lunes, 3 de abril de 2017

El Presidente tiene un historial borroso que incluye el deseo de que las Malvinas sean Falklands y también el discurso pro-soberanía.


El reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas es una de las pocas cosas que comparte la dirigencia política en su conjunto. Sin embargo, el archivo suele jugarle malas pasadas a algunos y, en este caso, el que está en el foco es el Presidente de la nación. Desde que Macri fue elegido jefe de Gobierno en 2007, su discurso sobre el archipiélago cambió y de aquel entonces a hoy mantiene una línea conveniente con el sentir de los argentinos. "De manera inexorable y en paz serán nuestras", dijo repetidas veces en los últimos diez años. Sin embargo, en 1997 el empresario que no avisoraba en absoluto el lugar político que ocuparía pocos años después fue consultado sobre el tema y su respuesta sorprendió. En una entrevista con el diario Página 12, Macri minimizó el reclamo y afirmó: "Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro (sic). Nosotros no tenemos un problema de espacio como tienen los israelíes". "Las Malvinas serían un déficit adicional para el país". Y no se quedó ahí. Fiel a su ideología de ajuste, el empresario señaló que "al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año mantener las Malvinas" por lo que, de recuperarlas, "las Malvinas serían un déficit adicional para el país". La historia actual es otra y, si bien de diciembre de 2015 para acá el Estado argentino ha tenido gestos poco recomendables desde lo simbólico (como señalar como Falklands a las Malvinas en algunos mapas oficiales), el discurso oficial dice que "se está trabajando en la soberanía".

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