Eduardo Amadeo es el único argentino miembro de la Sociedad de las Américas, ente que reúne a los principales banqueros de Estados Unidos, y desde ese lugar fue uno de los artífices de la mayor estafa con nuestra deuda pública: el Megacanje de 2001. Lobista de los intereses financieros más concentrados del mercado de capitales mundial, transitó varios carriles de la ancha avenida peronista y fue funcionario desde Isabelita hasta Duhalde. Hoy es diputado nacional por el PRO.
Incursionar en la historia política de Amadeo es proponerse darle letra a los guionistas de la serie norteamericana House off Cards. El cabildeo ha sido el motor de la vida de este oscuro personaje de la política argentina.
“La Argentina hace 14 años que está en el Veraz y en la peor categoría. Hemos pagado caro este default” declaró Amadeo antes de la sesión que aprobó el pago a los fondos buitres. Esta expresión no fue un sincericidio, más bien fue un grito de victoria de un artista en el lobby parlamentario.
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Amadeo y el presidente Macri
Lo anteriormente narrado fue la movida más reciente del actual diputado del PRO, pero no la más grave. Su más onerosa intervención para todos los argentinos fue su participación durante la planificación del Megacanje de deuda pública en las postrimerías del fallido gobierno de Fernando de la Rúa.
Como miembro de las Sociedad de las Américas y director de “The American Society of the River Plate”, una organización argentina fundada en 1905, formada por norteamericanos y argentinos con el objetivo fortalecer los lazos entre Argentina y Estados Unidos; intercedió a comienzos del 2001 para que Domingo Cavallo volviese a ser el titular del Ministerio de Economía.
Un gran anfitrión
Amadeo fue el anfitrión que recibió en marzo del 2001 a los principales referentes de los grandes bancos extranjeros, cuando se decidió la incorporación de Cavallo al gobierno. La comitiva de financistas estaba encabezaba por David Rockefeller, del JP Morgan Chase; secundado por David Muldford, del Credit Suisse – First Boston; Willian Rhodes del Citibank; y Robert Mac Namara, ex secretario del Tesoro norteamericano.
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La incorporación de Cavallo al gobierno era un paso decisivo para el éxito del futuro megacanje y fuga de capitales. Los superbanqueros se hicieron presentes en Buenos Aires para que la vuelta del Mingo se concretara.
El Megacanje fue una operatoria por el cual, los bonos de las deuda que estaban en los bancos en el exterior, fueron cambiado por dólares que estaban como Reservas y luego insertados en el sistema financiero argentino. Así las reservas del Banco Central, que a comienzos del 2001 eran de 19 mil millones de dólares, a fin de ese año, se evaporaron.
Ver mas :Prat Gay, el gran encubridor del vaciamiento de los bancos en el 2001
Ademas implicó una renegociación de vencimientos de pagos de nuestra deuda pública que publictariamente se lo vendía diciendo que iba a aliviar los pagos de intereses y de capital, canjeando la deuda por una nueva que permitiera pagar en un plazo mayor. El problemita fue que ese canje tuvo un costo mayor, elevo exponencialmente el capital de nuestros pasivos y el país sufrió un perjuicio valuado en 55 mil millones de dólares.
Si bien Amadeo no fue quien pergeño esta operatoria financiera, si fue el quien negoció para que Cavallo volviera al Palacio de Hacienda y este último hiciera el trabajo sucio.
En los preparativos de la visita de superbanqueros, Amadeo no trabajo sólo, lo hizo con Carlos y José Rohm, dueños del hoy liquidado Banco General de Negocios. En él cual eran socios de Rockefeller y Muldford. Simultáneamente a la consumación del megacanje, los Rohm confiados en la impunidad que les brindaba sus relaciones con la banca norteamericana, pusieron en práctica todas las maniobras de fuga de divisas posibles e imaginables, previas y posteriores a la instalación del corralito de los depósitos bancarios. Por eso uno termino encarcelado, y el otro prófugo de la Justicia.
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