Por Mempo Giardinelli
Quién sabe los lectores/as, pero, ante la impudicia con que se manejan las 16 offshores que tiene el presidente Macri en un montón de cloacas fiscales, más la desvergonzada protección mediática a la banda de funcionarios, amigos y parientes, esta columna se escandaliza ante tanta desvergüenza.
Ya veníamos colmados de asombros por la ola de despidos, el endeudamiento externo, la desaprensión y los buitres. Pasábamos de una indignación a otra con el clasismo racista de los Sres. Aranguren y Prat-Gay, el negacionismo de los ministros Lopérfido y Triaca, y el veloz e inconstitucional proceso de nombramiento de dos nuevos cortesanos gracias a los servicios del muy servicial y menemista Sr. Pichetto. Pero estos tipos vienen ahora a superarse hasta límites inconcebibles: modifican por decreto la ley que limitaba, a duras penas, la venta de tierras a extranjeros.
Colmo de la entrega, el servilismo y los negocios con los bienes nacionales, estos tipos son los Roca de este tiempo. Rifarán la poca tierra pública que aún quede, como ya ha empezado en la Ciudad de Buenos Aires, donde la Legislatura aprobó la creación de la Agencia de Bienes Sociedad del Estado CABA, facultada para negociar la compra, venta, alquiler, concesión, canje de inmuebles y parques de todos los barrios porteños. Quitan así a los habitantes de la ciudad toda decisión democrática sobre el destino y uso de los bienes públicos. Al revés de las grandes ciudades del mundo que los cuidan y aumentan en favor del bienestar ciudadano, los macristas achican el patrimonio vecinal: los dos gobiernos PRO en la ciudad ya hicieron perder casi 200 manzanas de inmuebles públicos. Y ahora esta ley consagra la impunidad de los negocios inmobiliarios, que en manos de “desarrolladores” ya andan anunciando la creación de “Polos” que no aportan nada ni respetan la identidad e historia de los barrios, y sólo atraen empresas que obtendrán enormes ganancias con los bienes que son de todos. Y a ver si aciertan los nombres y parentescos de esos “desarrolladores”... Y lo peor es que esto fue votado por 42 legisladores, entre ellos Graciela Ocaña, con la inesperada y para muchos inexplicable abstención de los diputados Gabriel Fuks y Carlos Tomada.
Estas cosas evocan el decenio de Carlos Menem, quien al menos algunas veces era gracioso y miren lo que uno termina diciendo... Pero estos tipos son peores que Menem, porque la entrega del patrimonio público y la bajada de lienzos hasta más allá de las rodillas se hace ahora con pretendidos matices economicistas que son ideológica y fácticamente fascistas. Y además de antinacionales y colonizados estos tipos son corruptos hasta la médula.
No importa si son 16, 4 o una sola las cuentas que el presidente abrió con sus primos, padre, socios y amigos. No importa si esas cuentas están en Bahamas, Panamá o Suiza, que es donde efectivamente están. Lo que importa es que eso no se hace. Para decirlo con su viejo eslogan: No está bueno evadir impuestos. No está bueno tener cuentas secretas. No está bueno inventarse ahora una ley a medida para autoblanquearse, y encima autojustificándose con que lo hacen para beneficiar a jubilados. No está bueno ser tan hijos de la tiznada, como se dice en México para no decirlo en plan grosero.
No importa si se llaman Fleg Trading Ltd, o Kagemusha SA, u Opalsen SA. No importa si crearon ocho sociedades en Panamá llamadas Orion Alliance Corporation, Atoll Services Group Inc, Pymore Ventures Holding SA, Danae Alliance Company SA, Aspent Portfolio SA, Rockford Holding Group SA, Cap Loren Panamá SA y Metro Consulting PTY. No importa si están a nombre de los Sres. Franco, Mariana, Gianfranco, Caputo, Calcaterra o sus esposas. No, lo que importa, lo único que importa es que todo eso está mal. Eso no se hace.
Ni se hacen circos mediáticos para engañar al Soberano. Como cuando la ex presidenta hizo escala en las Islas Seychelles dizque “para lavar dinero”, lo que nunca se probó. O como ahora la compacta persecución judicial a CFK, a la que es cada vez más dudoso que encarcelen, porque no les conviene. Es mejor negocio para ellos el acoso, el escándalo y la condena mediática, seguir embarrando la conciencia colectiva, agraviar y mentir dando por probado lo que no lo está. Y es que saben que, si la meten presa, Cristina va a crecer y eso es lo que más temen. De ahí que el juez aficionado a la caza y coleccionista de armas seguirá en el candelero de La Nación y de Clarín haciendo el show con sus fiscales y chirolitas.
Y aun si se probaran muchas de las acusaciones y latrocinios que se le atribuyen a CFK –lo que sería sin duda repudiable y un profundo dolor para millones de argentinos que la sostienen– hay que decir que estos tipos la superan en todo y dejan chiquitos a todos los chorros del kirchnerismo juntos. A los que esta columna jamás defendió, ni defenderá, expresidenta incluida, y bien estarán en la cárcel si acaso la merecen. Pero si así lo dictamina una justicia confiable y no ésta que padecemos, con la fanfarronería de gordos descorbatados que la van de cowboys, o la hipocresía del juez que pide informes de compatibilidad sobre Macri... a la Oficina Anticorrupción que dirige Laura Alonso, la más tendenciosa y parcial funcionaria macrista, creíble como el lobo disfrazado de Caperucita.
Estos tipos no tienen vergüenza. Y ése es el punto. Como no la tienen los legisladores que están meta votarles infames leyes antipopulares, antisociales y antinacionales.
Estos tipos van a hacer que este 9 de Julio sea de luto para la Constitución, la Democracia y nuestra Historia.
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