vieja oligarquía está disque paralizada de miedo, un miedo que busca irradiar a las ciudadanías en rebeldía, que se han propuesto ejercer el derecho inalienable a la protesta en las calles y campos.
Atrincherada en guarniciones militares y con los grandes medios de comunicación a su servicio, intenta impedir que la rebeldía ciudadana, como un fantasma, recorra el país y se torne en su alter ego, estremeciendo sus cimientos bicentenarios.
Por eso el mando superior de la oligarquía ha ordenado a sus tropas el acuartelamiento en primer grado, y no descarta el decreto de Estado de excepción. Ella está probada en todas las formas de represión y terrorismo institucional conocido por otros pueblos del continente, desde antes de los tiempos del Plan Cóndor.
De esta forma, la vieja oligarquía que gobierna en cuerpo ajeno a través del inexperto subpresidente Iván Duque, saca a relucir el aceitado aparato de represión con el que históricamente ha aplastado la oposición a lo largo de la época republicana, para atemorizar, generar miedo y tratar de impedir que el paro se convierta en un estallido general, pues el malestar e indignación en la inmensa mayoría de los colombianos es tan grande, que un escenario caótico como éste no está descartado.
Ante la espantosa situación que enfrenta, dispara desde los medios de comunicación leales y amenaza desde sus guarniciones militares, empeñada en desacreditar el movimiento nacional en favor del paro. Por eso no tiene nada de raro que haya empezado a difundir noticias falsas; a generar miedo y propagar el refrito de que el paro lo convocó el Foro Social de Sao Paulo, repitiendo una vieja mentira que solo creen mentes alienadas y periodistas prepago, o la otra igual de falsa versión, que detrás del paro está el “castro-chavismo”.
Pero esa propaganda barata ya no le basta, por eso se ha dedicado a negar que tienen un paquete neoliberal en su agenda de gobierno, con
*una reforma tributaria que impondrá más impuestos a los bolsillos de los asalariados;
* que piensan hacer una reforma pensional que dejará en la calle a millones de adultos y pensionados, entregando los fondos pensionales a los capos financieros para los que gobiernan, los Sarmiento Angulo y otros;
* que incrementa el precio de los combustibles cada diciembre cuando la gente está pasando la resaca de la fiesta navideña, lo cual encarece el costo de vida;
*que ha propuesto rebajar el salario mínimo; es decir, intenta hoy, aunque suena raro, negarse así misma como si al hacerlo desapareciera la responsabilidad histórica de los fracasos que pesan sobre ella, de esos doscientos años de construir una patria pero a la medida de ellos, como dice la vecepresidenta.
Angustiada, desacreditada, deslegitimada, acorralada y temerosa de que esta vez después de décadas de malos, corruptos, mafiosos y criminales gobiernos, de miles de asesinatos de civiles a nombre de la “defensa y seguridad de la patria”; de la eliminación sistemática de líderes sociales; del incumplimiento a los acuerdos de paz; del asesinato de los ex integrantes de las FARC que firmaron y cumplieron el acuerdo; de dar órdenes de bombardear campamentos de grupos armados ilegales donde de antemano tenía conocimiento de que había niños y menores de edad; de que su única propuesta es el continuismo del modelo neoliberal empobrecedor; de que esta vez el Paro Nacional como el que está convocado por todos y por nadie, por uno y mil motivos, podría señalar el antes y el después de su histórica existencia.
El fracaso más grande de la oligarquía colombiana fue no haber comprendido ni escuchado a tiempo, cuando las anteriores generaciones, incluso en sus expresiones más radicales y armadas, reclamaban reformas y democratización del Estado que le ha servido de soporte.
No sabemos exactamente qué quiere esta nueva generación, pero sí que quiere un cambio y no de cualquier tipo; que ha perdido el miedo y que a ella no la engañan fácilmente con fake news. De acuerdo, no es un fantasma el que va las calles el 21 de noviembre.
Más de 100 expertos internacionales en economía y estadística niegan la "narrativa del fraude" electoral en Bolivia
martes, 3 de diciembre de 2019
lunes, 2 de diciembre de 2019
Así robaron Papel Prensa Por ARI LIJALAD
Desde entrado el siglo XX Argentina era uno de los países con mayor circulación de diarios del mundo, pero llevaba décadas importando su insumo básico: el papel. El mismo Roberto Noble, fundador de Clarín, planteaba la cuestión en 1960, cuando publicó su libro “Argentina Potencia Mundial”. Allí, Noble trazaba seis de prioridades (siderurgia, caminos, transportes, carbón, energía y petroquímica) que consideraba necesarias para que la Argentina fuera potencia mundial en 1985, año para el cuál vaticinaba una población de 65 millones de habitantes y una tirada de diarios de 6 millones de ejemplares.
Ni estas ni otras previsiones de Noble para 1985 se cumplieron, pero en el mismo texto advertía que para ese entonces “los diarios argentinos serán abastecidos de papel por la propia industria papelera argentina”. Noble falleció el 13 de enero de 1969. Pero esa obsesión, repetida en editoriales de Clarín y compartida por otros dueños de diarios, comenzó a tomar forma a los pocos meses de su muerte, cuando el 11 de agosto de ese año el dictador Juan Carlos Onganía dispuso, por medio de la Ley 18.312, la creación del Fondo para el desarrollo de la producción de Papel Prensa y Celulosa, al que todos los diarios tenían que aportar un impuesto del 10% aplicado a la importación de papel. La dictadura llamó a licitación de una fábrica de papel, pero ningún oferente cumplió los requisitos. Los militares, ya con Alejandro Agustín Lanusse al mando, decidieron adjudicarles la obra directamente a la firma Papel Prensa SACIFyM, integrada por César Augusto Civita, César Alberto Doretti, Luis Rey y la Editorial Abril. En la distribución de la empresa, el Estado retuvo el 25% de las acciones Clase B, mientras que los empresarios se quedaron el 26% de las clase A. Todo el resto quedaron disponibles, y con el tiempo Civita, Rey e Ingeniería Tauro las adquirieron hasta manejar la mayoría del paquete accionario.
A finales de 1973 entró en escena el grupo Graiver, a través de Rafael Ianover, testaferro del banquero David Graiver, que comienza a comprar acciones de Papel Prensa. Todo con el apoyo de José Ber Gelbard, por entonces ministro de Economía del tercer gobierno peronista, que puso en juego tanto su lobby empresarial como recursos estatales para apuntalar el desembarco de los Graiver. En 1975, Galerías Da Vinci (ariete de varios negocios de Graiver, su propietario) también adquirió acciones de Papel Prensa y entre 1975 y 1976, tanto esta empresa como Ianover le hicieron aportes de capital al proyecto. Más allá del complejo entramado de traspasos y compras de acciones, para agosto de 1976 el grupo Graiver tenía el control absoluto de Papel Prensa. Sin embargo, por ese mismo entramado, faltaba un paso para validar la transferencia: una Asamblea que iba a realizarse el 3 de noviembre de 1976. Un día antes, todo cambiaría.
Tres diarios, tres armas, un objetivo
“Dudi” Graiver murió en un dudoso accidente de avión el 7 de agosto de 1976, mientras viajaba de Estados Unidos a México. Su muerte repercutió de inmediato en su esquema de negocios, cuyo diagrama de relaciones, vínculos y transacciones estaba completo sólo en su cabeza. En medio de aquel drama familiar, Lidia Papaleo, viuda de Graiver, pidió una reunión con Videla, pero se la negaron. Los genocidas tenían otros planes para Papel Prensa.
Entre la muerte de Graiver y el robo de Papel Prensa hubo un juego de pinzas orquestado entre los diarios y los militares. Los medios comandaron una feroz campaña contra Graiver y sus negocios. El gobierno militar atormentaba a la familia para que vendiera la empresa con misivas que llegaban a través del capitán de navío Francisco Manrique, ex ministro de Bienestar Social de Lanusse, y de Pedro Martínez Segovia, a quien Graiver había colocado como Presidente de Papel Prensa y que era socio del ministro de economía dictatorial José Alfredo Martínez de Hoz. A Lidia Papaleo también le llegaron mensajes por medio de su abogado, Miguel de Anchorena: los militares querían que vendiera Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón.
Papel Prensa era un objetivo central tanto para la Junta Militar como para los diarios. Para Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera y Orlando Ramón Agosti significaba deshacerse de un socio incómodo y además usarla como prenda de cambio para el silenciamiento de sus crímenes. Para los diarios, obtener el monopolio de su insumo básico. El objetivo era claro: debían concretar el traspaso antes del 3 de noviembre, fecha de la Asamblea de accionistas. Lo lograron el 2.
Ese día
La idea surgió de la cúpula dictatorial. Más precisamente, del ministro de economía Martínez de Hoz quién, según el testimonio del general José Rogelio Villarreal, lugarteniente de Videla, fue quien propuso que Clarín, La Nación y La Razón se quedaran con Papel Prensa.
Por el lado de Clarín captaron rápido la posibilidad. Por entonces, lo formal indicaba que Ernestina Herrera de Noble era la dueña de la empresa: lo real, que los destinos de Clarín aún estaban en manos del desarrollismo, más específicamente de Rogelio Frigerio y su grupo de confianza, para los cuales, en su perspectiva macroeconómica, el papel de diarios era un rubro importante. Por entonces pesaba mucho Bernardo Sofovich, a la sazón abogado personal de Ernestina. El contador Héctor Magnetto llevaba cuatro años en Clarín, a donde llegó en 1972 reclutado por el propio Frigerio entre las filas desarrollistas. Su carrera iba en pleno ascenso, al punto que el 15 de octubre de 1976 el directorio de la empresa le había encomendado las tratativas de la compra de Papel Prensa.
Clarín, La Nación y La Razón habían conformado la sociedad Fábrica Argentina de Papel para Diarios SA (FAPEL) en 1974, pero el trámite lo terminaron recién el 12 de febrero de 1976. Las fechas son relevantes, ya que revelan un plan: FAPEL no tuvo ningún movimiento hasta el 2 de noviembre de 1976, cuando se quedó con todas las acciones de Papel Prensa. En el mismo día, en la oficina de Florida 343, FAPEL se quedó además con las acciones de Galerías Da Vinci y de Rafael Ianover (Clase A), Juan Graiver, Eva Gitnacht de Graiver y Lidia Papaleo de Graiver (Acciones Clase C y E). Esa fue la parte formal. La real y concreta, que la viuda de Graiver no olvidaría en estos 40 años, fue que le dijeron que “firmara para conservar la vida de su hija y la suya también”. En esa situación hubo extorsión y delitos de lesa humanidad, tal como los calificó 39 años más tarde el fiscal Leonel Gomez Barbella que, como se verá más adelante, fue uno de los pocos funcionarios judiciales que osó avanzar con la investigación judicial de este hecho.
Pero ese día pasó. El 10 de noviembre, 8 días más tarde, FAPEL les transfirió las acciones Clase A a Clarín, La Nación y La Razón en partes iguales. Al día siguiente, Clarín anunció: “Producirán los diarios argentinos su propio papel” y reconoció que se trataba de “una gravitante decisión del gobierno de las Fuerzas Armadas”. El 16 de noviembre FAPEL les vendió también a los 3 diarios las acciones Clase C y E. Fue la confesión de parte: FAPEL era un sello ficticio cuyo único sentido era ser vehículo para esta transacción.
La dictadura pretendía que Clarín, La Nación y La Razón dejaran entrar al negocio a los demás diarios del país. Pero la negativa fue rotunda. Según consta en la Acta Secreta 14, del 15 de diciembre de 1976, los diarios “no creían prudente ceder acciones de la Clase A a otros posibles usuarios, pues se compartiría y debilitaría la conducción”. O sea, a poco más de un mes de concretado el robo, ya los diarios imponían su voluntad frente a los militares. Y no fue la última vez. Clarín, La Nación y La Razón acordaron relegar al Estado como socio bobo de la empresa. El 18 de agosto de 1977 firmaron un acuerdo que decía: “Los comparecientes convienen en regir las relaciones entre sí, para actuar conjunta y coordinadamente y asegurar la unidad de criterio en la conducción de Papel Prensa SA”. Lo firmaron Ernestina Herrera de Noble por Clarín, Bartolomé Mitre por La Nación y Ricardo Peralta Ramos por La Razón. El acuerdo establecía: “Las tres empresas convienen y aceptan que sus derechos societarios dentro de Papel Prensa SA se ejercerán coordinadamente, por intermedio de los representantes de cada signataria”: Magnetto por Clarín, Bartolomé Mitre hijo por La Nación y Patricio Peralta Ramos por La Razón.
Entre una y otra jugarreta faltaban dos pasos fundamentales. Uno, el 18 de enero de 1977, cuando una Asamblea extraordinaria de Papel Prensa aprobó la venta de las acciones. Dos, el 14 de marzo Lidia Papaleo fue secuestrada, violada, quemada y golpeada al punto que le generaron coágulos en la cabeza y la tuvieron que intervenir quirúrgicamente en las catacumbas del coronel Ramón Camps. Lo mismo ocurrió con su entorno: Jorge Rubinstein, mano derecha de Graiver, fue asesinado durante la tortura. Isidoro Gravier, Eva y Juan Graiver, Ianover, las secretarias Silvia Fanjul y Lidia Gesualdi, también fueron secuestrados. No podían quedar cabos sueltos.
El 28 de septiembre de 1978, Ernestina, Magnetto y Videla, junto a otros socios y genocidas, brindaron en la inauguración de Papel Prensa.
Demoras judiciales
Papel Prensa fue el pilar fundamental para que Clarín ingresara al retorno democrático con la solvencia económica pero, sobretodo, con el poder mediático para ser un actor, sino determinante, condicionante de la política nacional.
Algunos lo notaron. Otros, incluso, lo denunciaron. El primero fue el entonces diputado nacional Norberto Imbelloni, que denunció irregularidades en la apropiación de Papel Prensa el 2 de abril de 1984. Quien se ocupó de esta investigación fue el fiscal Ricardo Molinas, que logró reunir numerosa evidencia. Los fiscales Marcelo Molina y Hernán Schapiro empujaron la investigación en la justicia de La Plata, hasta que el juez Arnaldo Corazza le remitió la causa a la Justicia Federal de Comodoro Py. Le cayó a Daniel Rafecas, que si bien planteó su incompetencia, en uno de sus escritos dejó asentado que se trataba de un crimen de lesa humanidad. El Grupo Clarín no se lo perdonó: la empresa y Magnetto en forma personal lo denunciaron ante el Consejo de la Magistratura, que tiempo después descartó el caso. Finalmente, la causa quedó radicada en Comodoro Py, pero en manos de Julián Ercolini quien, junto con el entonces fiscal subrogante Eduardo Taiano, hicieron toda pirueta judicial posible para demorar la causa. Desde entonces, de los 10 imputados originales fallecieron 5. Entre ellos, Videla, Massera y Martínez de Hoz. Ni el impulso de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno anterior -que sumó testimonios, documentos secretos, archivos desclasificados de Estados Unidos y numerosos elementos probatorios- logró quebrar este pacto judicial. La novedad la generó el fiscal Gómez Barbella, que en 2015 reemplazó a Taiano, y el 11 de marzo de ese año tuvo el coraje de llamar a indagatoria a Magnetto, Ernestina, Mitre, Raymundo Podestá y Guillermo Gainza Paz por delitos de lesa humanidad y extorsión. El juez Ercolini se opuso en menos de 24 horas, alegando que esperaba los resultados de una pericia contable, que nadie le había pedido. Definió la Cámara, que protegió a los imputados con los votos de Eduardo Farah y Jorge Ballestero, contra el voto de Eduardo Freiler, que acompañó los argumentos del fiscal para llamarlos a indagatoria.
Así las cosas, la causa volvió al pantano.
Carta de Jose Múgica a la autoproclamada presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez
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