Por José Pablo Feinmann
Si gana un partido diferente al que viene gobernando la Argentina, ¿podrá en verdad cambiar la situación calamitosa en que nos encontramos? Esta vez la herencia será pesada en serio, mucho más que un término propagandístico o un concepto destinado a arrojar culpas sobre los otros. El gobierno de Cambiemos no hizo nada bien, todo le salió para el demonio y el que agarre esta papa caliente no podrá librarse de una buena quemadura. Los de Cambiemos le temen al populismo, pero el país está tan mal que hay poco margen para una mejora inmediata, que es lo que debería esperarse. Habría que restituir el trabajo y los empleadores tendrían que pagar salarios dignos. Pero sucede que las empresas han cerrado, han quebrado o están a punto de hacerlo. Basta recorrer avenidas como Santa Fe, Córdoba o Corrientes para verificar que el paisaje es desolador. Nos vamos, cerramos, liquidación final, últimos días son los significantes que se encuentran abrumadoramente. Las pymes han cerrado y todos los que en ellas trabajaban están en la calle viviendo la terrible situación de la indigencia. Además, el neoliberalismo muerde fuerte en América Latina. Es la era de la globalización de una derecha agresiva y hasta cruel. Y el caso de Venezuela demuestra hasta qué punto llega la injerencia externa en la actualidad. EE.UU. no ha intervenido militarmente en Venezuela pero ha expresado abiertamente su propósito de hacerlo. De hecho, lo hizo. Las declaraciones del vicepresidente Mike Pence fueron intervencionistas. Si llamó al pueblo venezolano a salir a las calles no está lejana la posibilidad de medidas más drásticas. Hay marines en la frontera de Colombia. Muchos lo dicen: se teme un baño de sangre en el país del oro negro. ¿Tolerarán una experiencia distributiva, cuasi populista en Argentina?
Primero harán lo posible por vencer en octubre, si es con fraude así lo harán. Antes seguirán con las percusiones judiciales. El gran objetivo es la prisión de Cristina Fernández. Todo apunta a eso. Cristina juega un papel algo indescifrable en todo esto. Todos se preguntan cuándo anunciará su candidatura. Algunos conjeturan que a Macri le conviene que se presente. Polarizar las elecciones, ése sería el objetivo. Habría un ballotage y el 40% de indecisos se volcaría por el actual presidente. Igual, la no decisión de Cristina ya preocupa a muchos. ¿Tiene alguna sorpresa reservada? ¿Cree que si no se presenta no la meten presa? Tiene razón Pino Solanas en pedirle una inmediata respuesta. Pasan los días y frente a Macri y Cambiemos hay indecisos y divididos. Los votantes están desvalidos. Hay demasiados candidatos y ninguno mide mucho. Apareció Lavagna en el verano y sus medias blancas bajo las sandalias acapararon los comentarios. Se habla de la unidad y todo parece conducir al amontonamiento. La izquierda permanece en lo suyo y muestra su disciplina para las concentraciones. El peronismo federal tiene una menguada presencia. Los ruidazos contra las tarifas vienen aumentando pero aún tienen poca concurrencia. La oposición se manifiesta en las calles, pero de a pedazos. No hay unidad para una gran manifestación, algo que realmente haga temblar al gobierno. A Macri le preocupan más Paolo Rocca y Techint que la oposición.
2019 será el año del show de Comodoro Py. Los gobiernos autoritarios de América Latina usan la justicia como arma de persecución. Lula está preso en Brasil y el juez que lo condenó es ahora ministro de Bolsonaro. Aquí seguirán con la corrupción. Hasta Lanata empezó una miniserie sobre la corrupción k. Netflix la rechazó pero no va a faltar quien le dé vía libre. Es parte de la campaña electoral de Cambiemos. Tanto como la agresión a C5N. Desmiente este gobierno neoliberal sus declamaciones democráticas y republicanas. C5N es el único canal realmente opositor. Si lo cierran que no hablen más de republicanismo ni democracia.
¿Qué espera Cristina? ¿Recién se pronunciará en mayo? ¿Se harán las PASO? Todos sabemos que la única manera de ganar en octubre será a través de la unidad de la oposición, incluida la izquierda. Haga lo que haga, pueda lo que pueda, un gobierno surgido del antagonismo inclaudicable al macrismo será mejor que vivir una segunda etapa de la pesadilla, posiblemente aún más profunda. El camino a Venezuela es Macri, no Cristina.
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