Edgardo Bauza es un obsesivo. En realidad toda su vida lo fue. Además es un apasionado con conceptos e ideas claras. Desde su General Baigorria natal quiso jugar en Rosario Central (club del cual se hizo hincha porque cerca de su pueblo se encontraba la ciudad deportiva canalla y su padre fue jugador hasta inferiores) y lo logró. Su debut en primera fue ante Quilmes, en 1977, en la goleada por 4 a 0 del equipo rosarino dirigido por maestro Carlos Timoteo Griguol.Paton_bauza.png
Timoteo Griguol no solo lo hizo debutar, sino que fue el técnico que más influyó en su carrera, a pesar de haber estado bajo las órdenes de César Luis Menotti, en la previa del Mundial ´82 al cual no sería llamado, y posteriormente de Carlos Salvador Bilardo, en un Italia ´90 en el que no jugó ni un minuto: “Me siento un privilegiado por haber escuchado a los dos y haberlos visto trabajar a los dos. Lamentablemente se volvieron extremistas, y al sumarse el periodismo a esa disputa, nos perdimos la posibilidad de que se juntaran a debatir ideas y nos enriqueciéramos con sus conceptos. ”, declaró alguna vez el Patón, aunque en el barrio ese era el apodo de su hermano Daniel, Edgardo era “el Patón chico”.
Quien es detrás de Ronald Koeman, Daniel Passarella y Fernando Hierro, el cuarto defensor central que más goles convirtió en Primera en la historia del profesionalismo, jugó en Central e Independiente y en el exterior lo hizo en Junior de Barranquilla y Tiburones Rojos de Veracruz.
Durante su primera etapa como jugador y cansado de escuchar que “al jugador solo le interesaba la pelota”, militó en el Partido Socialista Auténtico y fue concejal con el fin de dejar una buena huella para que la sociedad cese de estereotipar al futbolista como un ser no político. “Siempre me molestaron las desigualdades sociales. Yo tenía compañeros que laburaban, e igual no tenían posibilidades”, contó.
Si bien el destino lo llevó a ser futbolista, aunque siempre se sintió un sapo de otro pozo en el ambiente del fútbol, continuamente se mantuvo al tanto de lo que pasaba en su barrio y en el resto de la sociedad hasta llegar a la conclusión de que el problema de fondo es la desigualdad. Sin título
El Patón Socialista pensó alguna vez que la trata y la prostitución se potencian al haber desigualdad social y pobreza. Se preguntó y respondió a la vez: ¿por qué alguien tiene que salir a chorear? Porque no tiene otras posibilidades o porque tiene hambre.
El DT que salió campeón de la Copa Libertadores de América con Liga Universitaria de Quito y San Lorenzo, y además dirigió a Rosario Central, Velez Sarsfield, Colón de Santa Fe, Al-Nassr y San Pablo cuenta que el único secreto es la solidaridad y que el fútbol es mucho más simple de lo que nos quieren hacer creer, por eso, para tomarse un tiempo de recreación y no escuchar el circo mediático que constantemente lo rodea, juega al tenis cuatro veces por semana. Además el deporte le sirve para canalizar todo, ya que no es de expresar las cosas que le pasan.
Quien asevera que el único carrilero por izquierda es Fidel y que todos los demás, cuando hay un penal, lo patean de derecha, no puede entender que ahora la juventud elija un videojuego por encima de un libro, cuando él en las largas noches de concentración, las cuales existían los celulares y videojuegos, se obsesionaba con los policiales hasta que llegó a sus manos una obra de José Ingenieros que le permitió tener otra cosmovisión del mundo que le permitió llegar a discutir con los discursos de Juan Domingo Perón.
Como es un obsesivo, llegó a leer tres biografías de Nelson Mandela (aunque admite que quiere saber más) y sacó una conclusión que traslada al fútbol: “Que los errores forman parte del ser humano, pero que obviamente la lucha por los ideales es algo que fortalece y es algo por lo cual no hay que resignarse. La convicción que a uno lo moviliza es la razón de vivir. Que una persona puede olvidarse de todo lo que le hicieron vivir”.
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