Proletarios Unidos, vieja consigna del padre del Socialismo Ciéntifico Carlos Marx, es un espacio que intentará reflejar, acercar y unir a todos aquéllos que se sientan parte de la clase trabajadora sin distinciones de partidos o ideologías. Así y con respeto, la idea es volcar temas, consignas, debates , opiniones, etc, para fomentar, acrecentar, valorar y concientizar el papel, el rol y los derechos de la clase trabajadora. Como manda la historia nacemos un 1 de mayo.
lunes, 11 de enero de 2021
A SOLAS CON UNO MISMO, de Osvaldo Ardizzone:
Cuando hayas perdido la sinceridad.
Cuando te vuelvas convencional y claudiques hasta de tus más queridas convicciones…
Cuando te elabores los argumentos para justificar tus miserias y, además las justifiques…
Cuando sacrifiques la amistad por el poder,
Cuando festejes el humor de los mediocres como la pobre copera lo hace con sus clientes…
Cuando te acostumbres a juzgar a los demás por la calidad de la ropa que visten…
Cuando mires con concupiscencia la mujer del amigo que te brinda la mesa, el techo y hasta el lecho…
Cuando juzgues despreciativamente a un borracho.
Cuando te erijas en juez inflexible de una prostituta.
Cuando te sientas respetuoso de la ley nada más porque pagas tus impuestos al día…
Cuando te inclines por lo que te conviene y no por lo que realmente sientas.
Cuando después de tres días consecutivos adviertas que ni una sola vez levantaste los ojos al cielo.
Cuando digas con la voz impostada del aforista que deben existir los pobres y los ricos, los triunfadores y los fracasados, los dirigentes y los dirigidos. Y agregues con la misma impostada presuntuosidad que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen…
Cuando te refieras a la gente y no te sientas incluido en ella.
Cuando pronuncies por primera vez la palabra negro con asco.
Cuando te sientas ufano y orgulloso de ser blanco.
Cuando llegues a gerente y además te sientas gerente.
Cuando a fuerzas de proclamar tus desprejuicios desemboques sin escrúpulos en el crimen.
Cuando dejes tus tarjetas en los velatorios para que nadie dude de tu puntualidad…
Cuando entones canciones de protesta porque está de gran moda cantarlas.
Cuando tus más queridos sueños literarios, cuando la fresca espontaneidad de tu primer soneto desemboquen en la prosa gris y árida de un memorándum ejecutivo.
Cuando asistas sin inmutarte a un desalojo.
Cuando proclames ante tus hijos tu brillante carrera de triunfador…
Cuando dejes de concurrir a los parques.
Cuando dejes de mirarle los ojos a las muchachas.
Cuando ya no te quede la posibilidad de un asombro ni un resto de candor, ni una lágrima para una pena ni el estremecimiento para un abrazo de hermano, ni el valor para jugarte en un gesto…
Cuando pierdas la facultad de arrepentirte.
Cuando seas incapaz de perdonar.
Cuando te sientas vacío para querer.
Cuando maquines por primera vez…
Entonces, ¿de qué te servirá el poder, de qué el dinero, de qué los amoríos fáciles, de qué las frases huecas, de qué tu vida?
Porque, entonces, con solo mirarte ante el espejo comprobarás que te has transformado en lo que se dice, comúnmente ¡una mierda!
Del Chacho
Ya lo dijo Chacho Jaroslavsky: "Hay que cuidarse de Clarín. Ataca como partido político, y se defiende con la libertad de prensa." Para los más jóvenes, era radical. Por las dudas que vengan con los 70 años de peronismo...
El medio pelo argento y neoliberal
— Hola, doctor.
— Buenos días, caballero, ¿qué lo trae por acá?
— No me ando sintiendo bien últimamente.
— ¿Qué le ocurre?
— Pues… estoy harto de sentirme pobre. Quiero sentirme rico y poderoso.
— Bueno, en ese caso puedo recetarle que trabaje duro por conquistar sus sueños, que nunca renuncie a sus metas, porque sólo quienes se obstinan en lograr sus objetivos en la vida, serán capaces de progresar día a día, paso a paso, convirtiendo cada escollo en una nueva oportunidad…
— No me boludee, doctor. Eso es autoayuda falopa para adiestrar y disciplinar socialmente a gente más pelotuda que el promedio. Yo busco otra cosa.
— Tiene razón, disculpe. En ese caso, si lo que usted quiere es riqueza y poder, deberá estafar a mucha gente, explotar a otro tanto, evadir impuestos, aliarse con personas y organizaciones siniestras, sacar ventaja de quien sea y cada vez que pueda, a cualquier costo y sin que medie ningún tipo de escrúpulo. Debe convertirse en una persona total, absoluta y amoralmente corrupta. No existe en todo el planeta nadie que sea realmente rico y poderoso que no haya recorrido este camino.
— Sí doctor, eso yo ya lo sé. Ocurre que, y para serle sincero, no tengo ni el talento ni la voluntad para embarcarme en semejante cuestión. Necesito algo más rápido, más inmediato, ¿me entiende?
— Mmm… sí, desde luego. Lo que usted quiere es algo así como un placebo, digamos.
— Algo así, sí.
— Bien, tengo algo que puede ayudarle. Tenga.
— ¿Qué es esto?
— Es un libro titulado 1000 frases para experimentar durante 5 o 6 segundos la euforia de ser un garca hijo de puta.
— ¿Y cómo funciona?
— Muy simple: primero, usted elige una frase del libro, y luego la dice en voz alta. El efecto es inmediato. Haga la prueba.
— A ver… deme un segundo que busco… Ya está, acá encontré una.
— Bien, dígala con voz fuerte y decidida.
— “Las negras se embarazan para cobrar planes del Estado”.
— ¿Y? ¿Qué tal?
— Pues… ¡Sí, funciona!
— ¿Qué sintió?
— Sentí durante unos segundos que yo era el dueño de una empresa que explotaba a sus obreros y que los sometía a jornadas largas y extenuantes y a condiciones laborales subhumanas, todo a cambio de un salario de mierda.
— Perfecto. Pruebe con otra.
— A ver… ésta: “El populismo es el cáncer de la democracia”.
— ¿Y bien?
— ¡Wow! ¡Me sentí como un economista liberal, de esos que le cobran una torta de guita a un grupo de empresarios imbéciles, a cambio de dictarles conferencias en las que básicamente les dice todas las forradas que quieren escuchar!
— Excelente. Vamos con una más.
— Ok… ésta de aquí: “A éste país hay que sacarlo adelante tra-ba-jan-do”.
— ¿Y funcionó?
— ¡Desde ya! Sentí durante un instante que era el dueño de miles de hectáreas de soja, y que les gritaba a mis peones, varios de ellos menores de edad y con los pulmones llenos de glifosato, para que trabajen más y más rápido. ¡Hasta me dieron ganas de blandir un látigo! Gracias doctor, era justo lo que buscaba.
— Pues me alegro.
— Ahora, tengo una duda… ¿Esto tiene alguna contraindicación, alguna clase de efecto colateral?
— Bueno, pues sí. Se recomienda llevar este tratamiento con suma cautela, ya que puede producir cierto grado de adicción en el paciente, y con ello el riesgo de que sufra delirios y alucinaciones.
— ¿Cómo es eso?
— El paciente, al proferir estas frases más veces de las que se recomienda por día, puede llegar a creer que realmente es un magnate millonario e inescrupuloso por un período más largo que el aconsejable. Luego, pasada la euforia y el frenesí, el retorno a la realidad suele ser un golpe demasiado duro para quien no está lo suficientemente preparado, ya que cae en la cuenta de que sigue siendo el mismo piojo resucitado de siempre, pero que se odia a sí mismo y a su clase social, o sea, a toda la gente que lo rodea a diario. Inclusive, hubo casos en los que el paciente quedó tildado para siempre, digamos.
— ¿Tildado?
— Claro. Hemos tenido casos de trabajadores humildes que terminaron hablando como si fuesen sus propios patrones de forma permanente. Imagínese, un simple empleado pidiendo que se flexibilicen las leyes laborales que lo protegen para “facilitar la llegada de inversiones extranjeras”, o un obrero fabril reclamando que se abran las importaciones “para que el mercado se vuelva más dinámico y creativo” … Una locura.
— Entiendo. Bien doctor, muchas gracias.
— No hay de qué. Y recuerde: vaya despacio con este tratamiento. No queremos que usted se termine convirtiendo en un fascista hijo de puta a tiempo completo.
— Mire doctor, yo la verdad que le agradezco sus consejos, pero si hay algo que no voy a tolerar es que un empleaducho estatal como usted, que vive del dinero de mis impuestos, me diga lo que tengo que hacer. Hasta nunca, negro de mierda.
(Me llegó por WhatsApp. Sólo el título es mío. Me pareció tan dolorosamente real...
viernes, 8 de enero de 2021
La Cámara de Diputados aprobó la ley de Movilidad Jubilatoria
La Cámara de Diputados convirtió en ley esta noche el proyecto de movilidad jubilatoria que establece que los haberes de los trabajadores pasivos se ajustarán con una fórmula que combina un 50% de la recaudación de la Anses y otro 50% de la variación salarial.
La iniciativa se votó luego de un debate en el cual ya expusieron más de 50 legisladores sobre el proyecto impulsado por el Gobierno, en el cual se establece el nuevo mecanismo de incremento para las jubilaciones, pensiones y asignaciones sociales.
El proyecto propone incrementos trimestrales para unos 18 millones de personas, entre jubilados, pensionados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), asignaciones familiares, pensiones no contributivas, y pensión al adulto mayor.
Aborto legal: qué dice la ley
La ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo despenaliza y legaliza el aborto en las primeras 14 semanas de gestación. Su sanción transforma el aborto clandestino en seguro, legal y gratuito.
Los principales puntos del proyecto de ley de aborto legal
Se consagra el derecho de mujeres y personas con otras identidades de género con capacidad de gestar a decidir la interrupción del embarazo, requerir y acceder a la atención del aborto, y recibir atención postaborto en los servicios del sistema de salud.
El aborto se permitirá hasta la semana catorce inclusive, del proceso gestacional. Fuera de ese plazo solo se podrá acceder en caso de violación o si estuviere en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante.
Mujeres y personas gestantes tienen derecho a acceder a la interrupción de su embarazo en los servicios del sistema de saludo con su asistencia, en un plazo máximo de diez (10) días corridos desde su requerimiento.
En caso de menores de 13 años, se debe contar con el consentimiento informado y la asistencia de al menos uno de sus progenitores o representante legal.
En los casos de adolescentes de entre 13 y 16, deberá tener un acompañante o "referente afectivo".
Previo a la realización del aborto se requiere el consentimiento informado de la persona gestante expresado por escrito.
El profesional de salud que deba intervenir de manera directa en la interrupción del embarazo tiene derecho a ejercer la objeción de conciencia. Para ello deberá mantener su decisión en todos los ámbitos, público y privado, en que ejerza su profesión, y derivar de buena fe a la paciente para que sea atendida por otro u otra profesional en forma temporánea y oportuna, sin dilaciones.
Los centros de salud privados o de la seguridad social que no cuenten con profesionales para realizar un aborto a causa de la objeción de conciencia deberán prever y disponer la derivación a un lugar, de similares características, donde se realice efectivamente la prestación.
El personal de salud no podrá negarse a la realización de la interrupción del embarazo en caso de que la vida o salud de la persona gestante esté en peligro y requiera atención inmediata e impostergable.
Tampoco se podrá alegar objeción de conciencia para negarse a prestar atención sanitaria postaborto. El incumplimiento de los requisitos para ejercer el derecho de objeción de conciencia dará lugar a las sanciones disciplinarias, administrativas, penales y civiles, según corresponda.
Obras sociales y prepagas deben incorporar la cobertura integral y gratuita de la interrupción voluntaria del embarazo. Estas prestaciones quedan incluidas en el Programa Nacional de Garantía de Calidad de la Atención Médica y en el PMO con cobertura total, junto con las prestaciones de diagnóstico, medicamentos y terapias de apoyo.
El Estado tiene la responsabilidad de implementar la Ley número 26.150 de Educación Sexual Integral, estableciendo políticas activas para la promoción y el fortalecimiento de la salud sexual y reproductiva de toda la población.
Se modifica el artículo 85 del Código Penal, que quedará redactado de la siguiente manera: "ARTÍCULO 85. - El o la que causare un aborto será reprimido: 1º) Con prisión de TRES (3) a DIEZ (10) años, si obrare sin consentimiento de la persona gestante. Esta pena podrá elevarse hasta QUINCE (15) años si el hecho fuere seguido de la muerte de la persona gestante. 2º) Con prisión de TRES (3) meses a UN (1) año, si obrare con consentimiento de la persona gestante, luego de la semana CATORCE (14) de gestación y siempre que no mediaren los supuestos previstos en el artículo 86".
El artículo 86 quedará redactado así: "No es delito el aborto realizado con consentimiento de la persona gestante hasta la semana CATORCE (14) inclusive del proceso gestacional".
Si llegaste hasta acá…
Es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. Página/12 tiene un compromiso de más de 30 años con ella y cuenta con vos para renovarlo cada día. Defendé la otra mirada. Defendé tu voz.
Ashli Babbitt: la veterana del Ejército y seguidora de Trump que acabó abatida en el Capitolio
La mujer recibió un disparo en medio del asalto al Congreso y falleció en el hospital. En sus redes sociales, se palpa la obsesión por el presidente saliente y su marido la define como una “patriota”
En sus últimas horas de vida, Ashli Babbitt se dedicó a una de las actividades favoritas de su líder: tuitear. De forma compulsiva, la mujer publicó o reenvió decenas de mensajes en su cuenta de Twitter sobre las protestas que cercaban el Capitolio en Washington. Ella estaba allí, entre los centenares de seguidores ―o fanáticos― de Donald Trump que se manifestaban a las puertas del Congreso el día en el que Joe Biden debía ser ratificado por la cámara como presidente de Estados Unidos. En ese lugar, Babbitt perdió la vida tras recibir un disparo.
“Nada nos va a parar, la tormenta está aquí y llegará a Washington en menos de 24 horas. De la oscuridad, a la luz”, publicó en Twitter el día anterior a la irrupción violenta en el Capitolio, instigada por Trump precisamente desde la misma red social. Todos sus mensajes se dedicaban a defender a su presidente y a avalar las diversas teorías de la conspiración sobre un supuesto fraude en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Ashli Babbitt, de 35 años y residente en San Diego (California), era una veterana de las fuerzas aéreas de Estados Unidos. Desde hace años, gestionaba un servicio de mantenimiento de piscinas junto con su esposo, Timothy McEntee. El marido de la fallecida habló con una emisora local de San Diego para explicar estos detalles, además de asegurar que era una “gran patriota”. Explicó que no la acompañó a Washington porque tenía que hacerse cargo de asuntos relacionados con su negocio. En declaraciones a otros medios, llegó a confesar que no sabía que su mujer había viajado a la capital. La suegra de Babbitt se mostró menos entusiasta cuando habló con la cadena Fox: “Sinceramente, no sé por qué decidió ir”.
Su vida se desarrollaba en las redes y su muerte también. Segundos después de recibir el tiro que la abatió, ya circulaban varios vídeos con sus últimos minutos. En uno de ellos, se observa a una turba tratando de pasar por una puerta, hasta que un ruido seco les hace detenerse y un cuerpo cae desplomado. Es el de Babbitt, con un reguero de sangre en la cara. Allí había muchos móviles y otra de las grabaciones refleja lo que sucedió al otro lado de la puerta acristalada: se ve claramente la mano que ejecuta el disparo apuntando a los asaltantes. En este segundo vídeo, parece que la fallecida estaba encaramada, sobresaliendo por encima del resto de manifestantes.
Vídeo | El asalto al Capitolio
El jefe de policía de la capital confirmó que el disparo lo ejecutó un agente del Capitolio y que se ha iniciado una investigación para aclarar lo sucedido. En la misma jornada, otras tres personas fallecieron en medio de los altercados.
En la última grabación en la que aparece Babbit con vida, ella mira hacia arriba, al vacío, parece que se le corta la respiración. Tiene el cuello lleno de sangre. A un lado, un grupo de policías armados. Al otro, los seguidores de Trump la apuntan con sus móviles. Ambos grupos se enzarzan en una pelea de gritos ensordecedores. El último plano es el de la mujer iluminada con una linterna de móvil, para que la grabación tenga mejor luz.
Ocho tesis marxistas que podrían sorprenderte
Hay muchas formas de interpretar a Marx. Algunas son legítimas. Otras solo buscan desestimar a Marx invocando una retórica anticomunista, que sigue resonando en nuestros días. Se burlan de él como si hubiese sostenido un determinismo económico vulgar o arremeten contra sus análisis y predicciones como si hubiesen sido mal concebidas.
Por supuesto, Marx no tuvo razón siempre (¿y quién sí?). Pero estuvo en lo correcto o al menos realizó afirmaciones justificadas más a menudo de lo que la gente cree. Todavía hoy vale la pena prestarle atención.
Entonces, con la mira puesta en refutar algunas de las descripciones más desengañadas de este gran pensador socialista, aquí repaso ocho tesis que cualquier interpretación creíble de Marx o del marxismo debería considerar.
1
Marx no se contentó con rechazar el capitalismo. En realidad, el capitalismo era algo que le impresionaba. Argumentaba que era el sistema más productivo que el mundo había visto.
En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sometimiento de las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como por ensalmo […] ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de producción?
2
Marx predijo con precisión que el capitalismo fomentaría lo que hoy se denomina «globalización». Percibió que el capitalismo estaba creando un mercado mundial en el marco del cual los países se volverían cada vez más interdependientes.
La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita. Entre los lamentos de los reaccionarios destruye los cimientos nacionales de la industria. Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas […] Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones.
3
A diferencia de lo que sucedía en las sociedades anteriores, que tendían a conservar las tradiciones y las formas de vida, el capitalismo se desarrolla inventando formas de producción nuevas y alternativas que afectan el modo en que vivimos. Las tecnologías cambian nuestras vidas a un ritmo cada vez mayor. Los viejos productos le abren paso a los nuevos (y a quienes los producen).
A pesar de que los capitalistas describen típicamente este proceso como un bien puro y sin contradicciones, la realidad es que puede llegar a ser profundamente perturbador, aun cuando algunos cambios específicos son positivos. Puede llevar a que la gente sienta que sus valores y modos de vida ya no tienen lugar en el mundo, que perviven en la inutilidad. También debe decirse que el empleo de nuevas tecnologías y métodos de producción, con la mira puesta exclusivamente en la ganancia, puede llevar a consecuencias imprevistas. En nuestra época, no caben dudas de que Marx apuntaría contra el cambio climático como una consecuencia del capitalismo no regulado.
La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. […] La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes. Las relaciones inconmovibles y mohosas del pasado, con todo su séquito de ideas y creencias viejas y venerables, se derrumban, y las nuevas envejecen antes de echar raíces. Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por la fuerza de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás.
4
Las grandes empresas, la concentración de la riqueza y los nuevos métodos de producción hacen que sea cada vez más difícil que profesionales independientes y comerciantes mantengan su estatus. Pierden de repente la calificación necesaria para el trabajo o terminan trabajando para empresas que expulsan del negocio a sus pequeños comercios. En otras palabras, Marx anticipó la «walmartificación» de las sociedades capitalistas.
Toda una serie de elementos modestos que venían perteneciendo a la clase media, pequeños industriales, comerciantes y rentistas, artesanos y labriegos, son absorbidos por el proletariado; unos, porque su pequeño caudal no basta para alimentar las exigencias de la gran industria y sucumben arrollados por la competencia de los capitales más fuertes, y otros porque sus aptitudes quedan sepultadas bajo los nuevos progresos de la producción.
5
Marx no buscaba la abolición de toda propiedad. No quería que la gran mayoría de la población poseyera menos bienes materiales. No era un utópico antimaterialista. Se oponía a la propiedad privada concebida como la gran propiedad y la riqueza concentrada que poseían los capitalistas y la burguesía. De hecho, hacia el final del siguiente fragmento, Marx y Engels acusan con sorna al capitalismo de privar a las personas de su «propiedad bien adquirida».
Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros.
Así entendida, sí pueden los comunistas resumir su teoría en esa fórmula: abolición de la propiedad privada.
Se nos reprocha que queremos destruir la propiedad personal bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano, esa propiedad que es para el hombre la base de toda libertad, el acicate de todas las actividades y la garantía de toda independencia.
¡La propiedad bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano! ¿Os referís acaso a la propiedad del humilde artesano, del pequeño labriego, precedente histórico de la propiedad burguesa? No, esa no necesitamos destruirla; el desarrollo de la industria lo ha hecho ya y lo está haciendo a todas horas.
6
Marx pensaba que los seres humanos tienen una inclinación natural a sentirse conectados con los objetos que han producido o creado. Llamaba a esto «objetivación» del trabajo, con lo cual quería decir que ponemos algo de nuestra parte en nuestro trabajo. Cuando no podemos conectar con nuestra propia creación, cuando nos sentimos «externos» a ella, se produce la enajenación. Es como si esculpiéramos una estatua, y luego alguien nos la robara para no permitirnos mirarla ni tocarla nunca más. Marx argumentaba que los trabajadores y las trabajadoras en las fábricas del siglo diecinueve estaban en una posición semejante a esta.
¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo?
Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado.
7
Marx quería que fuésemos capaces de liberarnos de la tiranía de la división del trabajo y de las largas jornadas laborales, que no permiten que los individuos desarrollen diversas capacidades y talentos. Nos convertimos en sirvientes de un tipo de actividad y no desarrollamos otras dimensiones de nuestra personalidad. En un pasaje que escribió durante su juventud, donde deja ver sus aspiraciones, expuso su punto de vista como sigue:
En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crítico crítico, y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos.
8
Marx no sostuvo un determinismo económico vulgar. La cuestión de cómo actúa y piensa la gente era muy importante para él. En una carta que Engels escribió luego de la muerte de Marx, enfatizaba la importancia de la economía, pero también quería dejar en claro que Marx y él habían sido malinterpretados, y que en parte esto era su responsabilidad. Puede notarse el señalamiento contra los marxistas al final del fragmento.
El que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de las acciones y reacciones. Pero, tan pronto como se trataba de exponer una época histórica y, por tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa, y ya no había posibilidad de error. Desgraciadamente, ocurre con harta frecuencia que se cree haber entendido totalmente y que se puede manejar sin más una nueva teoría por el mero hecho de haberse asimilado, y no siempre exactamente, sus tesis fundamentales. De este reproche no se hallan exentos muchos de los nuevos «marxistas» y así se explican muchas de las cosas peregrinas que han aportado….
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