Cada mes, el Consejo Mundial del Oro publica un listado con las reservas de oro con que cuentan los bancos centrales de los distintos países. Unas cifras, facilitadas por éstos al Fondo Monetario Internacional (FMI) que no quieren decir, ni mucho menos, que sean la cantidad total de oro que se encuentran en sus cámaras acorazadas, ya que es bastante habitual que los bancos centrales solo custodien una parte, mientras que el resto de las reservas se encuentran en otras instalaciones de otros países (habitualmente Londres o Nueva York).
En los últimos meses hemos asistido a la polémica creada en torno a la repatriación de las reservas de oro de Alemania, que el Bundesbank tenía repartidas, además de en Francfort, por los bancos centrales de Francia, Inglaterra y Estados Unidos. De hecho, hace apenas unas semanas que el propio banco central alemán anunciaba el final de su programa de repatriación de reservas, cuyo objetivo era que más de la mitad de los lingotes de oro del Bundesbank se alojasen en territorio alemán.
El argumento de que se alojaban en lugares como el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal, centros internacionales de negocio del oro, no solo no convenció a determinados ‘lobbies’ del país que pedían el retorno del oro expatriado, sino que incrementaba las sospechas de que el Gobierno de EEUU pudiera haber estado haciendo negocios con el oro alemán.
Sin embargo, otros países como Argentina buscan exactamente esa posibilidad: movilizar parte de sus reservas de oro en uno de estos centros de negocio, para obtener un rendimiento a cambio.
Ésta es la decisión que ha adoptado el Banco Central de la República Argentina, que va a enviar un total de 11 toneladas de lingotes de oro, valoradas en unos 462 millones de dólares, a Londres, con el objetivo de negociar con ellas y obtener la certificación “Good Delivery” para unos lingotes que fueron adquiridos por la anterior Administración y sobre los que el actual Gobierno argentino alberga serias dudas.
Según informa el diario argentino Clarín, este oro se va a “alquilar en los mercados internacionales” y “se reinvertirá en operaciones más rentables (generalmente se elige un swap de yenes), generando así una operación de carry trade”.
El diario cita a fuentes del Banco Central de la República Argentina, que aseguran que esta práctica ya se realiza con todo el oro que tienen en Londres, “porque el colocarlo en esa plaza financiera podemos ampliar su utilización”, lo que confirma el hecho de que estas 11 toneladas no son la única parte de las reservas de oro argentinas que van a alojarse en la capital inglesa.
Desde el Banco quieren tranquilizar a la opinión pública argentina asegurando que “los lingotes no se venden, se rentan”, por lo que las reservas de oro del país seguirán contando con la misma cifra. Según Clarín, los lingotes se “alquilan” por 30 puntos básicos y se invierten por 150, lo que arroja una diferencia de tasas de 120 puntos básicos.
Los últimos datos publicados por el Consejo Mundial del Oro atribuyen a Argentina unas reservas en oro de 61,7 toneladas (el 5,3% de sus reservas totales), lo que la sitúan en el puesto 45 del mundo.
Como hemos publicado en Oroinformación, el Banco Central de la República Argentina vendió un total de 1,9 toneladas de sus reservas de oro en el pasado mes de julio, con lo que la cifra total descendió hasta 59,8 toneladas. Sin embargo, en agosto volvió a adquirir esa misma cantidad, 1,9 toneladas. Una operación “bandoneón” que podría tener relación con esta “expatriación voluntaria” de parte de su oro a Londres.
Certificado de calidad
Por otro lado, el Gobierno argentino quiere también aclarar las dudas que existen sobre la calidad de los lingotes de oro adquiridos en 2012 por orden de la anterior gobernadora del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont: una operación de compra de urgencia, por valor de 402 millones de dólares, a Estados Unidos, para hacer frente a la posibilidad de embargo de los bienes de Argentina en el exterior.
Posteriormente, como informa Clarín, se trató de vender ese oro, pero la amenaza de los fondos buitre impidió que se pusiera en el mercado exterior.
Al parecer, se trataba de lingotes que no contaban con el sello “Good Delivery”, otorgado por la London Bullion Market Association (LBMA), por lo que su calidad no estaba reconocida.
El proceso de “certificación” del oro argentino supondrá, según expertos consultados por Oroinformación, un coste adicional para las arcas argentinas, ya que el proceso requiere un análisis de los lingotes y, probablemente, una refundición de los mismos para que alcancen el 99,99% de pureza, necesaria para considerarse “Good Delivery”.
El traslado del metal se realizará por vía aérea, en dos vuelos regulares, con una carga de unos 500 lingotes cada una (alrededor de cinco toneladas), que supondrán la cuarta parte de la carga total que pueden transportar los aviones en cada vuelo. Según Clarín, la factura del envío ascenderá a unos 140.000 dólares.
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