martes, 19 de febrero de 2019

Ricardo Ragendorfer: “Stornelli es ideológicamente facho y éticamente corrupto”


La denuncia contra Stornelli, fiscal de la causa de los cuadernos, bajo la lupa del periodista que investiga hace años la trama de enredos entre Poder Judicial, policía, servicios de inteligencia, políticos y medios. Ricardo Ragendorfer es una cita obligada si se quiere indagar y conocer sobre mafias policiales, aconteceres del putrefacto aparato represivo del Estado y entuertos judiciales y políticos. De sus investigaciones salieron libros inevitables como La Bonaerense (escrito junto a Carlos Dutil), Los doblados y El otoño de los genocidas. Coguionó con Pablo Trapero el film El Bonaerense. Una crónica suya inspiró otro film, El túnel de los huesos (de Nacho Garasino). Y en noviembre pasado en el Festival de Cine de Mar del Plata se presentó La secta del gatillo, un largo del director José Campusano cuyo guión, inspirado en otro de sus libros, escribió íntegramente. Conocedor de los laberínticos tejes y manejes políticos y judiciales argentinos, Ragendorfer enfoca su lupa en la llamada “causa de los cuadernos” y su derivado reciente, la denuncia contra el fiscal Carlos Stornelli por extorsionar a empresarios a cambio de limpiezas procesales y demás consideraciones. Quién es Marcelo D’Alessio, el supuesto mediador entre el fiscal y su “víctima”? ¿Cuántos D’Alessios transitan por Comodoro Py y el resto de los juzgados? ¿Qué rol cumplen los servicios de inteligencia? ¿En qué “momento” está, con el gobierno de Macri, el poder Judicial? Ragendorfer responde. ¿Qué pensás de la denuncia contra el fiscal Stornelli por extorsión alrededor de llamada “la causa de los cuadernos”? Mirá, desde el vamos hay que decir que la relación entre (Marcelo) D’Alessio y Stornelli es absolutamente comprobable. El reconocimiento de Stornelli de que la primera coima no se pagó en Pinamar sino en Puerto Madero tiene el objeto de sacarle la causa al juez (federal Alejo) Ramos Padilla y derivarla a su amigo (Julián) Ercolini. Una jugada arriesgada porque esa admisión es justamente la admisión del delito. La única razón que puede obstaculizar la investigación es el abroquelamiento de determinados sectores de Poder Judicial y del poder político. Si se comprueba judicialmente el vínculo entre D’Alessio y Stornelli, están hasta las manos. Pero claro, estamos en un país donde no existe precisamente el estado de derecho. ¿Hay algún antecedente que te haga acordar a algo parecido a esto? Realmente es significativo que en Comodoro Py surjan este tipo de acusaciones, que también se extienden hacia el juez federal Luis Rodríguez. Los jueces de Comodoro Py fueron siempre más cuidadosos que sus pares de otras jurisdicciones y de los fueros ordinarios en cuanto a sus apetencias económicas y a su inclinación a ser sobornados. De hecho, creo yo, el único gran escándalo relacionado con sobornos que hubo en Comodoro Py no fue la recepción de una dádiva sino la entrega de una dádiva. La del exjuez Juan José Galeano, que le dio U$S 400 mil a (Carlos) Telleldín para que declare contra los policías bonaerenses, con plata de los servicios de inteligencia y por orden del Poder Ejecutivo de entonces y el pleno conocimiento de la DAIA. ¿Qué caracteriza a este “momento” de Comodoro Py? Mirando el sistema confesional ideado por Stornelli y (el juez federal Carlos Bonadio), que consiste en delaciones asistidas y en este festival de los arrepentidos, y que mediante una técnica extorsiva moldean y manipulan declaraciones so pena de cárcel para todos los que no digan lo que ellos quieren escuchar, es dable suponer que ese apetito procesal se extienda hacia la alimentación de sus cuentas bancarias. Si extorsionan para conseguir una declaración, ¿por qué no van a extorsionar para conseguir guita? ¿Y eso es aplicable al resto de jueces y fiscales? Yo pienso que lo de Rodríguez y lo de Stornelli es la punta de una práctica que se extiende en estos momentos como una mancha venenosa por casi todos los juzgados y las fiscalías de Comodoro Py. Sin dudas. Este no es un caso aislado. Es una cosa mucho más orgánica y extendida de lo que se supone. Asistimos nuevamente a una fatalidad que tiene nuestro país respecto a ciertas tendencias a ciertas nuevas prácticas que surgen no solo a partir de la doctrina de las “nuevas amenazas” sino a partir de la imposición de la judicialización de la política. Esa fatalidad consiste en que un sistema tramposo, impuesto por Estados Unidos para lograr sus objetivos geopolíticos, choca con la corrupción de sus hacedores. Para que una cosa así tenga un éxito del 100 % sus hacedores deben ser fascistas impolutos y no fascistas corruptos. ¿Qué opinión te merece Marcelo D’Alessio, el personaje casi de película que afirma pedir coimas a pedido de Stornelli? A D’Alessio solo lo conocía de sus apariciones en televisión. Es un traficante de influencias, de esos personajes típicos que operan entre la Justicia y determinados bolsones de poder. Que tenga una chapa de la DEA y diga que es de la DEA no significa que sea de la DEA. No creo que la DEA contrate personajes tan loquitos. Me hace acordar a la Operación Langostinos, de hace muchísimos años, que fue una entregada de un buchón que se llamaba Carlos Savignon Belgrano. Él también decía que era de la DEA, solo que no tenían credencial. Solo tenía una especie de pergamino enmarcado para colgar en la pared que era lo que les daba la DEA a los buchones que conseguían importantes cargamentos de drogas. ¿Qué tiene que tener un tipo así para decir que es de la DEA y que trabaja con Patricia Bullrich pero nadie lo sale a bancar? Para ser como este tipo hay que tener una cuota de psicopatía y, a su vez, relaciones reales. Si bien es improbable que Patricia Bullrich haya pagado $ 200 mil mensuales para defender a (Leonardo) Fariña, es evidente que ahí hubo una relación de la cual ahora todos tratan de despegarse. Tampoco sería extraño que trabaje para Bullrich Claro. Bullrich no solamente tiene entre su gente personas como Carlos Manfroni, quien escribía en la revista Cabildo y apenas asumió recibió el repudio de Charly García porque Manfroni había escrito que sus canciones tenían contenido demoníaco. Bullrich también tiene delincuentes y exsecuestradores extorsivos como Daniel Barberis. D’Alessio no es un tipo que desentone con un enfermo como Noceti o con un delincuente que se hizo amigo de la gorra como Barberis. Lo que sorprende es que D’Alessio haya dejado en el camino tantas huellas. Eso solo se puede deber a la impunidad. Ahora bien, D’Alessio es un loquito pero no es ningún boludo. Tiene más guita que todos nosotros juntos. Se ve que la extorsión por la cual su figura saltó por los aires estuvo precedida por otra serie muy larga de trapisondas que les dieron pingües beneficios. ¿Y hay muchos D’Alessio dando vueltas? Yo pienso que hay muchos D’Alessio dando vueltas. No podría decir una cifra exacta, pero los D’Alessios son a la Justicia lo que los colectiveros al transporte. ¿Qué papel juegan en todo este caso los servicios de inteligencia? Los servicios de inteligencia entran de lleno en este asunto. Es que la política judicial del macrismo se basa en la triple alianza entre la Justicia, los servicios de inteligencia y los medios de comunicación hegemónicos. En ese sentido el tipo tiene que tener aceitados vínculos con la AFI así como los tiene con algunos periodistas, como Daniel Santoro. En esa triple alianza el tipo salta de aliado en aliado, convirtiéndose en el vaso comunicante entre todos ellos y entre ellos y las víctimas de este sistema. Lo de Stornelli se enmarca en la resonante “causa de los cuadernos”, de la que él es el fiscal y es un lodo en el que están hundidos muchos funcionarios y empresarios. ¿Qué opinás de esa causa? En un país normal esta causa tendría una nulidad más grande que una casa. Es una causa en la que no se encontró dinero. Los famosos cuadernos son imperitables y se sospecha que tienen una letra distinta desde 2008 en adelante. Lo único que tiene la causa, su savia, son las delaciones producidas por el sistema de los arrepentidos. Además de que Stornelli y Bonadio controlan el registro de las declaraciones que toman, con lo que pueden agregar y quitar lo que se les antoja. ¿Cómo ves al Gobierno y el resto del Poder Judicial actuando en este tema? El régimen tiene toda la atención puesta en profundizar, defender y propiciar esa causa. Y como vivimos en un país kafkiano, es impredecible lo que puede pasar. ¿Qué cosas pueden esperarse? No sé, pero hay que estar muy atentos con lo que pasa con esta causa. La sobrevivencia del caso está cifrada en si la cabeza de Stornelli sigue estando unida o no al resto de su cuerpo. Y no hay que olvidar que días antes de que saltara este quilombo tambalearon las otras dos causas más importantes del macrismo contra funcionarios del gobierno anterior, la del memorándum con Irán y la que convierte el suicidio de Nisman en un asesinato. Fue al tomar estado público la famosa carta del presidente de la AMIA al presidente de la DAIA pidiéndole que se bajara de ambas causas. Tampoco hay que desconocer la muy interesante participación de (el juez de la Corte Suprema Carlos) Rosenkrantz, quien le habría dicho a un exsocio suyo ’esto se cae’. O sea que son causas que se están cayendo. Y es que no es tan fácil, hay que hacerlo bien, hay que buscar nuevos dramaturgos para contar fantasías procesales de ese calibre. Y esta es gente a la que si la mandás a Bolivia a buscar coca te traen Pepsi. ¿Cómo describirías a Carlos Stornelli? Stornelli es varias cosas a la vez. Es un tipo que siempre mordió la mano de quienes le dieron de comer. Lo inventó Carlos Corach y terminó metiendo en cana a Menem. De Vido propició su nombramiento como ministro de Seguridad (bonaerense) y lo terminó metiendo en cana. Quiere decir que como persona es un sorete. Ideológicamente es un facho. Y éticamente es un corrupto. ¿Y al Poder Judicial en general? El Poder Judicial es el más antidemocrático de los poderes del Estado, es un poder casi monárquico. Y es el menos independiente. Lo que pasa es que, históricamente, más allá de su alineación política con cada uno de los gobiernos que hubo desde 1983 para acá, el problema real de la Justicia era su subordinación a la corporación policial y, ahora, yo diría que la Justicia dio un salto copernicano al subordinarse, de una manera absolutamente obscena, a sus nuevos mandantes políticos. ¿Ese salto es contemporáneo a la llegada de Macri a la Casa Rosada? Absolutamente. En los gobiernos anteriores hubo jueces que emitieron fallos judiciales que no los perjudicaron. Estaba Oyarbide, que puede haber sido muy benévolo con el kirchnerismo. Pero en la actualidad la Justicia es el garrote de Macri, mete en cana gente, comete delitos en nombre del gobierno. La Justicia hoy es la servidumbre del Gobierno.

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