Proletarios Unidos, vieja consigna del padre del Socialismo Ciéntifico Carlos Marx, es un espacio que intentará reflejar, acercar y unir a todos aquéllos que se sientan parte de la clase trabajadora sin distinciones de partidos o ideologías. Así y con respeto, la idea es volcar temas, consignas, debates , opiniones, etc, para fomentar, acrecentar, valorar y concientizar el papel, el rol y los derechos de la clase trabajadora. Como manda la historia nacemos un 1 de mayo.
jueves, 16 de octubre de 2025
Ser revolucionaria
Ser revolucionaria no es solo un título, es una postura ante la vida, una necesidad que nace de la más profunda convicción. Soy revolucionaria porque me niego a aceptar las injusticias como destino ineludible. Es una decisión radical que busca la raíz de los problemas, no solo aliviar los síntomas. Soy revolucionaria por la justicia social: porque creo en un mundo donde la dignidad no sea un privilegio, sino un derecho universal. Me mueve la imagen de aquellos que son marginados, de la desigualdad que fragmenta a nuestras sociedades, y la vocación de que "en la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre", como nos enseñó Martí. Soy revolucionaria por la verdad y la conciencia: porque la indiferencia es complicidad. Es mi deber no callar ante la opresión, la mentira o la corrupción que intenta corromper la cultura y los valores colectivos. Me rebelo contra la pasividad y el cinismo, y mantengo la fe inquebrantable en el mejoramiento humano. Soy revolucionaria por el futuro: no espero que el cambio caiga por sí solo; lo construyo cada día con acción, con pensamiento crítico y con la firme voluntad de transformar la realidad. La revolución es la lucha constante por crear una sociedad nueva, más equitativa y soberana, que defienda la plena dignidad de cada ser humano. Ser revolucionaria es nacer de nuevo cada mañana con el compromiso de no rendirse. Es ser rebelde para poder ser creativa, y mirar siempre al horizonte de la humanidad, sin que nadie tenga derecho a mirar a otro desde arriba, a no ser que sea para ayudarlo. Por todo esto, mi vida y mis actos son una permanente revolución.]Ser revolucionaria no es solo un título, es una postura ante la vida, una necesidad que nace de la más profunda convicción. Soy revolucionaria porque me niego a aceptar las injusticias como destino ineludible. Es una decisión radical que busca la raíz de los problemas, no solo aliviar los síntomas. Soy revolucionaria por la justicia social: porque creo en un mundo donde la dignidad no sea un privilegio, sino un derecho universal. Me mueve la imagen de aquellos que son marginados, de la desigualdad que fragmenta a nuestras sociedades, y la vocación de que "en la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre", como nos enseñó Martí. Soy revolucionaria por la verdad y la conciencia: porque la indiferencia es complicidad. Es mi deber no callar ante la opresión, la mentira o la corrupción que intenta corromper la cultura y los valores colectivos. Me rebelo contra la pasividad y el cinismo, y mantengo la fe inquebrantable en el mejoramiento humano. Soy revolucionaria por el futuro: no espero que el cambio caiga por sí solo; lo construyo cada día con acción, con pensamiento crítico y con la firme voluntad de transformar la realidad. La revolución es la lucha constante por crear una sociedad nueva, más equitativa y soberana, que defienda la plena dignidad de cada ser humano. Ser revolucionaria es nacer de nuevo cada mañana con el compromiso de no rendirse. Es ser rebelde para poder ser creativa, y mirar siempre al horizonte de la humanidad, sin que nadie tenga derecho a mirar a otro desde arriba, a no ser que sea para ayudarlo. Por todo esto, mi vida y mis actos son una permanente revolución.
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