Lo confieso : no tuve ganas festejar el triunfo del 27 de octubre.
Los numeros no cierran. Del 30% en boca de urna, el macrismo pasa a 40%. Del 50-51%, el Frente de Todos pasa el 48%. Incomprensible en las calculadora y en la sociologia.
El discurso « ecumenico » de Macri sono falso como un dolar amarillo. El hecho de que solo lo acompanase en el escenario Pichetto tampoco déjà lugar a las ternuras. Su llamado a desayunar a Alberto Fernandez suena al oso que abraza para arrastrarte en su derrumbe. En toda evidencia se gano una batalla, pero estamos lejos de haber ganado la guerra. El 40% declarado del macrismo (aunque fuese 30% real) debe forzar las neuronas a no bajar ni un solo milimetro la guardia. El vaciamiento programado del pais (que forma parte del ADN de Cambiemos) ahora se delinea como estrategia a corto y mediano plazo. El 40% vociferado y seguramente trucho devela el caudal electoral de una Argentina partida en dos. No se puede ya mas hablar de las mentiras del 2015 sino de ideologia de mas de una tercera parte del pais, con una base territorial fuerte en Cordoba, Mendoza, CABA y Santa Fe. Ganglios de un cancer que los discursitos de amor no lograran disolver. El argumento del voto antiperonista no basta. Ni bastara tampoco esperar el 10 de diciembre regando los geranios. Acabamos de trunfar en una batalla, por cierto. Pero seria un error no interpretar que ella fue (y sigue siendo) parte de una guerra declarada por el Imperio y la oligarquia contra el pueblo. Nadie puede hacerse el distraido. Los Griegos dejaron su caballo frente a Troya para atacar luego, aprovechando el jolgorio de una fiesta incierta. Los Troyanos se tragaron el sapo de creer que el enemigo habia aceptado la derrota. La Patria no esta para brindis.
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