miércoles, 18 de marzo de 2020

Lanata con la señorita voladora


Hay ciertas cosas que indignan mucho al cristiano. Recién escuchábamos en Radio Mitre a un Jorge Lanata dándole micrófono a gente que está varada en el exterior a raíz del cierre de fronteras y, fundamentalmente, del hecho de que las aerolíneas privadas se borraron del mapa y dejaron a sus pasajeros regalados. Lanata habla con una señorita que se presenta como Agostina, cuya elegancia en el hablar denota posición social. La señorita se fue de vacaciones al Este europeo y cuando en Europa se pudrió todo, se las arregló para llegar a Madrid a ver si la rescataban. Ahora la señorita Agostina, pobrecita, está sentada en el piso frente al mostrador de Aerolíneas Argentinas en un Barajas clausurado y abandonado. Y dice que en Praga compró comida para una semana o algo así. El caso es que la señorita Agostina exige —véase bien, exige— que alguien del consulado argentino en Madrid venga a darle alguna respuesta. Y se queja de que Aerolíneas Argentinas le quiere cobrar el pasaje de vuelta. —¿Cómo es eso de que te quieren cobrar? —Sí, pasa que Aerolíneas Argentinas quiere que la aerolínea con la que vine endose mi pasaje de vuelta, pero no hay nadie de esa aerolínea en ninguna parte para hacerlo. Entonces la señorita Agostina se fue a Europa en un vuelo de una empresa privada, la empresa privada se borró y ahora a ella le parece que Aerolíneas Argentinas se tiene que hacer cargo y traerla de vuelta a Buenos Aires sin cargo, esto es, que lo pague Aerolíneas Argentinas. Cuando la señorita Agostina se fue de vacaciones a Europa, compró su boleto en una empresa privada y encima trasnacional, una de esas corporaciones. No, con Aerolíneas no, porque seguro la empresa privada es más eficiente que la pública, etc. Todo lo que ya sabemos. Pero resulta que, cuando las papas queman, todos los privados se borran y solo queda Aerolíneas Argentinas para contener a todos los que quedaron regalados. Y Aerolíneas le dice a la señorita Agostina: “Traeme tu pasaje de vuelta endosado por tu aerolínea privada, yo te llevo de vuelta y después veo cómo le cobro el costo a esa empresa”. Nada más razonable y encima un servicio extraordinario. ¿Quién hace un negocio de esos, sabiendo que todas las aerolíneas privadas van a quebrar y probablemente sea difícil cobrarles? Aerolíneas Argentinas lo hace, pero a la fina señorita que vacaciona en Europa del Este eso le parece insuficiente. Exige que venga alguien del consulado —servicio exterior del Estado—, que Aerolíneas Argentinas la traiga y que sea ya. Está durmiendo en el aeropuerto y comiendo comida en lata. Terrible, señorita. Terrible. Ahora son todos estatistas, ahora que los privados se borraron todos, como suelen hacer cuando las papas queman. Y quieren ensuciar a Aerolíneas Argentinas, pero no podrán. Aerolíneas Argentinas es la bandera de la patria alta en el cielo. Para la próxima, Agostina, con LAT*M no. Viajá con Aerolíneas que es más seguro. El Estado jamás se borra.

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