Preocupación oficial por el crecimiento explosivo de las Lebac
Están en poder de bancos, exportadores y capitales golondrina, y suman casi 50 mil millones de pesos. En 2016, el Banco Central deberá pagar por intereses unos 200 mil millones de pesos. Es mucho más que el ajuste por la reducción de subsidios a la energía y los masivos despidos en el Estado.
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Los más de 15 mil millones de pesos gastados por el Banco Central en lo que va de mayo para evitar un descenso en el valor del dólar, cosa que no pudo impedir por otro lado, marca los límites de algunas definiciones que son lanzadas como principios inamovibles. En este caso, que a partir de la nueva administración, el dólar flotaría sin prácticamente intervención oficial.
La tendencia a la baja en el dólar está íntimamente ligada a una oferta de divisas en la plaza local muy superior a la demanda. Esa oferta está impulsada, en primer lugar, por el ingreso de capital especulativo. La evolución del mercado único de cambios indica que mientras en enero la enorme mayoría de las liquidaciones de divisas provenía de inversión extranjera directa (IED) con muy poco producto de las inversiones especulativas y capital golondrina, en abril se dio vuelta esa relación y estos últimos superan con creces a los primeros, unos 230 millones de dólares contra no más de 160 millones.
El problema de Sturzenegger es que si siguen ingresando dólares deberá seguir emitiendo pesos para comprarlos.
En segundo lugar, aporta a la sobreoferta de divisas el cada vez mayor ingreso de liquidaciones por exportaciones de granos, que sumó casi 700 millones de dólares en la segunda semana de mayo.
Los dólares ingresados por estas dos vías se transforman en pesos. Los pesos en manos de estos inversores, más los que tienen los bancos, están siendo ubicados en un producto que es inflacionario: las Lebac.
Se trata de un instrumento financiero emitido por el Banco Central, que en su gran mayoría cotiza en pesos y que remunera a su poseedor con una tasa de interés del 37% anual, una enormidad si se lo compara con las tasas cercanas a cero en las principales plazas financieras del mundo y a las que tienen acceso tanto los especuladores como las grandes empresas con fuertes capitales globales.
Las Lebac han llegado a un nivel que muchos economistas liberales consideran insostenible: el stock acumulado es cercano a los 500 mil millones de pesos, con más del 90% de ese monto con vencimiento en los próximos 90 días. Además, el pago de intereses a lo largo de 2016 a las actuales tasas podría acumular otros 200 mil millones.
La cifra es absurda por donde se la mire. Es mayor al ahorro que podría lograr el gobierno con la quita de subsidios a los consumos de energía; es superior al ajuste logrado por el despido de los miles de trabajadores del Estado nacional, estimado en poco más de 30 mil millones de pesos.
El titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, dijo en una presentación en el Senado, la semana que pasó, que mientras la inflación se mantenga elevada la autoridad monetaria mantendrá las altas tasas de interés, y agregó que la emisión de Lebac que viene realizando durante su gestión "no fue graciosa ni se dio alegremente. Se hizo para que la presión (monetaria) no se fuera a los precios. Pero no estamos contentos con el stock" actual.
El problema de Sturzenegger es que si el BCRA sigue comprando divisas al ritmo actual, la emisión de pesos se mantendrá elevada y a menos que cambie el libreto, las Lebac seguirán siendo el mecanismo para absorber esos pesos.
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