¿Es legítimo preguntarse si la tragedia de la pandemia que hoy afecta a gran parte de los países del mundo, tiene causas naturales i
mprevisibles o se trata de otra cosa?
Por Alcira Argumedo y Juan Pablo Olsson
¿Es legítimo preguntarse si la tragedia de la pandemia que hoy afecta a gran parte de los países del mundo, tiene causas naturales imprevisibles o se trata de otra cosa?
Ante la posibilidad de un delito ¿es legítimo tomar en consideración los antecedentes de un sospechoso?
Como señalan algunos periodistas, sobre el origen de la pandemia se fueron planteando tres hipótesis: por una parte, desde el sector occidental, primero se hizo énfasis en una mutación natural de un gen de murciélagos; por otra, en China consideran que el virus ha salido de un laboratorio y tiene origen en Estados Unidos; finalmente, a partir de los primeros días de abril, el sector occidental comienza a difundir información señalando que el virus tiene origen en un laboratorio de Wuhan, dejando de lado la tesis del murciélago. Al respecto, el 26 Marzo 2020 la Organización Mundial de la Salud-OMS, sostuvo que la cepa Covid-19 era desconocida antes del brote de Wuhan en China de diciembre de 2019.
Además, ha declarado no saber con exactitud cómo pasó el virus de su vector animal a los humanos; y se desconoce el origen del brote, cuyos primeros casos se detectaron en diciembre.
Al principio, se consideró que el foco estaba en un mercado de mariscos y pescados de la ciudad de Wuhan, pero investigadores de la Academia de Ciencias de China, así como científicos japoneses, rusos e incluso norteamericanos, lo han descartado.
La conclusión es que el virus se propagó a partir de Wuhan, pero no se ha podido determinar hasta el momento, si mutó en algún animal antes de pasar al ser humano o ha tenido otro origen.
Ante estas alternativas, nos permitimos hacer el ejercicio de «tomar en consideración los antecedentes de un sospechoso», partiendo del supuesto que «se trata de otra cosa».
I.- ANTECEDENTES DE UN SOSPECHOSO
En lo que se refiere al sospechoso, en este caso Estados Unidos, sus antecedentes acerca de lo que es capaz de hacer, tiene numerosos ejemplos dramáticos que han costado inmensos sufrimientos y millones de vidas humanas.
Descartemos su historia de la esclavitud y el hecho que los afro-descendientes recién fueron considerados seres integralmente humanos-ciudadanos en fechas tan cercanas como 1965: hasta entonces, ni ellos ni los perros podían ingresar en numerosos locales; tampoco los aceptaban en gran parte de colegios o universidades; no debían tomar asiento en medios de transporte; y, por supuesto, no tenían derecho a votar.
Es significativo que, hasta comienzos de abril, en Nueva York la mortalidad por Covid-19 para afroamericanos y latinos, es el doble que para la población blanca.
Por lo demás, la inclinación del gobierno norteamericano a la utilización de armas químicas y biológicas, causando innumerables enfermedades y muertes, no es sólo una práctica contemporánea.
Se remonta hasta la época fundacional de esa nación, siglos antes de que la ciencia y los avances tecnológicos permitieran la manipulación genética de agentes biológicos.
En una muy bien documentada campaña de exterminio por parte de los colonos norteamericanos hacia los pueblos indígenas, se repartieron frazadas infectadas con viruela en tribus que habían aceptado la paz, en lo que constituye una de las primeras acciones de guerra biológica de la historia y se considera “un holocausto indoamericano”.
Sin que necesariamente fuera intencional, décadas antes la epidemia de viruela que trajeran los hombres de Hernán Cortés, había devastado la población del Imperio Azteca.
Además de esta historia nacional, hubo numerosas actuaciones a nivel internacional, entre otras:
I.1.- BOMBAS ATÓMICAS Y POBLACIÓN CIVIL
El 6 de Agosto de 1945, Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima y, a 8 pesar de conocer las consecuencias que eso tuvo para la población civil del Japón, tres días después lanzaron otra sobre Nagasaki: si la primera tenía como fundamento lograr la rendición del Imperio del Sol Naciente, esta última no era necesaria.
I.2.- ATAQUES BIOLÓGICOS A LA GUATEMALA DE ARÉVALO
En los últimos setenta años, más de una vez se ha reiterado el accionar de Estados Unidos en ataques biológicos destinados a dañar economías y enemigos.
En América Latina, entre 1946 y 1948, organizaciones norteamericanas inocularon sífilis, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual, a unas 1.500 personas en Guatemala.
El objetivo era estudiar en humanos la capacidad de prevenir esas patologías para probar sobre ellas el alcance de la penicilina.
Como una casualidad permanente, en 1945 había llegado a la presidencia Juan José Arévalo, resultante del triunfo de la revolución de 1944, protagonizada por sectores militares nacionalistas que habilitan la primera elección democrática en ese país.
Como uno de los principales aliados del gobierno del General Perón en esos años, Arévalo había tenido una intensa vida universitaria en Argentina: en 1934 obtuvo el doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de La Plata y fue profesor en las universidades de Buenos Aires y Tucumán, además de desempeñarse como Secretario de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Plata.
En 1954 su sucesor, Jacobo Arbens, será derrocado por un golpe respaldado por la United Fruit y la CIA.
Un grupo de 773 afectados y sus familiares iniciaron, recién en 2010 cuando se descubrieron los archivos, un pleito por mil millones de dólares en Estados Unidos.
Demandaron a la Fundación Rockefeller, al grupo farmacéutico Bristol-Myers Squibb y a la Universidad Johns Hopkins: instituciones que también tendrán protagonismo, al igual que la CIA, en los sucesos del Covid-19 siete décadas más tarde.
Según el juicio que entablaron las víctimas, médicos y científicos vinculados a esas instituciones “participaron, aprobaron, fomentaron, ayudaron y fueron cómplices” de los experimentos desarrollados en Guatemala, que siguieron analizando en sus laboratorios hasta bien entrada la década de 1950.
En 2010 el presidente Barack Obama pidió disculpas al entonces presidente guatemalteco; y un juez federal en Maryland, consideró procedente dicha denuncia en enero de 2019.
En Guatemala se calificó al ensayo, realizado con fondos federales de Estados Unidos, como “crimen de lesa humanidad”: no sería el único.(1)
I.3.- ATAQUES BIOLÓGICOS A LA CUBA DE FIDEL
A Cuba se le inoculó la fiebre porcina y el dengue hemorrágico en los años 60, 70 y 80.
El gobierno de John Fitzgerald Kennedy aprobó la Operación Mangosta el 18 de enero de 1962, según documentos desclasificados: el objetivo era dañar las cosechas, además de sabotear su economía por distintas vías.
En junio de 1971 se esparció el virus de la fiebre porcina africana, que jamás se había reportado en la isla y demandó sacrificar a medio millón de cerdos.
En abril de 1981, se detectaron en La Habana casos de dengue hemorrágico: varios niños murieron por esta situación.
Se trataba de una cepa nueva del virus Nueva Guinea 1924, serotipo 02, única en el mundo para la época que había sido procesada en un laboratorio.
Se afirma que la CIA estuvo siempre detrás de estos experimentos biológicos.
I.4.- LAS DICTADURAS GENOCIDAS EN AMÉRICA LATINA, ÁFRICA Y PAÍSES MENORES DE ASIA
A inicios de la década de 1970, la estrategia trazada por Henry Kissinger y la Escuela de las Américas durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford, consistió en promover una ola sincrónica de dictaduras militares genocidas en distintos países de América Latina, de África y otros menores de Asia, con la consigna de ejercer un aberrante terrorismo de Estado que hemos conocido demasiado bien.
Otras acciones fueron los atentados con bombas, que en 1981 hicieran estallar los aviones donde viajaban respectivamente el presidente Omar Torrijos de Panamá y el presidente Jaime Roldós de Ecuador, que no habían sido derrocados por dictaduras militares, pero no eran del agrado de los Estados Unidos: al respecto, hay confesiones de arrepentidos ex miembros de la CIA que confirman su culpabilidad. (2)
1.5.- OTRAS CASUALIDADES PERMANENTES
Es posible recordar otros eventos que se fueron sucediendo en los últimos cuarenta años, donde la cercanía entre una problemática que preocupaba seriamente a los grupos de poder en diferentes territorios y las estrategias para revertirlos, contemplaron tanto campañas de esterilización compulsiva como la oportuna aparición de virus que parecían tener la capacidad de afectar duramente a esos territorios o paliar determinados problemas para Estados Unidos y sus socios,
— Crecimiento de la población y esterilizaciones compulsivas en américa latina
En los años sesenta, la explosión cultural de los jóvenes y el fortalecimiento de las manifestaciones de liberación femenina, tuvieron como una de sus expresiones el amor libre.
En esos mismos años, la Alianza para el Progreso en América Latina, cuya resultante según estimaciones de un grupo de presidentes latinoamericanos en 1969, fue que por cada dólar invertido los Estados Unidos se habían llevado tres; tuvo un solo aspecto altamente positivo: la difusión masiva de vacunas y sales para diarreas infantiles, que bajaron rápidamente la mortalidad.
Hacia fines de esos años y desde comienzos de la década de 1970, en el contexto de la ola sincrónica de dictaduras militares, los Estados Unidos plantearon su preocupación por el incremento de la población en el continente, en tanto la drástica caída de las muertes infantiles no fue acompañada de una disminución de los nacimientos: las culturas tradicionales indicaban el mandato de tener muchos hijos, porque la mitad de ellos posiblemente morirían.
Fue entonces cuando se iniciaron en América Latina los planes de esterilización compulsiva, sin conocimiento de los afectados.
Una política brutalmente agresiva para los sectores populares, que fuera denunciada en esos años por películas como «Sangre de Cóndor» del boliviano Jorge Sanjinés: la historia relata el drama de una comunidad indígena atendida por médicos norteamericanos de los Cuerpos de Paz, que clandestinamente esterilizaban a las mujeres locales.
Esta práctica se reprodujo en otros países de América Latina, como México o Venezuela.
—- Los virus del siglo XXI
A partir de la caída de las Torres Gemelas en 2001 y tras la definición de la estrategia de lanzar guerras contra los países del Eje del Mal, parece que la naturaleza y los animales comenzaron a contagiar a los humanos con nuevos virus -los virus del siglo XXI- en un fenómeno sin precedentes por su reiteración y por la pertinencia de los países donde emergieron; con el detalle que, en general, no tuvieron consecuencias significativas para los países centrales de Occidente.
En 2001, China ingresa en la Organización Internacional del Comercio exhibiendo una poderosa e inesperada capacidad exportadora.
En noviembre de 2002 se detecta en ese país el virus denominado Sars -síndrome agudo respiratorio grave- causante de neumonías, que solamente afectó a seis países de la región: China continental y Hong Kong concentraron el 80% de las víctimas y tuvo una tasa de mortalidad del 9,5%, principalmente entre el personal de salud: su virulencia decayó sin que fuera necesario elaborar vacunas para combatirlo.
Al año siguiente un virus de cepa similar, el Mers, síndrome respiratorio de Medio Oriente, afectó principalmente a Arabia Saudita, sin que se expandiera en forma significativa en otros países del mundo árabe: la cantidad de muertes no llegaría a los 1.000 casos.
En 2009-2010, aparece en México el virus de la Gripe A. Justamente un país cuya población sobrante joven creció exponencialmente desde los años 70´ y presiona sobre las fronteras de Estados Unidos, además de los ya residentes, que significan una alta proporción de los inmigrantes en ese país.
Cuenta una amiga mexicana que, al plantearle a unos chicanos de Texas que México debía reclamar los territorios apropiados en la guerra de 1848, le respondieron: «No hace falta manita, ya estamos aquí y somos muchos, solo queda legalizarlo».
Si bien la OMS calificó la Gripe A como pandemia y se organizaron campañas masivas de vacunación en todo el mundo, ese virus terminó siendo menos mortífero de lo esperado.
Hacia finales de 2013, se registran en Guinea los primeros casos de una fiebre hemorrágica provocada por el virus del Ébola y desde allí se fue expandiendo a otros países africanos como Liberia, Sierra Leona, Zaire y Uganda.
Supuestamente transmitido por animales salvajes, se contagia de persona a persona y tiene una tasa de mortalidad del 58%, sin que hasta el momento se conozca una cura.
La epidemia tuvo su brote más generalizado entre 2014 y 2016; y en 2018 comenzó a afectar duramente a la República Democrática del Congo: un área que se encuentra comprometida en un largo conflicto militar, incentivado por corporaciones mineras a causa de las diputas por el oro y los diamantes, lo que obstaculiza los esfuerzos de tratamiento y prevención.
Considerado uno de los brotes más grandes en la historia registrada, estas muertes se suman a los miles de muertes que desde hace más de diez años, agobian al país que fuera la gran esperanza de Patrice Lumumba, Primer Ministro de la República Democrática del Congo y uno de los más destacados líderes de la Revolución del Tercer Mundo, asesinado por sicarios de los servicios secretos belgas y la CIA en 1961.
Es significativo que los virus del siglo XXI atacaran a China y otros países asiáticos; a Arabia Saudita y el Medio Oriente; a México con sus «espaldas mojadas» en el Río Grande; y al continente africano, donde reside una parte mayor de la población descartable; y prácticamente no afectaron a los países centrales de Occidente.
I.6.- LAS GUERRAS DEL EJE DEL MAL: AFGANISTÁN E IRAK
Luego del atentado a las Torres Gemelas en septiembre de 2001, a comienzos del 2002 el presidente George W. Bush lanzó la consigna de iniciar guerras en los países considerados en el Eje del Mal; una estrategia continuada por los presidentes que lo sucedieron.
Integraban ese Eje, entre otros, Afganistán, Irak, Irán, Libia y Siria.
Las estimaciones indican que en la guerra de Afganistán, que en parte afectó a Pakistán, las muertes directas sin contar las otras secuelas, alcanzaron a 1.2 millones de personas.
En la guerra de Irak, iniciada en 2003 y fundamentada en armas de extinción masiva que nunca existieron, las muertes directas fueron 2.4 millones, sin considerar las secuelas de mutilados y otros sufrimientos, a lo cual debe sumarse la destrucción y el saqueo de Bagdad y ciudades que detentaban patrimonios culturales milenarios.
I.7.- LAS GUERRAS DEL EJE DEL MAL: LIBIA Y SIRIA
El ataque a Libia en 2011 y el asesinato de Khadaffi, desataron una anarquía que ha destruido ese país, donde la magnitud de las conmociones impide conocer la cantidad de muertes producidas desde entonces en un territorio devastado.
También en 2011, Rusia y China firman un acuerdo donde advierten que van a defender a Irán ante cualquier ataque de Occidente, aunque ello signifique iniciar una guerra: es lo que hasta ahora había protegido a los iraníes, antes de que desde un dron asesinaran a su Comandante en Jefe Qasem Soleimani en enero de 2020.
También a partir de 2011, según cifras del Banco Mundial, la guerra en Siria ha producido más de un millón de muertes, tres millones de heridos o mutilados y unos doce millones de desplazados de sus hogares, de los cuales cinco millones han huido del país y son considerados en Europa como «nuevos bárbaros».
Además de la destrucción de Damasco, con su invalorable riqueza cultural que se remonta milenios hasta los orígenes en esa Mesopotamia entre el Tigris y el Éufrates, asimismo han arrasado con Alepo, considerada, antes de la guerra, «la ciudad más bella y elegante del mundo».
I.8.- ACCIONES CON EFECTOS BOOMERANG
Estos antecedentes de guerras nucleares y guerras convencionales o biológica, que no son los únicos ni mucho menos en la historia de los Estados Unidos -mencionemos el napalm y el Agente Naranja rociados generosamente sobre la población en Vietnam – legitiman la eventual sospecha acerca de que serían capaces de iniciar una guerra biológica, en principio contra China, aunque después se les haya ido de las manos, con imprevistos efectos boomerang sobre los propios Estados Unidos y sus aliados de la NATO.
No sería la primera vez que un error de cálculo acerca de sus eventuales consecuencias, tuviera graves impactos en quienes iniciaran las acciones. Entre otros, Osama Bin Laden fue instruido por la CIA, tanto en términos militares como en el financiamiento a través de los paraísos fiscales; y tiempo después cayeron las Torres Gemelas.
Las guerras del Eje del Mal generaron millones de refugiados e inmigrantes desesperados, acosando las fronteras de Europa; y el saqueo de Centroamérica, con un duro crecimiento del desempleo y la miseria, alimenta las corrientes de inmigrantes que acosan las fronteras de Estados Unidos.
Dados algunos de estos antecedentes, el hecho de que en estos días esté sufriendo las consecuencias de la pandemia, no se considera un factor suficiente para descartar sospechas sobre eventuales iniciativas norteamericanas.
II.- CAUSAS NATURALES IMPREVISIBLES ¿O SE TRATA DE OTRA COSA?
Salvo que se acepte que los grupos del poder real norteamericano y los políticos e instituciones internacionales que les responden, tengan una especial virtud para la videncia y el sentido de la oportunidad, en los últimos tiempos se han ido sucediendo hechos y declaraciones que parecían anunciar, con una exactitud envidiable, la posibilidad de una pandemia de coronavirus, que justamente podría solucionar algunas de sus preocupaciones.
Un factor adicional para despertar sospechas.
II.1.- GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL Y POBLACIÓN DESCARTABLE
Entre otras preocupaciones, en los últimos treinta años la globalización neoliberal, articulada con una reconversión tecnológica salvaje expulsora de trabajo humano, generó un crecimiento exponencial del desempleo y la pobreza, cuya contrapartida fue el crecimiento también exponencial de la concentración y polarización de la riqueza.
El 60% de la población mundial -unos 4.500 millones de personas, equivalentes a tres veces la población total de América desde Canadá a Tierra del Fuego- es considerada por los grupos de poder dominantes, una población sobrante absoluta: no les sirven como mano de obra barata, al ser reemplazada por tecnologías; ni como consumidores por su niveles de pobreza e indigencia.
Es lo que el Papa Francisco denuncia como «descartables»: principalmente los ancianos y los jóvenes.
Muchos jóvenes descartables se resisten a ese destino y buscan posibilidades de vida tratando de ingresar en los países europeos o en Estados Unidos, amenazando sus fronteras: un gran problema a solucionar.
Durante las primeras etapas, en los países centrales de Occidente y en la mayoría de los periféricos, el virus afectó principalmente a las clases medias y acomodadas, que son quienes viajan por negocios o turismo.
No obstante, sus impactos tienden a agravarse dramáticamente al afectar a los sectores más empobrecidos, especialmente en África y América Latina.
En nuestros países, las condiciones de hacinamiento y salubridad en villas y favelas, hacen prácticamente inviable el aislamiento social y favorecen el contagio masivo.
Tal vez no sea una casualidad permanente, que la displicencia del presidente Bolsonaro de Brasil, haya permitido el crecimiento de los infectados: finalmente el coronavirus ingresó en La Ciudad de Dios, la mayor favela de Río de Janeiro.
II.2.- LOS ANCIANOS VIVEN DEMASIADO
En cuanto a los ancianos, siendo directora del Fondo Monetario Internacional, en declaraciones publicadas por el diario El País en 2012, cuando el organismo auxilió a España, Christine Lagard advirtió que «los ancianos viven demasiado y eso pone en riesgo a la economía global».
Ante lo cual no dudó en afirmar: «tenemos que hacer algo, ¡y ya!».
Sus economistas proponen un recorte de prestaciones, junto a un aumento de la edad jubilatoria y de las cotizaciones; pero ante las resistencias que generan los planes de ajuste previsonal, pueden pensarse otras alternativas.
Todo indica que el coronavirus es especialmente peligroso para la población de riesgo conformada por los mayores de 65 años: esos que al vivir demasiado ponen en riesgo la economía mundial (3)
II.3.- ANTECEDENTES EN LA MANIPULACIÓN GENÉTICA DE CORONAVIRUS
El 20 de Noviembre de 2018, los científicos Erika Bikerton, Sarah Keep y Paul Britton, del The Pirbrigth Institute de Gran Bretaña, asentaron una patente en Estados Unidos: United States Patent, Bickerton et al. Patente Nº US10.130.701 B2.
En el Abstract o descripción correspondiente, señalan: »
La presente invención proporciona un coronavirus atenuado en vivo que comprende un gen de replicase variante que codifica poliproteínas que comprenden una mutación en una o más proteínas no estructurales.
El coronavirus puede utilizarse como una vacuna para tratar y/o prevenir una enfermedad como la bronquitis infecciosa» .
«La bronquitis infecciosa… es una enfermedad respiratoria aguda y altamente contagiosa … que causa pérdidas económicas significativas.
La enfermedad se caracteriza por signos respiratorios que incluyen jadeo, tos, estornudos, estertores traqueales y secreción nasal… puede ocurrir dificultad respiratoria severa…»
Los mismos investigadores, que trabajan principalmente sobre coronavirus en porcinos, caninos, ratas, aves y otros animales, ya habían asentado tres patentes anteriores con variaciones de este virus: el 23 de Julio de 2015 (Patente Nª 15-328-179); el 28 de Junio de 2016 (Patente WO 2016/012793); y el 23 de Junio de 2017 (Patente PCTGB 2015/052124).
Todas ellas por el Pirbright Institute en la oficina de patentes de Estados Unidos United States Patent.
En estas investigaciones anteriores, señalan que existen distintos tipos de coronavirus -los Alpha, los Beta y los Gamma, cada uno de ellos con sub-variedades- que afectan tanto a animales como a humanos.
Al respecto, se indica que: «Los coronavirus infectan principalmente el tracto respiratorio superior o gastrointestinal de mamíferos y aves.
De cinco a seis cepas diferentes conocidas de coronavirus infectan a los humanos…»
Aclaran además que «La presente invención proporciona un coronavirus que comprende un gen replicasa variante que, cuando se expresa en el coronavirus, hace que el virus tenga una patogenicidad reducida en comparación con un coronavirus correspondiente que comprende el gen replicasa de tipo salvaje» (el que portan animales) .
La manipulación y atenuación de virus de todo tipo, es un procedimiento estándar que se utiliza para inmunizar contra el virus «salvaje» imitando una infección pero sin letalidad en el cuerpo. Mencionamos estas patentes a fin de dar cuenta de una larga trayectoria en la manipulación del coronavirus en distintas cepas; y si bien en todas las patentes los investigadores proponen como resultante una vacuna destinada en principio a aves y animales, es sabido que la lógica de las vacunas es inocular una ínfima partícula del virus para producir los anticuerpos correspondientes; mientras el virus provoca la enfermedad.
Si bien estas patentes señalan antecedentes en la manipulación genética de coronavirus, existe una marcada distancia con el Covid-19, uno de cuyos rasgos más significativos es la altísima transmisibilidad entre humanos.
En tal sentido, si se tratara de una enfermedad zoonótica -es decir, surgida naturalmente de origen animal, como afirman las posiciones que señalan su origen en el mercado de Wuhan- se requeriría un gran salto evolutivo del virus, para lograr esa potente capacidad de contagio dentro de una especie que no es su huésped natural.
Una mutación de tal magnitud, permite abonar las sospechas de su origen en un laboratorio.
Al respecto, es pertinente señalar que ya en 2013, la Fundación Bill y Melinda Gates donó 189.000 dólares al instituto inglés Pirbright, para que investigara sobre pestes originadas de pequeños animales rumiantes y maneras de detenerlas, incluidas vacunas.
Como resultante de estas investigaciones, el Instituto registró las patentes de coronavirus en 2015, 2016, 2017 y otra cepa aprobada en 2018.(4)