sábado, 27 de octubre de 2018

Editorial de Aliverti del 27 de octubre { Macri perdería hoy el ballotage }

Discurso de Alfonsín de octubre de 1983


Paro y Movilización de Saúl Ubaldini año 1988


Naomi Klein: “El gran triunfo del neoliberalismo ha sido convencernos de que no hay alternativa”


En Decir no no basta, la investigadora analiza los caminos que precipitaron la elección de Donald Trump y propone alternativas para resistir y crear el futuro donde queremos vivir. Con cada catástrofe se fortalecen las grandes empresas y se empobrece la democracia. Con cada terremoto, maremoto, megaincendio, guerra, ataque terrorista o golpe de Estado, se utiliza sistemáticamente la desorientación de los ciudadanos para imponer leyes que empeorarán sus derechos. Es lo que Naomi Klein (1970) denominó La doctrina del shock en 2007, un libro indispensable que abarca 40 años de historia -desde Pinochet hasta la caída de la URSS, los primeros días de la invasión a Irak y el huracán Katrina. El libro la catapultó a la fama y hoy es un referente humanista y voz crítica al cambio climático, firma habitual en The New York Times, The Guardian, Le Monde, The New Yorker o London Review of Books. Se acaba de publicar en español su último libro Decir No no basta, donde explica “la situación de supermarca en la que se ha convertido Trump hasta ocupar uno de los centros de poder más grandes del mundo, llenando su gobierno con negacionistas del cambio climático que nos sumen en esta situación de crisis permanente para ocultar los intereses de las multinacionales”. No en vano el libro se lanzó en Barcelona. Su agenda aquí ha incluido un encuentro con la prensa, una charla con la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, y una reunión con Yanis Varoufakis, quien la ha fichado como asesora del DiEM25, el movimiento paneuropeo y transfronterizo que reúne a activistas, políticos y otras figuras como Brian Eno, Slavoj Zizek o Noam Chomsky. Vivimos tiempos urgentes e inciertos, y para Klein el presidente de EEUU es arte distópico convertido en realidad. “Hemos de entender a Trump como una advertencia para todas las sociedades, como una cultura que celebra la riqueza por encima de todas las cosas, abriendo el gobierno a las corporaciones, privatizando la esfera pública, expandiendo la impunidad para los ricos. Se puede ver en la reciente publicación de los Paradise papers o encarnado en el poderoso Harvey Weinstein, que ejerció el poder sobre las mujeres y que con sus propios espías estaba encima de la ley. ¡Vemos tantos ejemplos de la impunidad de la riqueza en nuestra sociedad! Trump es un síntoma de la crisis pero no la crisis en sí”. “Trump es otro tipo de Doctrina del Shock”, afirma. “Cuando se produce un shock es cuando aprovechan para introducir muchos cambios y esto es lo que se produjo tras la crisis financiera de 2008. Con Trump es el shock infinito, sin descanso, diseñado para distraer y poder aplicar cambios diarios. Su administración ha hecho un golpe de Estado corporativo. Era exactamente lo contrario de lo que dijo en su campaña, que era tan rico que no necesitaba el dinero de las corporaciones y que iba a hacer frente a Goldman Sacks y todos los lobbies. Prometió proteger el sistema de salud, traer de vuelta los trabajos sindicalizados y no hizo nada de eso. Este gobierno ha sido una mentira. Todas sus políticas han sido las de transferir dinero de la gente normal hacia los más ricos de los más ricos a través de un sistema tributario. Nada de esto es sorprendente”, asegura. En su opinión, lo perturbador es el rol de los medios, más entretenidos en sus tweets y sus “berrinches diarios” que interesados en investigar “todas sus traiciones económicas”. La autora analiza el crecimiento de los supremacistas blancos, los movimientos etno fascistas, el alza de líderes extremadamente autoritarios y xenófobos como Marine Le Pen (Francia), Narendra Modi (India) o Rodrigo Duterte (Filipinas), y que mezclan el entretenimiento de masas con política. “Creo que tenemos que mirar a las condiciones económicas y las fuerzas dominantes que están produciendo estas crisis: un extremo abuso de poder en desmedro de los más pobres”. Su libro aparece exactamente un año después de la elección de Trump, “un momento importante para pensar si hemos hecho lo suficiente para contrarrestar esas tendencias subterráneas contra él y sus símiles. Me temo que no. Aún vemos políticas de austeridad pública brutales en Europa que fortalecen a la extrema derecha. En EEUU aún no hay una visión, una idea alternativa a ese mundo de peligros de Trump. Se pone muy poca atención sobre cuál es la visión política que inspirará a la gente para votar por alguien distinto y demasiada energía en un posible impeachment”. –A su juicio, ¿cómo hay que resistir? -El concepto en solitario es limitado. Claramente que hay que resistir y manifestarse. Mi punto es que el movimiento de resistencia no es suficiente y no nos llevará a las causas reales que nos explicarán el auge de estas ideas, que tienen que ver con el fracaso de las ideas del neoliberalismo a la hora de dar respuesta a las expectativas de las personas. Necesitamos más resistencia pero también un movimiento que transforme desde una resistencia. Para la periodista canadiense no se puede destinar energía exclusivamente a batallas defensivas. “El No nunca fue una opción. Para mí fue evidente con la crisis financiera de 2008. La resistencia fue muy fuerte y creativa. El movimiento de los indignados en España u Occupy Wall Street en EEUU, que se opusieron a las medidas de austeridad y dijeron ‘No queremos pagar por vuestra crisis’”, recuerda. Aquellos movimientos no generaron cambios estructurales porque no crearon ninguna narrativa de futuro. “La crisis real era de imaginación. No vimos suficientemente claro eso. El proyecto neoliberal tuvo éxito. Su gran triunfo ha sido convencernos de que sin ellos no hay alternativa”, dice. El título del libro viene de una discusión que sostuvo con Alexis Tsirpas justo antes de ser electo primer ministro griego, liderando el descontento ante un rescate financiero que hundiría el sistema social del país. “El me decía que con decir No era suficiente. Para mí lo que estaba muy claro era ser creativo para poder proponer soluciones y alternativas. Grecia es un buen ejemplo de los peligros que corremos si no proponemos alternativas y movilizamos a la gente”. –¿Qué ejemplos positivos de cambio destaca? -El debate que se ha abierto sobre la sanidad. Trump intentó revocar un programa y dejar a millones de americanos sin asistencia sanitaria, pero no pudo. Y ahora las olas de resistencia generadas buscan algo más: sanidad universal, pública y gratuita. Bernie Sanders impulsa esta alternativa y es el político más popular del país, con un proyecto respaldado por 20 senadores. Otra visión esperanzadora es la de Jeremy Corbin en el Reino Unido. En todas las encuestas salía perdedor, y sin embargo el partido Laborista obtuvo el mayor número de votos desde la Segunda Guerra Mundial. Durante la campaña elaboró un manifiesto con una visión muy osada del futuro que incluía una seguridad social gratuita, eliminar las matrículas de las universidades, una transición hacia energías limpias, nacionalizar el sector energético y el ferrocarril. Las personas vieron que ese programa cumplía con sus expectativas”. Klein no quiere difundir un sentimiento de autocomplacencia del tipo “los americanos están locos y nosotros somos mejores”. “Europa no puede sentirse superior. Trump es tan personaje que los demás se ven como unos santos. Pero mira a Macron en Francia. Se presenta como la alternativa pero sus políticas fiscales son tan pro ricos como las de EEUU. Las políticas de Trump son indignantes, como querer construir un muro con México. No sabemos si lo hará finalmente. Pero actualmente Europa deja morir a miles de refugiados en el mar y permite que un gobierno represor (Turquía) intercepte a las personas y las encierre en campos de concentración para que no entren en Europa. Eso es peor que cualquier cosa que pueda estar haciendo Trump ahora mismo”.

Del Caño: “No solo el Gobierno es responsable del ajuste, el peronismo es cómplice”


El diputado nacional del PTS-Frente de Izquierda denunció la represión frente al Congreso, exigió la libertad de los detenidos y cuestionó al peronismo que votará el presupuesto de ajuste. “La CGT se borró”, fustigó Del Caño. “Quiero comenzar por repudiar la brutal represión a la movilización de miles y miles que concurrieron hoy al Congreso y exigir libertad a los compañeros que siguen detenidos por el simple hecho de ejercer su derecho a manifestarse .” “No es casual esta represión cuando para las amplias mayorías populares este presupuesto y la política de su gobierno es rechazada ampliamente. “ “El presupuesto 2018 se votó unos días después del robo a los jubilados y para ese robo también reprimieron las movilizaciones. “ “Ese presupuesto 2018 fue de lo mas mentiroso porque estipulaba un 12 por ciento de inflación cuando va a terminar por encima del 40 por ciento, una mentira como la pobreza cero. Decían que iban a terminar con la inflación, mentira. Decían que de la mano del capital financiero íbamos a ir al paraíso y nos llevaron al infierno de no llegar a fin de mes, de no saber si vas a terminar despedido, de no saber si vas a tener plato de comida para los hijos.” “Hay detenidos trabajadores de la educación, de Télam, del Astillero Río Santiago, que vienen al Congreso porque están reclamando por sus puestos de trabajo." "Este presupuesto es un dibujo. La caída de la economía será mayor, porque hay una profundización del ajuste. Los funcionarios del gobierno, los economistas liberales repiten una mentira tras otra. Nos dicen que el problema es que gastamos más de los recursos que tenemos. Dicen que hay mucho gasto en salud, en educación, en jubilaciones ¿en las jubilaciones de 8500 pesos? ¿en serio? Este diagnóstico que repiten como loros no resiste la mas mínima evidencia.” “Hay una transferencia millonaria de recursos que van a parar a los especuladores con el pago de la deuda externa. Hay millones que se van con la fuga de capitales. Millones que se apropian los 4000 principales terratenientes de nuestro país y las grandes exportadoras. Recursos que se roban con tarifazos las privatizadas del sector energético. Son cuatro pilares del saqueo y los funcionarios del gobierno son parte de esto, porque fugan capitales a los paraísos fiscales para no pagar impuestos”. “Este presupuesto implica una caída en términos reales para educación, salud, vivienda, cultura, ciencia y tecnología. Mientras tanto, crece en un 50% el pago de los intereses de la deuda ilegítima e ilegal que pagamos desde 1976 y que seguimos debiendo de a millones. Es una estafa, un mecanismo de saqueo de nuestra riqueza nacional.” “Esta receta no resiste la evidencia, no va a haber déficit cero, porque la deuda va a implicar un déficit de 8 puntos del PBI. Entonces dejen de mentirle al pueblo.” “Solo en el mes de mayo se fugaron 6200 millones de dólares. Entonces estamos discutiendo un presupuesto que va mas allá de este gobierno, va mas allá de 2019, porque plantea un acuerdo que hace depender al país del FMI hasta el 2021”. “Escuchamos a otros diputados y diputadas de algunos sectores de la oposición que han planteado críticas al presupuesto, pero que no dicen con claridad que van a hacer con la deuda a los especuladores si llegan a ser gobierno. ¿Van a desconocer esa deuda ilegal e ilegítima? Nosotros decimos claramente que no hay que pagar. Lo decimos frente a ellos que tienen ambigüedades, frente a esos que pagaron 200 mil millones en los 12 años de gobiernos kirchneristas. Decimos que hay que estatizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales. Para terminar con el tarifazo y esas empresas que viven robándole al pueblo decimos que tienen que ser estatizadas y controladas por los trabajadores y usuarios. Decimos que hay que expropiar a los 4000 principales terratenientes que parasitan la riqueza nacional. Hay que nacionalizar los puertos y expropiar a los grandes exportadores como Cargill, Nidera, Monsanto, que ejercen un verdadero monopolio privado del comercio exterior. El gobierno que asuma en 2019 si no toma estas medidas va a terminar aplicando también un ajuste como hizo Dilma en Brasil o Syriza en Grecia.” “La movilización de hoy -donde muchísimos del Frente de Izquierda estuvimos presentes- podría haber sido un factor fundamental para que hoy no se avance con este presupuesto de ajuste que están votando aquí. Hay una complicidad con este gobierno que tiene una minoría en esta cámara. La complicidad de los que dieron quórum. Los que van a votar a favor, los que se abstengan, van a ser cómplices como fueron cómplices del robo a los jubilados. Aquellos gobernadores del PJ que pactan a espaldas del pueblo con el gobierno de Macri y el FMI, son cómplices. Y por supuesto también es cómplice la CGT que se borró. En la marcha se cantaba: ‘a dónde está, que no se ve, esa famosa CGT’. Estuvieron en Tucumán rosqueando para las elecciones de 2019 pero no movilizando a millones y millones de trabajadores que son los que tienen en sus manos el poder para parar el país y frenar a este gobierno de ajuste.” “Hay que decir que aquellos sindicatos que se oponen a este presupuesto y que se movilizaron tibiamente en el día de hoy, pusieron mucha más fuerza para movilizarse en Luján el sábado pasado. Imaginemos si hoy hubiera habido un paro de aquellos gremios que dicen oponerse como camioneros, bancarios, aeronaúticos, Smata: hubiera sido una movilización poderosa.” “Por eso, quiero plantear una primera conclusión de esta jornada: porque no es que no se puede derrotar esta política de ajuste, hay que ver que la responsabilidad no es solo del gobierno sino del peronismo que le vota las leyes y las conducciones sindicales que han decidido ser cómplices o hacer todo lo posible para que el gobierno llegue a 2019… ¿pero que significa eso? ¿qué significa que el gobierno llegue a 2019?: miles y miles de despidos, pulverización del salario, más tarifazos. Nuestra propuesta entonces es pelear en cada lugar de trabajo para que la clase trabajadora junto a la juventud y al movimiento de lucha de las mujeres derrote esta política de ajuste y entrega del Gobierno y el FMI, junto a los gobernadores del PJ que son cómplices”.

jueves, 25 de octubre de 2018

La grieta


Demasiadas diferencias


La historia de Techint


¿Cuál es la historia de este grupo encabezado por los Rocca que se levantó gracias a la relación que construyó con el poder de turno y los negocios que hizo con el Estado en la obra pública, en los más de 60 años que lleva produciendo en Argentina? Estos lazos fueron y son determinantes en la historia del gigante de acero que hoy integra un holding con sedes en más de 100 países. Las suculentas ganancias las consiguieron a través de los “favores” recibidos por los sucesivos gobiernos y a costa del sudor y la sangre de sus empleados. Así ocurrió por ejemplo durante la última dictadura militar, un período del que Techint no quiere hablar y del que sin embargo tiene mucho para decir. ¿Cómo se creó el imperio de la familia más rica de Argentina? De Mussolini a Forbes. De la primera a la tercer generación. Este es el recorrido que hizo el emporio que puso en pie Agostino Rocca y que hoy maneja su nieto Paolo. Agostino fue un joven “emprendedor” italiano, ex combatiente de la Primera Guerra Mundial. En 1921 se recibió de ingeniero industrial y electrónico en el Politécnico de Milán. Poco tiempo después se casó con la heredera de los accionistas de la Banca Commerciale Italiana, lo que le permitió emplearse en Dalmine de Bérgamo, porque este banco controlaba financieramente esa empresa que producía tubos de acero sin costura. Tiempo después, cuando las empresas siderúrgicas fueron estatizadas por Mussolini, se convirtió en el director general del conglomerado de estas compañías y continuó siendo el vicepresidente de la famosa Dalmine de Bérgamo. Durante la Segunda Guerra, el gobierno fascista reacondicionó las fábricas para la industria bélica y Rocca fue el encargado de su organización. También fue consultor de la Banca Commerciale Italiana. En 1945 fundó Techint como corporación internacional pero huyó con la llegada de los aliados y terminó desembarcando en Argentina al año siguiente. En 1948 compró los terrenos en la localidad bonaerense de Campana, a 75 km de la Capital Federal, donde a partir de 1954 instaló Dálmine Safta (Sociedad Argentina para la Fabricación de Tubos de Acero). Techint heredó la capacidad productiva alemana, origen de los dueños de la empresa Dalmine a comienzos de siglo XX, y se convirtió en la primera fábrica de caños sin costura en Latinoamérica, conocidos por su fuerte resistencia al calor y usados en actividades varias: para la extracción de petróleo, centrales eléctricas, en la industria automotriz, y obras civiles, entre otros [1]. Su poder y expansión se basó en dos líneas directrices: la construcción de establecimientos industriales en el campo metal-mecánico y los proyectos y puesta en práctica de obras públicas de gran envergadura ligadas a la industria petrolera, eléctrica y a los montajes industriales. En 1951 fundó LOSA, productora de ladrillos para la construcción, en 1962 anexó a Dálmine la acería eléctrica Siderca y ese año comenzó a exportar los caños. En 1970 instaló Propulsora Siderúrgica en Ensenada para producir chapas y bobinas laminadas en frío y en Florencio Varela creó la Sidercolor para pre-pintado y revestido plástico de las chapas. El crecimiento del grupo fue espectacular en pocos años, siendo importante su desarrollo incluso a nivel internacional. El principal cliente de Techint fue siempre el Estado argentino. Tan tempranamente como que en 1949 el gobierno de Perón, a través de un amigo en común Torcuato Di Tella, le adjudica a Agostino Rocca la obra del primer gasoducto entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires. En 1957, bajó la dictadura gorila de la “Libertadora”, consiguió hacer el montaje mecánico del Alto Horno de Somisa. Al año siguiente, el de Zapla; también lleva a cabo el complejo vial Zárate-Brazo Largo y la galería del Cristo Redentor, que atraviesa la cordillera mendocina entre Argentina y Chile. Siempre negoció y mantuvo relaciones políticas con todo el arco político burgués. Desde las excelentes relaciones primero con el gobierno militar, luego con el alfonsinismo y con Menem, quién le entregó en bandeja la privatización de SOMISA a un precio irrisorio dejando como resultado más de 8.000 trabajadores en la calle. Formó parte de los “capitanes de la industria. El fundador de Techint falleció en 1978 y la posta la tomó su hijo Roberto quién falleció en 2003 cediendo el poder al directorio donde estaban sus tres hijos. Hoy Paolo es el Jefe del imperio y forma parte del comité ejecutivo de la Word Steel Association que nuclea al sector del acero a nivel mundial, Agostino falleció en diciembre de 2001 y Gianfelice se encarga del negocio de Salud de la familia, la empresa Humanitas. Actualmente los Rocca ocupan en Campana unas 400 hectáreas con 160.000 m2 de edificios industriales, una docena de kilómetros de vías férreas propias, caminos, 500 departamentos, escuelas, campo deportivo, iglesia, club y un canal de 2.000 metros. La revista Forbes no sólo incluye a Paolo Rocca como uno de 300 hombres más ricos del mundo, también lo califica como al más rico de Argentina con una fortuna global que alcanza unos USD 4.900 mil millones y una facturación anual que alcanza los USD 15 mil millones. También tiene desde hace poco tiempo intereses millonarios en Vaca Muerta (Neuquén), donde Paolo se mostró hace muy poco con el presidente Macri. A través de Tecpetrol recibe del gobierno subsidios que no fueron eliminados a pesar de los recortes presupuestarios generales. Se estima que para el año que viene estos subsidios podrían alcanzar los USD 600 millones. Los 70: persecución sindical y represión La madrugada del 22 de septiembre de 1976, Alberto Luis Bedia fue secuestrado en Campana mientras dormía en la casa de sus padres, un grupo de hombres vestidos de civil y encapuchados lo golpearon y se lo llevaron. A Armando Culzoni, Manuel Ignacio Martínez y Raúl Aroldo Moreno les pasó lo mismo. Los cuatro eran obreros de Dálmine-Siderca y sus familias recuerdan los hechos como “la noche de los tubos”. Un ex compañero de sector de Alberto Bedia, Eduardo Pitter, en una entrevista a Victoria Basualdo en 2013 afirmó que días antes de su desaparición le dijo que había descubierto que en la caja de la Oficina de Personal los ejecutivos guardaban una libreta negra que tenía los nombres de los obreros que molestaban a la empresa [2]. Techint y la familia Rocca fueron promotores del golpe militar y apoyaron activamente al gobierno y su política económica, al mando de Martínez de Hoz, conocido de los Rocca de los tiempos en que éste ocupaba la presidencia de Acindar. En Dálmine-Siderca como ocurrió también en otras empresas de la familia Rocca, por ejemplo propulsora Siderúrgica en La Plata [3], se persiguió a delegados y activistas con particular saña y se financió a los grupos de tareas que participaban de las sesiones de tortura y posterior desaparición de los trabajadores. En total 80 trabajadores fueron víctimas del terrorismo de Estado de alguna forma. La empresa invirtió en comisarías donde funcionaron centros clandestinos de detención. Se calcula que hubo más de 10 en la zona de Campana y Zárate. Entre ellos prevalece el Club Deportivo Dálmine que los Rocca tutelaron y financiaron para poner a disposición de los militares, a la vez les cedieron el uso del puerto de la compañía para embarcar detenidos y el edificio Catalinas que Techint tiene en el barrio porteño de Retiro. Este edificio era usado para reuniones de la cúpula castrense. A cambio las fuerzas controlaban a los trabajadores y los mantenían amenazados dentro del predio industrial. Muchos trabajadores que permanecen desaparecidos, fueron secuestrados en las puertas de las fábricas. En general los mandaban a llamar para que dejen sus trabajos y se acerquen a la portería. El primer ciclo represivo se produjo en marzo de 1975, en el mismo momento −no casualmente− en que se desató el brutal operativo militar en la cercana ciudad de Villa Constitución; dejando en claro la acción coordinada de las grandes empresas, las fuerzas represivas y el gobierno en el cinturón industrial norte. Entre los años 1976 y 1977 crecieron los secuestros y detenciones y en 1979, durante una importante huelga, volvieron a ser perseguidos. Incluso en 1980 continuaron las desapariciones [4]. No hay que olvidar que en el mismo mes que se inició el golpe, los combativos trabajadores de Dálmine venían luchando por conseguir una “coparticipación”, un dinero extra que recibieron en la liquidación del sueldo. Solo tuvo un año de vigencia frente al avance patronal. El cinismo de la gerencia se expresaba en la figura del presidente de la compañía de aquel entonces, Roberto Rocca, quién ante el asesinato de un ingeniero activista de la planta, para ocultar el crimen en mano de los grupos de tareas, indemnizó a su esposa “por muerte accidental”. Una actitud similar adoptaban ante la desaparición de los trabajadores de la planta, a los que les computaban asistencia perfecta. Es importante agregar que según documentos hallados de la ex DIPBA, el ex suboficial principal de la Fuerza Aérea, Roberto Paulino Nicolini, fue una pieza clave para que funcione aceitadamente el circuito represivo articulado por la patronal. Fue jefe de vigilancia de Cometarsa (otra de las empresas que los Rocca tenían en Campana) y uno de los máximos “agentes especiales de inteligencia” del reconocido Batallón 601 de Inteligencia. La policía interna, organizada bajo su comando, contaba con una red de espionaje distribuida al interior de la planta industrial de Siderca y en toda la ciudad de Campana. Nicolini después creó dos empresas de seguridad pero siguió vinculado a la empresa, incluso en fechas tan tardías como julio de 1986, donde armaba informes a pedido de la gerencia sobre los obreros que estaban vinculados a actividades del PC y del MAS. Sin dudas la empresa se benefició enormemente de la política económica y represiva del período dictatorial a dos niveles. Por un lado haciendo uso de la bicicleta financiera, obtuvieron grandes préstamos internacionales, fueron proveedores exclusivos del Estado y tampoco faltaron a la fiesta de la obra pública. Incluso años después cuando el gobierno estatizó la deuda de numerosas compañías se benefició por al menos USD 186 millones. Por el otro, su estrategia de disciplinamiento social basada en el terror y el miedo logró reducir la cantidad de empleados hacia 1979, aumentando enormemente la productividad y los niveles de explotación, produciendo más con menos obreros. Las ganancias fueron siderales. Las investigaciones judiciales encontraron valiosos testimonios y pruebas documentales sobre la participación activa de los empresarios y jefes de Techint en la desaparición de obreros. Sin embargo, los procesos se paralizaron y el rol del grupo Rocca en los crímenes quedó impune. Salvo en un caso. La Cámara Nacional de Trabajo en 2012 falló a favor de Gimena Ingenieros, hija de Enrique Ingenieros, desaparecido en 1977. Ella demandó a la empresa Techint ante la Justicia laboral por considerar que fue responsable de la desaparición de su padre. Luego de que la Cámara del Trabajo reconociera que tenía derecho a percibir la indemnización porque se trató de un delito de lesa humanidad que no prescribe, la Corte Suprema dictaminó que “las acciones de responsabilidad civil derivadas de delitos de lesa humanidad” también “son imprescriptibles”. Los Rocca por una Cámara Civil solo fueron obligados a pagar una indemnización, siguieron impunes por los crímenes. Pero ellos no fueron los únicos empresarios que no recibieron condena por haber sido participes necesarios del genocidio de clase que se dio durante la última dictadura militar. Solo algunos llegaron a juicio, y uno solo recibió condena. Tenaris y Ternium Sobre esta base la familia Rocca se consolidó en el negocio del acero que los llevó a ocupar el primer lugar en el business siderúrgico. Luego, bajo gobiernos constitucionales, continuó con sus negocios expandiendo su capital en varias ramas (Telefónica, Construcción) hasta convertirse en el holding más importante de capital nacional. Los dos grandes consorcios en los que el grupo Techint agrupó sus empresas son Tenaris y Ternium. La primera agrupa a todas las empresas relacionadas con tubos de acero y la segunda las de aceros planos. Ambos fueron constituidos por Paolo ocho meses después de la muerte de su hermano Agostino, el 17 de diciembre de 2001, en las últimas horas de la presidencia de Fernando De la Rúa. A partir de ese momento se convertía en el único heredero del holding que tiene su sede en el principado de Luxemburgo, lugar elegido como “paraíso fiscal” porque las ganancias están exentas de cualquier impuesto. Como afirman en su página web, Techint controla un centenar de empresas de las cuales sólo cuatro importantes están radicadas en la Argentina: SIAT y Siderca, por medio de Tenaris, y Siderar e Impeco a través de Ternium. En total cuenta hoy con 48.000 empleados entre sus empresas radicadas en Argentina, Italia, Estados Unidos, China, Canadá, Brasil, Gran Bretaña, Chile, México, Japón, Rumania, Portugal, Liechstenstein, Uruguay, Colombia, Guatemala, Noruega, Irlanda, Singapur, Indonesia, Islas Vírgenes Británicas y Venezuela. Paolo Rocca: de Forbes a Bonadio Los últimos días al magnate del acero debió declarar ante el juez “de la servilleta” Claudio Bonadio luego de ser implicado en la causa de los cuadernos. Entre los infinitos negociados que su historial hace presuponer que le caben a Techint hoy se ha ventilado solo el que lo involucra en el pago de coimas a funcionario kirchneristas para que estos intercedan ante el expresidente de Venezuela, Hugo Chávez. El dinero que acercó Techint en el 2008 a través de dos de sus principales ejecutivos como son Héctor Zabaleta y Luis Betnaza fue para lograr que Venezuela pagara una etratosférica indemnización por la nacionalización de Sidor, una filial del holding de los Rocca que opera en ese país. En aquella oportunidad el Grupo Techint se alzó con USD 1.900 millones. Paolo ya acumulaba en su haber la citación de la Justicia Italiana por el pago de coima en Brasil por USD 9 millones para quedarse con obras de Petrobras en dicho país. Buscan determinar si directivos de Techint utilizaron sociedades offshore, y una cuenta en Suiza para pagar sobornos a funcionarios brasileros de Petrobras. Sin embargo Paolo Rocca parece que correrá mejor suerte que Al capone. Ni siquiera será detenido por evadir al fisco.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Llegó el día: este es el troll center de Cambiemos desde adentro


Un periodista se infiltró en las oficinas de Marcos Peña y mostró la realidad de los que trabajan ahí. Finalmente apareció el Call Center. Un hombre ingresó con una cámara oculta a las oficinas donde el Gobierno lleva a cabo sus campañas en redes y obran lostrolls macristas. Según revelan los propios integrantes, son empleados estatales de planta transitoria cuyo "derecho de piso", consiste en realizar estas tareas extraoficiales, como por ejemplo realizar timbreos. Además, los torlls resaltaron que utilizan un guión pautado de antemano y que su horario de acción son parte de las horas asignadas para su verdadero trabajo en la dependencias del Gobierno.

Cuadernos del chofer: así presionó Bonadio a los "arrepentidos"


Roberto Navarro mostró los testimonios grabados de los empresarios que declararon para evitar ir presos.. Roberto Navarro y su equipo de periodistas revelaron las presiones que hizo Claudio Bonadio a los "empresarios arrepentidos" para perjudicar judicialmente a Cristina Kirchnery lograr acumular denuncias para poder enjuiciarla. Algunos de los testimonios de los arrepentidos: "El juez preguntaba con persistencia si el dinero iba a Cristina. Estaba empecinado en este tema" "Al juez le dije que a Cristina la conocí en actos oficiales. Pero nunca hubo trato personal. Nunca hablé con ella. Pero él insistía". Bonadio no para de preguntarme si conocía personalmente a Cristina Kirchner. Parecía lo único que le interesaba saber". "No tengo ninguna prueba o certeza de que la ex presidenta haya recibido algo. Fue lo que le dije al juez. Pero parecía no conformarle, y finalmente dije algo que lo contentara para evitar ir preso". "El juez me preguntó con insistencia si yo asumía que la plata de las coimas eran para Cristina Kirchner. Lo hizo muchas veces". "Las preguntas iban todas direccionadas a saber cosas de la ex presidenta. Era lo único que le interesaba". "El juez me pedía que le dijera algo que le sirviera. Sobre todo de Cristina. O me dijo que de ahí no me iba".

Indignante: el fiscal Delgado denunció por persecución a Bonadio y la AFI


El fiscal que más incomoda al Gobierno apuntó contra gran parte de Comodoro Py y los servicios de inteligencia. El fiscal federal Federico Delgado denunció una persecución en su contra por parte de los jueces Claudio Bonadio y Marcelo Martínez de Giorgi, así como del empresario Jorge "Corcho" Rodríguez, el abogado Victor Stinfale y el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, y pidió la intervención del Procurador General de la Nación, Eduardo Casal. "A esa persecución se han sumado jueces federales como (Cluadio) Bonadio, (Marcelo) Martínez de Giorgi y dos integrantes de la Cámara Federal", disparó Delgado en su escrito. Delgado fue denunciado tanto por el empresario Rodríguez, por el jefe de la AFI y el abogado Stinfale: a todos ellos el fiscal los investigó por distintas causas. A Stinfale por la tragedia de Time Warp donde se sospecha de la venta de droga, causa de la que fue apartado por recusación; asimismo lo hace a Rodríguez por el escándalo de Odebrecht y a Arribas por supuesta recepción de dádivas desde Brasil. "En todos los casos los representantes del Ministerio Público han considerado que se debía desestimar las denuncias por inexistencia de delito", recordó Delgado. En ese sentido, refirió que en su contra se han hecho "denuncias penales, sumarios administrativos, apartamientos de causas a instancias de presiones de parte de los imputados, sin soporte institucional y en una unidad de tiempo relativamente pequeña que coincidió con mi intervención en causas sensibles". "Las recusaciones y las denuncias penales y administrativas se han transformado en instrumento espurio para amedrentar fiscales. No se puede trabajar bajo amenaza ya no se trata de ser removido de un expediente sino incluso acusado de delitos en el ejercicio de mi función", dijo Delgado al pedir la intervención de Casal.

martes, 23 de octubre de 2018

Editorial de Aliverti del 20 de octubre { Pincelada general }


Lo sabía con peras


Los hijos de Mauricio


Margarita en off side


No hay que hablar, hay que hacer


Procesaron al dueño del supermercado Coto y a su hijo por tenencia de armas y explosivos


El empresario Alfredo Coto y su hijo Germán, fueron procesados sin prisión preventiva por el arsenal con armas que fue hallado en 2017 en uno de los supermercados de su propiedad. El empresario Alfredo Coto y su hijo Germán Alfredo Coto fueron procesados sin prisión preventiva hoy por la Justicia por el arsenal con armas que fue hallado en uno de los supermercados en el barrio porteño de Caballito. Fuentes judiciales revelaron que ambos fueron embargados por el juez federal Sebastián Ramos por tres millones de pesos y se los acusa de "tenencia ilegítima de materiales explosivos, inflamables, asfixiantes, tóxicos o biológicamente peligrosos, sin la debida autorización legal o sin que medien razones que justifiquen dicha tenencia". También fue procesado sin prisión preventiva y con un embargo de 500 mil pesos el prefecto principal Cristian Javier Oscar González. En tanto, se les dictó la falta de mérito a Juan Diego Kotelchuk y Fernando Martín Fumeo, empleado y funcionario de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac), mientras que se dictó el sobreseimiento del comisario de la Policía Federal Carlos Fernando Emilio López Vázquez. Asimismo, el juez federal Ramos ordenó que se cite a declaración testimonial a otras diez personas y a indagatoria a una comisario inspector de la Policía Federal. El hallazgo La causa se inició en mayo de 2017 tras la denuncia de los fiscales Franco Picardi y Jorge Felipe Di Lello, quienes forman parte de la Unidad Fiscal especializada en la investigación de delitos relacionados a armas de fuego, luego de que en una sucursal de esa firma se hallara un arsenal. En ese sentido, en el supermercado de Paysandú al 1.800 fueron halladas 227 granadas, 41 proyectiles de gases, 27 armas de fuego y 2 de lanzamiento, 3.886 municiones, 14 chalecos antibala, 22 cascos tácticos sin número visible, un silenciador y 9 escudos antitumultos. Al momento de ser indagado, Coto explicó que las armas pertenecían a fuerzas de seguridad, que las dejaban ahí para ser usadas ante posibles saqueos.

jueves, 18 de octubre de 2018

" La Inquisición Neoliberal " en la Batalla Cultural


Fernando Borroni se presentó en la Batalla Cultural de Olivos para charlar y dar a conocer su libro " La Inquisición Neoliberal ". Una disertación muy jugosa sobre cuestiones de la realidad con la particular mirada del autor. Luego el público pudo realizar preguntas al protagonista.

La palabra de Fernando Borroni en la Batalla Cultural


El 16 de octubre de 2018 Fernando Borroni estuvo en la Batalla Cultural de Olivos presentando su nuevo libro " La Inquisición Neoliberal ". Una jugosa charla con posteriores consultas del público. Y antes del evento conversamos a solas con el autor.

Los dueños de la luz


Aumentos de octubre


Los fascistas del futuro


El imperio del consumo Por Eduardo Galeano


El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble. La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar. La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo. El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica. EEUU consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenas suma el cinco por ciento de la población mundial. «Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas». Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar. El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico. Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald's, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas. El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald's no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald's dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald's de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín. Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald's viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados de McDonald's, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness. Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece. Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar? El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas. Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiende en las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio. Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas? El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial. El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas. La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo. Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta a unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta. //////////// www.ecoportal.net ||||||||||||

Ministros para Bolsonaro


Camino a la segunda vuelta electoral el ultraderehista Jair Bolsonaro no solo prometió bajar la cantidad de ministerios, de los actuales 29 a 15, sino que señaló a algunos de los que formarían parte de su gabinete. Entre las nueve personas mencionadas por Bolsonaro se encuentran magnates, corruptos, esclavistas, defensores de educación por Whatsapp, y militares. Un verdadero gabinete de terror. Veamos caso por caso El principal candidato para ocupar el cargo de Jefe de la Casa Civil(Jefe de Gabinete), que también está a cargo de las relaciones con el poder legislativo (Cámara de Representantes y Senado), es el golpista y recientemente reelegido congresista Onyx Lorenzoni (del partido DEM). Lorenzoni es un corrupto que confesó haber recibido 100.000 reales de los hermanos Batista, del frigorífico JBS, y está citado también en la denuncia de Odebrecht, sin haber sido investigado por el Ministro del Supremo Tribunal Federal, Luiz Fux, el mismo que sí decidió vetar arbitrariamente a Lula para que pudiera dar entrevistas. Lorenzoni que además está vinculado a Cosan, uno de los mayores grupos económicos privados del agronegocio del país, recibió al menos 10 millones de reales para el financiamiento de su reciente campaña de parte de terratenientes y ejecutivos denunciados por el empleo de mano de obra esclava. Para el Ministerio de Educación, que con el recorte de carteras incluiría al de Cultura y el Deporte, el favorito es nada menos que el principal referente de la educación a distancia en el país, el empresario Stavros Xanthopoylos. Stavros es presidente de la Asociación Brasileña de Educación a Distancia (ABED) y exdirector de FGV Online. Junto con Bolsonaro, elaboró la absurda propuesta de que la enseñanza pública brasileña sea a distancia, desde la Enseñanza Fundamental. Dice que él mismo colabora con la campaña, y se comunica diariamente por WhatsApp, entonces "¿por qué no incorporarlo en el proceso educativo?". Para él, los profesores estarían mejor como "curadores de contenidos" del nuevo sistema de enseñanza del siglo XXI, adaptado a las nuevas relaciones de trabajo modernas (es decir, flexibilizadas y precarizadas), que en el aula hablando sobre las minorías. El "candidato a Ministro" repudia las cuotas raciales, el debate de género, y es defensor intransigente de la Escuela Sin Partido. Stravos afirmó además a GloboNews que no se opone a la militarización de las escuelas, hasta que sean sustituidas por el sistema educativo vía whatsapp. El Ministerio de Salud sería asumido por el millonario empresario ganadero Henrique Prata, Director General del Hospital de Amor de Barretos, que ya declaró aceptar el cargo. Dueño de una de las mayores fortunas del negocio ganadero del Centro-Oeste del país, Prata es un magnate influyente y la mayor referencia del modelo de salud privada, financiada con dinero público. El famoso hospital de Barretos es administrado por la Fundación Pío XII, del propio empresario, y se sostiene en base a aportes de grandes empresarios y sobre todo a los millonarios subsidios que recibe del Estado mensualmente. Su objetivo es hacer de la salud una fuente de ganancias y no un derecho social. Como no podían faltar, en esta terna de reaccionarios enemigos de los trabajadores, hay al menos tres militares. El asesor de Bolsonaro y general de reserva Augusto Heleno, está indicado para el Ministerio de Defensa. La primera vez desde la vuelta de la democracia que un militar asumió este ministerio en Brasil fue bajo el gobierno golpista de Temer. Ahora, va a asumir la cartera el General que comandó la operación "de paz" en Haití, bajo el Gobierno del PT, que tuvo un costo multimillonario y que dejó, al final de sus 13 años, un saldo de miles de muertos y mujeres violadas o forzadas a someterse abusos por un plato de comida. Heleno, para quién la reciente intervención militarizada de Río de Janeiro es el modelo de "seguridad pública" para Brasil, defiende la libertad completa del Ejército para matar en los barrios pobres, con garantías de que no existirá ningún tipo de "comisión de la verdad". Esta será la "defensa" del gobierno de Bolsonaro, la mayor represión posible, en especial para los negros y pobres, para garantizar la aplicación de las reformas y de los planes de ajuste de los demás ministros. El segundo militar es Osvaldo Ferreira, General de reserva, escogido para encabezar el Ministerio de Transporte. Defensor de la dictadura, del que él mismo fue parte, Ferreira participó en ese período de la construcción de la carretera BR-163, y se enorgullece de la vasta deforestación que generó "desde el primer árbol", y de haber sido parte de la masacre de comunidades indígenas para robar sus tierras y abrir espacio a la carretera conocida como Cuiabá-Santaréb. Por último, pero no menos reaccionario, el Teniente Coronel de la Reserva de la Fuerza Aérea Brasileña y astronauta Marcos Pontes, fue señalado para encabezar el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Ponte defiende la libertad para la portación de armas, la venta de las reservas de los pueblos originarios, el encarcelamiento de la juventud negra, e probablemente será un hombre de "hierro" para aplicar las inversiones "tecnológicas" necesarias para aumentar la represión y persecusión a los activistas y los movimientos sociales que tanto odia. El posible nombramiento del terrateniente Nabhan García, presidente de la UDR (Unión Democrática Rural), para el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente suena como una broma de muy mal gusto. García es uno de los hombres de confianza del presidenciable y es conocido por su abierta oposición al movimiento de los sin tierras, los pueblo originarios. Está acusado de organizar milicias para atacar a estos movimientos. Una de sus principales propuestas acabar con las multas por la deforestación, además de defender la necesidad de acabar con las organizaciones del Estado que supuestamente no respetan la propiedad privada de los terratenientes. Aparentemente, el Medio Ambiente no se incluyó en la lista de preocupaciones del nuevo Ministro. El presidente interino del partido de Bolsonaro y su inseparable brazo derecho, el abogado Gustavo Bebianno, fue señalado como futuro Ministro de Justicia, aunque aún no habría aceptado. Bebianno es una especie de fanático de Bolsonaro, que se ha pronunciado abiertamente contra los derechos humanos y las libertades democráticas, actor del golpe institucional desde el inicio, declaró en un video divulgado por la red O Globo que no tiene problemas con la opción sexual de las personas, pero lo que le hace "perder la razón" son "los maricones". Defensor de agilizar las vías legales para aprobar la reforma previsional, también anunció que Petrobras será privatizada, pero sólo después de sacar a todos los petistas de la gestión. La nave insignia de Bolsonaro es Paulo Guedes que ya hace tiempo es su figura para cubrir el Ministerio de Economía, Finanzas y Planificación. Con un gran poder concentrado en sus manos, Guedes será un representante del gran capital contra los trabajadores, y ya está preparando un equipo de mega empresarios compuesto por Alexandre Bettamio, presidente ejecutivo para América Latina del Bank of America, João Cox presidente del consejo de administración de TIM, y Sergio Eraldo de Salles Pinto, de Bozanno Inversiones (gestora de inversiones presidida por el propio Guedes). Este ultraneoliberal "chicago boy" anunció en una entrevista con la Folha de Sao Paulo que piensa privatizar todo: "¿Por qué no vender la oficina de correos? ¿o Petrobras?". Bolsonaro ya anunció que piensa privatizar 50 empresas estatales. Esta es la forma que encontró Guedes de garantizar dinero para pagar la fraudulenta e ilegítima deuda externa. Ni más ni menos que el traspaso de miles de millones de dólares de dinero público a los bancos. El empresario, que es dueño de varias empresas que se verían favorecidos en el gobierno Bolsonaro, fue señalado recientemente por el Tribunal Federal por haber participado mediante una de ellas en un fraude millonario que robó dinero público de los fondos de pensiones de BNDES (Banco de Desarrollo). Como era de esperar las investigaciones sobre este fraude no prosperaron. La mala noticia es que aún faltan 6 nombres más para completar este equipo del terror, elegido a dedo para atacar directamente a los trabajadores y el pueblo brasileño. La buena, es que todo este plan nefasto puede encontrar una piedra infranqueable en su camino: la resistencia de los trabajadores y trabajadoras encabezando la lucha de los sectores más empobrecidos contra este avance sin precedentes de los empresarios sobre sus derechos y sus vidas.

domingo, 14 de octubre de 2018

La verdad sobre el FMI


Argentina en default


Panorama de Brasil


Por Boaventura de Sousa Santos La democracia brasileña está al borde del abismo. El golpe institucional que se inició con el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff y prosiguió con el encarcelamiento injusto del ex presidente Lula da Silva está casi consumado. La consumación del golpe significa hoy algo muy diferente de lo que inicialmente pensaron muchas de las fuerzas políticas y sociales que lo protagonizaron o no se opusieron. Algunas de esas fuerzas actuaron o reaccionaron con el convencimiento genuino de que el golpe pretendía regenerar la democracia brasileña por vía de la lucha contra la corrupción; otros entendieron que era el modo de neutralizar el ascenso de las clases populares a un nivel de vida que más tarde o temprano amenazaría no sólo a las élites, sino también a las clases medias (muchas de ellas producto de las políticas redistributivas contra las que ahora se movilizan). Obviamente, ninguno de estos grupos hablaba de golpe y ambos creían que la democracia era estable. No se dieron cuenta de que había tres bombas de tiempo construidas en tiempos muy diversos, pero con la posibilidad de explotar simultáneamente. Si esto ocurría, la democracia revelaría toda su fragilidad y posiblemente no sobreviviría. La primera bomba de tiempo se construyó en el período colonial y en el proceso de independencia, se accionó de modo particularmente brutal varias veces a lo largo de la historia moderna de Brasil, aunque nunca se desactivó eficazmente. Se trata del ADN de una sociedad dividida entre señores y siervos, elites oligárquicas y el pueblo ignorante, entre la normalidad institucional y la violencia extrainstitucional, una sociedad extremadamente desi- gual en la que la desigualdad socioeconómica nunca puede separarse del prejuicio racial y sexual. A pesar de todos los errores y defectos, los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) fueron los que más contribuyeron a desactivar esa bomba, creando políticas de redistribución social y de lucha contra la discriminación racial y sexual sin precedentes en la historia de Brasil. Para que la desactivación fuera eficaz sería necesario que dichas políticas resultaran sostenibles y permanecieran durante varias generaciones a fin de que la memoria de la extrema desigualdad y de la cruda discriminación dejara de ser políticamente reactivable. Como esto no ha sucedido, las políticas tuvieron otros efectos, pero no el efecto de desactivar la bomba de tiempo. Por el contrario, provocaron a quien tenía poder para activarla y hacerlo cuanto antes, antes de que fuera demasiado tarde y las amenazas para las elites y las clases medias se volvieran irreversibles. La avasalladora demonización del PT por los medios oligopolistas, sobre todo a partir de 2013, reveló la urgencia con la que se quería poner fin a la amenaza. La segunda bomba de tiempo se construyó en la dictadura militar, que gobernó el país entre 1964 y 1985, y en el modo en que se negoció la transición a la democracia. Consistió en mantener a las Fuerzas Armadas (FF.AA.) como último garante del orden político interno y no solo como garante de la defensa contra una amenaza extranjera, como es normal en las democracias. “Ultimo” quiere decir en situación de disposición para intervenir en cualquier momento definido por las FF.AA. como excepcional. Por eso no fue posible castigar los crímenes de la dictadura (a diferencia de Argentina, pero en la misma línea de Chile) y, por el contrario, los militares impusieron a los constituyentes de 1988 veintiocho párrafos sobre el estatuto constitucional de las FF.AA. Por eso también muchos de los que gobernaron durante la dictadura pudieron seguir gobernando como políticos elegidos en el Congreso democrático. Apelar a la intervención militar y a la ideología militarista autoritaria quedó siempre latente, a punto de explotar. Por eso, cuando en los últimos meses los militares comenzaron a intervenir más activamente en la política interna (por ejemplo, apelando a la permanencia de la prisión de Lula), parecía normal, dadas las circunstancias excepcionales. La tercera bomba de tiempo se construyó en Estados Unidos a partir de 2009 (golpe institucional en Honduras), cuando el gobierno estadounidense se dio cuenta de que el subcontinente huía de su control mantenido sin interrupción (con la excepción de la “distracción” en Cuba) a lo largo de todo el siglo XX. La pérdida de control contenía ahora dos peligros para la seguridad de Estados Unidos: el cuestionamiento del acceso ilimitado a los inmensos recursos naturales y la presencia cada vez más preocupante de China en el continente, el país que, mucho antes de Trump, se consideró la nueva amenaza global a la unipolaridad internacional conquistada por Estados Unidos tras la caída del Muro de Berlín. La bomba comenzó entonces a construirse, no sólo con los mecanismos tradicionales de la CIA y el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (también conocido por su denominación anterior, Escuela Militar de las Américas), sino sobre todo con los nuevos mecanismos de la llamada defensa de la “democracia amiga de la economía de mercado”. Esto significó que, más allá del gobierno estadounidense, la intervención podría incluir organizaciones de la sociedad civil vinculadas a los intereses económicos de Estados Unidos (por ejemplo, las financiadas por los hermanos Koch). En consecuencia, es una defensa de la democracia condicionada por los intereses del mercado y, por eso, descartable siempre que los intereses lo exijan. Esta bomba de tiempo mostró que ya estaba lista para operar en Brasil desde las protestas de 2013. Fue mejorada gracias a la oportunidad histórica ofrecida por la corrupción. La gran inversión norteamericana en el sistema judicial se inició a principios de 1990, en la Rusia post-soviética, y también en Colombia, entre muchos otros países. Si la cuestión no es el regime change, la intervención tiene que ser despolitizada. La lucha contra la corrupción es precisamente eso. Sabemos que los datos más importantes de la operación Lava Jato fueron proporcionados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. El resto fue resultado de la miserable “delación premiada”. El juez Sérgio Moro se transformó en el agente principal de esa intervención imperial. Solo que la lucha contra la corrupción por sí sola no será suficiente en el caso de Brasil. Lo fue para neutralizar la alianza de Brasil con China en el ámbito de los Brics, pero no será suficiente para abrir plenamente Brasil a los intereses de las multinacionales. Es que, como resultado de las políticas de los últimos cuarenta años (algunas venidas de la dictadura), Brasil tuvo hasta hace poco inmensas reservas de petróleo fuera del mercado internacional, tiene dos importantes empresas públicas y dos bancos públicos, y 57 universidades federales completamente gratuitas. Es decir, es un país muy distante del ideal neoliberal, y para aproximarse al mismo se requiere una intervención más autoritaria, dada la aceptación de las políticas sociales del PT por la población brasileña. Así surgió Jair Bolsonaro como el candidato “preferido de los mercados”. Lo que él dice sobre las mujeres, los negros o los homosexuales o acerca de la tortura poco interesa a los “mercados”. Poco interesa que el clima de odio que él creó esté incendiando el país. En la madrugada del pasado lunes 8, el conocido maestro de capoeira Moa do Katende fue asesinado en Salvador por un seguidor de Bolsonaro a quien no le gustó que el maestro expresara su apoyo a Haddad. Y esto es solo el comienzo. Nada de esto interesa a los “mercados” con tal de que su política económica sea semejante a la del dictador Pinochet en Chile. Y todo lleva a pensar que lo será, pues su economista jefe tiene conocimiento directo de esa infame política chilena. El político de extrema derecha estadounidense, Steve Bannon, apoya a Bolsonaro, pero es solamente la cara visible del respaldo imperial. Los analistas del mundo digital están sorprendidos con la excelencia de la técnica de la campaña bolsonarista en las redes sociales, que incluyó microdireccionamiento, marketing digital ultrapersonalizado, manipulación de sentimientos, fake news, robots, perfiles automatizados, etcétera. Quien vio la semana pasada en la televisión pública norteamericana (PBS) el documental titulado “Dark Money”, sobre la influencia del dinero en las elecciones de Estados Unidos, puede concluir fácilmente que las fake news en Brasil (sobre niños, armas y comunismo, etcétera), son la traducción al portugués de las que el dark money hace circular en Estados Unidos para promover o destruir candidatos. Si algunos centros de emisión de mensajes tienen sede en Miami y Lisboa es poco relevante (pese a ser verdadero). La victoria de Jair Bolsonaro en segunda vuelta significará la detonación simultánea de las tres bombas de tiempo. Y difícilmente la democracia brasileña sobrevivirá a la destrucción que provocará. Por eso la segunda vuelta es una cuestión de régimen, un auténtico plebiscito sobre si Brasil debe continuar siendo una democracia o pasará a ser una dictadura de nuevo tipo. Un muy reciente libro mío circula hoy bastante en Brasil. Se titula Izquierdas del mundo, ¡únanse! Mantengo todo lo que digo ahí, pero el momento me obliga a una invocación más amplia: demócratas brasileños, ¡únanse! Es cierto que la derecha brasileña reveló en los últimos dos años una afección muy condicional a la democracia al alinearse con el comportamiento descontrolado (más bien controlado en otros sitios) por parte del Poder Judicial, pero estoy seguro de que amplios sectores de ella no están dispuestos a suicidarse para servir a “los mercados”. Tienen que unirse activamente en la lucha contra Bolsonaro. Sé que muchos no podrán pedir el voto por Haddad, pues tanto es su odio al PT. Pero basta que digan: no voten por Bolsonaro. Imagino y espero que eso sea dicho públicamente y muchas veces por alguien que en otro tiempo fue gran amigo, Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil y, antes de eso, un gran sociólogo y doctor honoris causa por la Universidad de Coimbra, de quien pronuncié el discurso de elogio. Todos y todas (las mujeres no tendrán en los próximos tiempos un papel más decisivo para sus vidas y las de todos los brasileños) deben involucrarse activamente y puerta a puerta. Y es bueno que tengan en mente dos cosas. Primero, el fascismo de masas nunca lo hicieron masas fascistas, sino minorías fascistas bien organizadas que supieron capitalizar las aspiraciones legítimas de los ciudadanos comunes a vivir con un empleo digno y seguridad. Segundo, al punto que llegamos, para asegurar un cierto regreso a la normalidad democrática, no basta que Haddad gane: tiene que hacerlo con un holgado margen. * Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, Portugal. Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez.

viernes, 12 de octubre de 2018

Los pícaros de la resolución 125 ayudados por el secretario Etchevehere embolsaron un plus de $ 10 mil millones


La historia oculta de la legendaria resolución 125, comenzó con unas DJVE (Declaración Jurada Venta al Exterior) truchas, presentadas por los integrantes de CIARA (Cámara de la industria Aceitera de la RA) y CEC (Centro Exportadores Cereales) en el año 2006. Hoy sus astutos integrantes andan en lo mismo, con motivo de las nuevas retenciones impuestas por el actual Gobierno. De esa manera con la ayuda del ministro de Agricultura Luis Miguel Etchevehere van a eludir pagar retenciones por más de diez mil millones de pesos. La historia oculta de la legendaria resolución 125 comenzó en el año 2006 – 2007 con unas DJVE (Declaración Jurada Venta al Exterior) truchas, presentadas por lo que podría denominarse “los hermanos de la Costa”. Pero no de la isla Tortugas, sino del río Paraná en las inmediaciones de Rosario, donde tienen grandes plantas dedicadas al acopio y crushing (aplastamiento) de los granos, para su posterior venta al exterior. Los que se encuentran asociados en CIARA (Cámara de la Industria Aceitera de la RA) y CEC (Centro de Exportadores Cereales). Dichas DJVE truchas las hicieron con el objeto de congelar al momento de su presentación las retenciones que debían pagar por sus exportaciones, ante la expectativa que el Gobierno las subiría. Pero no obstante a mediados del 2007 y principios del 2008 el precio de los granos comenzaron a subir mucho más, lo que les impedía cumplir con esas DJVE.

jueves, 11 de octubre de 2018

Argentina sortea la crisis


¿ Bolsonaro, es de extrema derecha?


Todos los medios masivos de comunicación, sin excepción, han clasificado y clasifican a Bosonaro como un hombre de extrema derecha y su triunfo lo explican por el apoyo que recibió de los grandes medios masivos de comunicación. Esto es, una contradicción en sí misma. Primera cuestión: si Bolsonaro es de ultra derecha dónde se ubican, entonces, los candidatos neo nazis o filo fascistas que están surgiendo por todos lados? En la estratófera, fuera del mundo?. Esto muestra, una vez más, que el esquema izquierda-derecha para analizar los fenómenos políticos es insuficiente, cuando no falso. Este esquema viene siendo denunciado desde la época de Ortega y Gasset, de Perón, de de Gaulle y de cientos de pensadores y analistas políticos. Pero, los satisfechos del sistema, esto es, “el progresismo” es ciego para comprenderlo. O, a lo mejor, se hace el ciego porque le conviene. Segunda cuestión: Bolsonaro debe ser calificado como un conservador en política y un liberal en economía. En este campo tiene a Paulo Gedes, un Chicago boy, como su mano derecha. Si esto es así, su nacionalismo brasilero será algo larvado y no sustantivo. Tercera cuestión: Bolsonaro, como Macri y Macrón no son hombres de un partido político sino que provienen de una coalición o alianza que se termina el día que asumen. Así lo hizo Macrón de inmediato con En marche; Macri no escucha a sus aliados, y seguramente Bolsonaro hará lo mismo. Al no ser hombre de un partido y carecer de formación política lo más que puede esperarse de él, es que administre la cosa pública. Cuarta cuestión: Bolsonaro, como Macri y Macrón ganó por el hartazgo del pueblo ante la corrupción explícita del gobierno que lo precedió, pero al ceder el manejo de la economía a un Chicago boy, será preso del imperialismo internacional del dinero como lo están hoy Macrón y Macri. Quinta y última cuestión: Bolsonaro afirmó: “voy a gobernar para las mayorías y no para las minorías”. Este ha sido su mayor atrevimiento, pero no pasa de un flatus voci, pues poderoso caballero es don dinero. Y aquellos que lo manejan no tienen piedad con las mayorías populares. Como provisoria conclusión, vemos que Bolsonaro es un conservador liberal, autor de múltiples frases políticamente incorrectas que han espantado a los analistas políticos superficiales, pero que al no tener el manejo de la economía quedará limitado a administrar los conflictos y no a resolverlos. Tarea, esta última, estrictamente política, pues aquel que resuelve los conflictos construye la concordia interior en las naciones-estados. Objetivo primero del buen gobierno. Sobre este tema viene como anillo al dedo contar una anécdota de Perón que siendo presidente convocó a los concejales peronistas de la Capital Federal porque sacaron un comunicado criticando el golpe de Estado de Pinochet, y le dijo: “Señores, yo como jefe del Estado tengo dos funciones, tareas y objetivos: la representación exterior y la concordia interior. En cambio Uds. tienen tres: ABL (alumbrado, barrido y limpieza), vayan y hagan su tarea y déjeme a mi la mía”. Alberto Buela (*) buela.alberto@gmail.com

Corte mano, corte fierro


Rosenkrantz, el favorito de Macri, responsabilizó a su antecesor por el vaciamiento de la comunicación del tribunal. En su respuesta, Lorenzetti lo acusó de “mediocre y autoritario”, de generar “un clima de temor y amenazas” y de maltratar a una funcionaria. “Nunca en la Corte se vio algo así”, aseguró Una pelea por el manejo de la comunicación y la información del Poder Judicial puso en escena la interna salvaje que atraviesa la Corte Suprema. Todo empezó con una resolución del nuevo presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, donde responsabilizaba a su antecesor, Ricardo Lorenzetti, de vaciar, paralizar y retacearle las claves de acceso de la página web del Centro de Información Judicial (CIJ). Pero la respuesta del supremo desplazado llegó rápido, en una carta donde lo acusa de maltratar a la funcionaria que manejaba esa publicación “apartándose de la política de violencia de género y protección a la mujer”, le endilga un intento por privatizar ese sitio y haber creado un clima de “tensión, de temor, de amenazas telefónicas y falta de respeto a los derechos del trabajador y de la persona humana, así como a los procedimientos internos”. “Lamento muchísimo semejante mediocridad”, dice el texto de Lorenzetti que –además– le adjudica a su colega gestos propios de “épocas que hemos querido superar”, en una alusión elíptica a la Corte adicta de los años noventa. Todo este tiroteo verbal sucedía mientras transcurría el J20, con la presencia de jueces y juezas de cortes de todos los países que integran el G20. La primera foto que publicó ayer el CIJ, ya bajo dominio de Rosenkrantz, es un retrato de la Corte en pleno, con Mauricio Macri en el centro, casi como un supremo más, en el contexto de esa reunión internacional en la que hasta hace unas semanas iba a ser Lorenzetti el principal orador que daría la bienvenida, hasta que sus colegas le cortaron el mandato. Con los últimos preparativos para la cena de bienvenida para los participantes del J20 en el Palacio de Justicia, el lunes por la tarde se conoció una resolución firmada por Rosenkrantz en la que atribuía a Lorenzetti del desmantelamiento del CIJ. En parte, porque había decidido trasladar a la mayoría de su personal a otras dependencias antes de dejar la presidencia, entre ellas a su propia vocalía, como es el caso de María Bourdin, que comandaba el CIJ y la Secretaría de Comunicación y Gobierno Abierto, y su subdirector, Pablo Méndez. Esa área, criticó el flamante presidente, “ha quedado acéfala y sin personal suficiente”, “lo que ha hecho imposible su funcionamiento comprometiendo de ese modo los trascendentes objetivos que dieron lugar a su creación”. Pero atribuyó la paralización del sitio en cuestión, que brinda información sobre fallos y la actividad de la Corte, a que Lorenzetti y equipo le negaban las claves y dispositivos tecnológicos de acceso. Rosenkrantz había mandado a un consultor externo, privado, a pedir esa información para el manejo informático. En teoría, lo había contratado para el J20. Y le dijeron que no, precisamente por su ajenidad al Poder Judicial. Como represalia, le abrió un sumario a Méndez. Su resolución, además, afirma que el CIJ depende de “la autoridad directa (el subrayado es de Rosenkrantz) del Presidente del Tribunal”, que “debe contar de modo urgente con los medios para continuar el servicio provisto por el CIJ entre los que se cuentan el acceso exclusivo e irrestricto a la página web”. Finalmente, instruía al secretario general de administración a su “recuperación”. La interna suprema era visible desde hacía tiempo, aunque quedó plasmada en el desplazamiento anticipado de Lorenzetti de la presidencia –bienvenido por el gobierno de Cambiemos, que además ve en Rosenkrantz y aliado– y adquirió un cariz novelesco a partir de la pulseada sobre el CIJ, que posiblemente se traslade pronto a otras áreas y temas, como la administración, la organización interna, y las escuchas telefónicas, entra otras. Algo impactante del día de ayer, fue que mientras Rosenkrantz le daba cuerpo a su primer discurso como presidente supremo ante los titulares de cortes supremas de los países del G20, y reivindicaba “las reglas” como único camino para el “desarrollo equitativo y sustentable” y “la cooperación”, Lorenzetti se preparaba para enviar la carta que lo acusa de pretender “modificar principios fundamentales” del “funcionamiento y jurisprudencia” de la Corte. “Ha costado mucho cambiar lo que había”, insistió en aludir con un mensaje subliminal a la vieja corte políticamente adicta del menemismo. “Me ha sorprendido su resolución número 3018 que ha publicado con ribetes de escándalo, algo que nunca ha sucedido en los últimos años y propio de épocas que hemos querido superar. Lamento muchísimo semejante mediocridad pero, estando en juego el prestigio de la institución me veo obligado a contestar”, dice al comienzo la carta a Rosenkrantz. Luego describe hechos: “Usted se apersonó en el despacho de la secretaria de Comunicaciones (Bourdin) efectuando expresiones que contrarían las directivas de la política de Estado en materia comunicacional, proponiendo una suerte de privatización del CIJ. Ante la respuesta de que eso debía ser decidido por la Corte, y no sólo por la futura presidencia, hubo expresiones que se apartan notoriamente de los criterios de respeto que se le deben a un secretario de Corte (que tiene rango de un juez de Cámara), de la política de género y protección de la mujer que la propia Corte lleva adelante…”. A partir de ese relato, explica que Bourdin “para mantener su dignidad profesional y no obstaculizar” pidió su traslado, igual que otros empleados. Y le aclara, con un dejo de ironía, que “si lo desea puede pedirles que se vuelvan” pero “lo que no puede hacer es obligarlos”. Hasta aquí, la paradójica denuncia de una escena con tintes de violencia de género, en la única Corte Suprema que tiene una oficina especializada en recibir denuncias de esa temática. Luego, le señala que mandó a una persona que pertenece a una consultara privada, Ariel Alberto Neuman, para que le entregaran a él toda la documentación. Le recrimina que debió plantear la cuestión en el acuerdo de los supremos, pero en cambio “ordenó telefónicamente pedidos de sumarios a quienes estaban ya en otros sitios”. “Nunca ocurrió en la Corte algo así. El clima de tensión, de temor, de amenazas telefónicas, de falta de respeto de los derechos del trabajador y de la persona humana, así como de los procedimientos internos de la Corte, fue lo que generó la paralización momentánea” del CIJ, “de menos de una semana” y que “era perfectamente solucionable con un comportamiento razonable”. Lorenzetti le recrimina a Rosenkrantz pasar por encima de los procedimientos habituales, como llevar al plenario de jueces la propuesta de un nuevo secretario o secretaria. “No hay razón para este tipo de medidas autoritarias, sorpresivas que no fueron habladas antes entre los ministros, que provocan un escándalo que no hace nada bien al tribunal”, enfatiza.