En las últimas décadas la política Argentina en general ofrece una regularidad asombrosa en su
“decadencia”, que año a año sólo difiere –respecto al inmediato anterior- en la mayor profundización
de la gravedad de la situación. Es así que “Cada gobierno nuevo es peor que el anterior”,
cual quiera sea su color, ideología, origen social, raza o nivel intelectual y cultural.
Inexorablemente el país exhibe una constante y agravada repetición de su fracaso
“de la mano de una clase dirigente mayoritariamente mediocre, indigna y abyecta en todos sus ámbitos”,
sentencia ya usada en otros artículos de este ejemplar, pero que debe repetirse una y otra vez para lograr,
por insistencia, que se tome nota de esa realidad, para que nadie crea que con las mismas causas pueden
obtenerse resultados diferentes a los ya conocidos.
“Gobierne quien gobierne y el día después”
En septiembre de 2010 (“Gane quien gane”; Patria Argentina Nº 270, Pág. 3), un año antes de la
elección presidencial del 2011, señalé los graves problemas de distinta naturaleza que debería enfrentar
el candidato que resultara victorioso. Finalmente triunfó Cristina Fernández de Kirchner, con
más del 54% de los votos.
Sostuve, además, que “…los políticos ni la partidocracia, cualquiera sea su signo, raza o color,
no discuten ni se diferencian por sus ideas, ni confrontan proyectos distintos. Sólo disputan el poder
por el poder mismo, encarnan proyectos personales y sólo rivalizan o coinciden en función de los negocios
y negociados que puedan armar desde el gobierno. También, reiteré lo que expresara en
muchas oportunidades: los políticos de la supuesta oposición son iguales o peores que los Kirchner”.
“Por lo tanto, la “agenda” -como les gusta decir a los políticos- no está prevista ni pensada ni concebida
previamente, a la manera de las antiguas “plataformas o planes”. No tienen -ni siquiera un
borrador- de proyectos políticos, estratégicos ni tácticos.
Todo se reduce a “hacer o gestionar” el día a día. El proyecto o los planes le son impuestos desde
el Poder Mundial. A los “gerentes” les otorgan para que “gestionen” sólo una pequeña zona de
acción bien delimitada, a la manera de una calle, en la cual se pueden mover con relativa libertad de
acción, y que en general se encuentra relacionada con el funcionamiento de la administración pública
o ‘la interna del gobierno’”.
“Ello es así, porque en estos tiempos de “globalización” o “mundialización”, las “naciones
o estados nacionales” han sido superados como sujetos de primer orden de la política internacional”.
“La situación del país, de sus políticos y de la partidocracia en la actualidad no escapa a dicha realidad.
Entretenidos y obsesionados por obtener los mejores resultados de las elecciones en desarrollo, se agotan
en la chicana electoral de tiro muy corto y, por supuesto, ni piensan en el “día después”, o lo que se proponen
hacer con el país. Ese es el fundamento por el cual continúo sosteniendo que Gane quien gane,
nada va a cambiar para bien después de 23 octubre de 2011, excepto algunas caras”.
“Recién, a partir del “día después”, los que salgan gananciosos podrían a comenzar -con mucha
suerte- a interesarse por el destino nacional, pero el problema es que no tendrán tiempo disponible para
ese fin…”; apenas le quedan de 40 a 50 días para asumir.
¡Es el Sistema! ¡Estúpido!
En “La herencia explosiva, la tragedia y la cucaracha” (Patria Argentina de septiembre
2015, Nº 324; Pág. 8) hice referencia al artículo “Gane quien Gane”, mencionado precedentemente,
afirmando que “Por supuesto, nada se hizo para solucionar los problemas que hace cinco
años se denunciaban como críticos o muy críticos. Al contrario todos los índices de
referencia empeoraron y se sumaron otros nuevos. Pero la situación no explotó ni se
desbordó. Se siguió escondiendo la realidad debajo de la alfombra. Hoy la situación es
mucho peor y los instrumentos disponibles para solucionarla casi están desaparecidos
y los liderazgos para enfrentar y conducir la crisis siguen siendo inexistentes.
“¿Quién es el responsable de que la Argentina haya llegado otra vez, después de 12 años, al punto
de partida de una “nueva crisis”, que podría derivar en “tragedia” si otras causas convergen
simultáneamente en tiempo y lugar sobre un punto o situación explosiva?”
“En principio, la mayor carga de responsabilidad la tienen quienes ejercieron el poder desde el
2003 hasta la fecha: los Kirchner”.
“Pero no son los únicos, también están los corresponsables y cómplices de la partidocracia
-toda la oposición- y los personeros estables del Sistema y del “establishment”,
que participaron del festín de los corruptos por acción u omisión y se contentaron con
cumplir con el frío y anodino ritualismo legalista, creyendo que con esa farsa estaban
exentos de culpa o responsabilidades, como si la Argentina tuviera asegurada la ‘vida eterna’”.
“En otras palabras, el Sistema se agotó en su misma podredumbre, consumió todas las posibilidades
de seguir existiendo, perdió la vitalidad esencial, carece de los hombres y de las ideas necesarias
para seguir engañando. Sólo le queda el aparato, la inercia de las creencias de los dormidos,
algunos negocios que ofrecer, la formalidad legal administrativa…”.
“El “Estado de Partidos” y la “Democracia de Partidos” han desaparecido. Los “partidos”,
durante más de un siglo, en el que fueron actores centrales y ejes del funcionamiento político y del
Sistema se extinguieron absolutamente en el colapso político-económico del 2001. Los “partidos”
han sido reemplazados de hecho e inadvertidamente por los “medios de comunicación
y desinformación”, que a su vez representan la voluntad del capital financiero, de la plutocracia
nacional e internacional y del Imperio. La “corrupción” es el aceite que lubrica las distintas partes
que simulan la existencia del “partido” y del “sistema electoral”, es el único instrumento práctico,
técnico y mecánico que da sobrevida aparente a la “democracia” que está realmente muerta, pero
a la cual -por razones de conveniencia e ideológicas- nadie quiere hacerle la partida de defunción”.
“La “democracia de partidos”, un ente jurídico abstracto de estafa y de engaño, hace que el
pueblo vote pero no elija. Los candidatos de los “partidos” no son elegidos por los votantes, sino
que son seleccionados (o compran su cargo), por el aparato privado mafioso o semi-mafioso que
arma las listas y tiene la suficiente capacidad económica y mediática para afrontar la campaña electoral.
Es mentira que representen al pueblo. Representan al grupo o aparato privado mafioso
que los incluyó en las listas. A este engendro le llaman “democracia representativa”, cuando
en realidad no representan a nadie;…”.
“Es por eso que la “Política en el Sistema” se ha degenerado absolutamente, dejó de
ser un cuestión de “Instituciones Políticas” con un sistema de ideas y una tradición, para
pasar a ser una cuestión de “personas” –cuanto más conocidas por el público mejor- sin ningún
compromiso ideológico y moral, con actitudes y decisiones siempre oportunistas y fácilmente cambiantes…”.
Finalizaba concluyendo:
“Sólo nos queda por agregar, que la raíz de los problemas argentinos están en su
espíritu y en su moral, pública y privada. La sanación debe comenzarse por el alma individual
y colectiva. Ese es el punto decisivo.
Los problemas y desequilibrios materiales, económicos-financieros e inclusive los delictivos
o de inseguridad se arreglan por añadidura. Por el contrario, pretender solucionar
los segundos desatendiendo a lo principal, ahondará el pozo donde seremos enterrados”.
La “Grieta”
“La grieta sigue abierta y se profundiza” (Patria Argentina del 21 de enero de 2016, Nº
328; Pág. 8), fue señalado, además, como el artículo principal en la tapa del periódico.
“’La grieta’ es una palabra y una idea que puso en circulación Jorge Lanata en su programa
“Periodismo para todos” en 2013 y que luego se transformó en moda, para definir la división entre
los argentinos. Es justo decir que Lanata trabajó y realizó todos los esfuerzos posibles para que “la
grieta” fuera una realidad cotidiana, operante y cada día más grande en el transcurso de los tres últimos
años, en lugar de contribuir a reducirla o eliminarla. Para ello contó con la eficaz y valiosa colaboración
de la Presidente Cristina Kirchner y del “Kirchnerismo” gobernante, juntamente con la de los
“medios de comunicación” dependientes y supuestamente independientes y de un variopinto
número de personajes del Sistema”. “Aplicado al caso argentino “la grieta” trata de
la “división o desunión o separación” que amenaza la solidez o unidad de la Nación y de su pueblo”.
“La actual “grieta” no es la primera, sino que hemos enfrentado y sufrido muchas en nuestra historia.
Probablemente ésta sea la continuidad de la que se originó en 1955 con el derrocamiento
de Juan Domingo Perón, se mantuvo irresuelta en los años 70 a pesar de la guerra
desatada por el terrorismo y la subversión y permaneció latente hasta agudizarse con el colapso
político-económico del 2001, sin que hasta ahora haya podido encontrar un cauce indiscutible
y definitivo, debatiéndose en un permanente equilibrio inestable…”
“El historiador y agente de influencia británico Harry Ferns (“Argentina”– Ed., Sudamericana; t.,
Bs.As.; 1983; Pág. 247), refiriéndose a la Argentina instrumentada durante el gobierno de Perón dice:
“como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta muy difícil imaginar
cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón”. Y esa guerra prefabricada
por los anglo-norteamericanos, fue planificada y ejecutada a través de las organizaciones subversivas
y terroristas en la década del 70, teniendo como resultado final la destrucción de la Fuerzas Armadas…”
“En el comportamiento y en las actitudes sociales es en donde más claramente se manifiesta “la grieta”,
bajo la forma de un feroz antagonismo y una manifiesta intolerancia entre “kirchneristas” y
“antikirchneristas” (macristas y kirchneristas), que cada vez se está ahondando más y
profundiza la separación entre los argentinos”. “La confrontación “…está siendo manipulada
inadvertidamente con el “odio” como estrategia, con la bandera de la intolerancia
en alto y la agresión a flor de piel. De un lado y del otro se acusan de lo peor… Es evidente que
hubo un cambio de estrategia y comenzó la manipulación de los grupos sociales y, de la
vehemencia y el apasionamiento en la discusión se está pasando al “odio”, impulsado y estimulado por
los medios de comunicación y las redes sociales. … Esa manipulación no es inocente o azarosa, al
contrario, tiene fines bien determinados tendientes a alterar la paz social y la convivencia. Alguien o
varios, en ambos bandos antagónicos, deben ser los operadores responsables”.
“‘La grieta” existía pero se está profundizando.
Y en esto el gobierno de Macri tiene la principal responsabilidad, porque su función esencial
como gobierno es velar por el orden y mantener la paz y la armonía social entre los argentinos. Alentar
la discordia desde el poder es simplemente suicida”.
“De la Grieta a la “Gran Tragedia”
En el artículo “Camino a la Gran Tragedia” (Patria Argentina de agosto de 2017, Nº 345; Pág.
8) advertí que las actitudes colectivas negativas persistentes durante un tiempo prolongado, se mutan
en una especie de forma de ser y terminan como “tragedia”.
Es así como “La ignorancia, la confusión, la extendida corrupción e inmoralidad, la desinformación,
la codicia, la avaricia, la envidia, el egoísmo, el resentimiento y otras desgracias
más, exaltadas y a la vez toleradas públicamente, favorecen la disolución social y propician
la decadencia espiritual, intelectual y material, constituyendo el seguro pavimento
conducente a una tragedia colectiva y, en el caso argentino, de una tragedia nacional”.
“Cuando la virtud y los valores más excelsos de la persona humana están reducidos o replegados al
ámbito privado y las actitudes positivas no trascienden ni influyen en lo público, se acelera el proceso de
descomposición social, moral e intelectual, privado y público, y desemboca en situaciones o sucesos
luctuosos y lamentables, las que afectarán gravemente a las personas o grupos humanas
involucrados; estamos hablando en este caso del padecimiento de una tragedia”.
Precisamente, “‘la grieta’ y su profundización constituye la causa eficiente de la “Gran
tragedia” o el “Camino a la Gran Tragedia” de la Argentina”.
Tres meses más tarde, en el artículo “La grieta se profundizó y se resquebrajó el edificio
social…ahora le sigue el derrumbe” (Patria Argentina diciembre de 2017, Nº 349; Pág. 8), a
pesar de la victoria electoral de medio término del macrismo (22 de noviembre), señalé que:
“El “macrismo” seguirá siendo débil y esa debilidad quiere reemplazarla con marketing,
publicidad y la “política espectáculo”, sin darse cuenta que sus acciones fallidas
alimentan la caldera de la “Gran Tragedia”. “Los “peronismos” expresan la mayor cuota
opositora, pero su fragmentación y la falta de un liderazgo definido, junto con la ausencia
de ideas/proyectos claros y superadores, de su magra producción intelectual, lo convierten
en un actor ciego, oportunista, sin rumbo, operado por fuerzas oscuras que
finalmente los hacen siervos de intereses extranjeros y plutocráticos”.
“Ni uno ni otro sirven al interés nacional y su mutua y errática interacción agrandan
“la grieta” y, por lo tanto, acelera la ocurrencia de la ‘Gran tragedia’”.
Consideré en ese momento, que esa “Gran Tragedia” sólo podrá ser evitada si Dios N.S.
misericordioso concede al pueblo argentino una gracia extraordinaria y especialísima,
con su protección y auxilio. Caso contrario, los argentinos sufriríamos en carne propia una tribulación
por nuestro extravío moral y soberbia, la pérdida del sentido común, de la sensatez, y por la
falta de amor y temor de Dios. Estamos yendo por ese camino.
Conclusión
Poco es lo que se puede agregar a esta compilación, que cubre los nueve últimos
años y que pretende resumir las principales ideas sobre las sucesivas y repetidas causas
de nuestra decadencia nacional. Casi todo fue dicho. Se deben agregar las predicciones
pronunciadas por Don Orione en 1935.Es un mito el afirmar que los países no
se suicidan ¡Sí se suicidan! Además, por su imbecilidad y corrupción espiritual, los pueblos
pueden ser inducidos al suicidio.
El que quiera entender que entienda, pero la realidad no soporta más el “diletantismo”
(1) del actual Sistema o Régimen de autoextinción.
Nota:
(1) Sutil degeneración intelectual y de la voluntad, que se caracteriza por el interés o cultivo de uno o varios
campos del saber tan sólo como aficionado y no como profesional, sin la capacidad o conocimientos ni la
preparación necesarias.
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