domingo, 30 de octubre de 2016

MASSA, EL RETORNO DE LA VIEJA UCeDé


Para los jóvenes y desmemoriados, la sigla “U. C. D.” o el conjunto de palabras “Ucedé”, corresponden a la Unión del Centro Democrático, una agrupación política neoliberal todavía existente, pero reducida a un espacio ultra minoritario aliado al PRO, el partido de Mauricio Macri. Sucesora de otras colectividades similares como el Partido Cívico Independiente o Nueva Fuerza, comandada por un representante de grupos económicos o de gobiernos militares, como el acérrimo antiperonista ingeniero Álvaro Alsogaray (1913 – 2005), aunque fundada en 1982, su auge tuvo lugar a fines de los años ochenta durante el final de la etapa alfonsinista. Al igual que hoy lo hacen Macri o el ex jefe de gabinete de Cristina Fernández, Sergio Tomás Massa, la Ucedé, dueña de un fracasado modelo económico lacayo del consenso de Whashington que sumió a millones en la ruina, coincidió con una época de acusaciones hacia la presunta ineficiencia administrativa estatal, pregonando ideas después conocidas como “neoliberales”, donde todo debía ser privatizado. La verdadera función de la Ucedé, entonces tercera fuerza detrás del peronismo y el radicalismo, fue asegurar al establecimiento un contrapeso permanente desde el centro a la extrema derecha para inclinar la balanza en las elecciones. Idem el Frente Renovador de Massa, creado para dividir el Frente para la Victoria, dándole ventajas electorales al PRO, a cambio de la participación de su burocracia. Otra coincidencia es que del mismo modo que Alsogaray llegó a ser muy cercano de Eva Perón, Sergio Massa lo fue de Cristina Fernández, aunque como se dijo con anterioridad, lo redundante pasa indefectiblemente por el mencionado aspecto anterior. Pese a estar integrado por remanentes del gobierno kirchnerista, el Frente Renovador, además de no ser peronista, es tan neoliberal, antidemocrático, pro militarista o de derecha como el macrismo más rancio. Constituye la carta de recambio del actual modelo económico frente a un gobierno que “hace agua” y se juega “a muerte” por implementar el voto electrónico para consumar un fraude monumental en las próximas elecciones parlamentarias. De lo contrario, las perdería “como en la guerra” por el enorme resentimiento generado en una mayoría ciudadana empobrecida, despojada de sus necesidades más básicas. De allí que mientras el presidente es un empresario corrupto comprobado debido al hallazgo de cuentas off shore en Panamá; la familia se enriqueció a partir de la expoliación del Estado Nacional, patrimonio del pueblo, su gabinete conforma la asociación ilícita gubernamental jamás reunida hasta ahora en la Argentina, Massa es de naturaleza política, más astuto, menos predecible y por supuesto, de mayor peligro. Como diría el viejo Diario Crítica en uno de sus encabezados: “El gobierno está muerto; sólo falta su entierro”. Ahora, la importancia para evitar la prolongación del saqueo y la miseria de los argentinos, es neutralizar su continuidad en Sergio Tomás Massa. CARLOS ALBERTO RICCHETTI (DNI No. 20.573.717)

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