martes, 22 de septiembre de 2020

De Luis Mazzulla

Lanata nos contó de una secretaria con bolsos ¡Un odio daba la noticia! Pero la investigación descubrió que ni era secretaria, ni existieron los bolsos, entonces decidieron que eso ya no era noticia. Clarín y Santoro nos hablaban de cuentas escondidas en México de Máximo y la ministra Garré ¡Un odio generaba eso! Pero no fue cierto. No existían ni las cuentas, ni el banco que la fuente secreta había falsamente denunciado. Claro que lo de las cuentas escondidas era verdad, pero eran de otros y nos enteramos por la investigación de Panamá Papers. Pero ahí decidieron decirnos que eso no era tan malo. ¿Y la tragedia de Once? ¡Qué genuino y profundo dolor sentimos! Y enseguida nos señalaron culpables para odiar. Pero el chofer confesó que sin mala intención anuló el freno antes, sin prever lo que podía pasar, pero esto no fue portada. Y al final también se supo que Timerman no había pedido bajar las alertas rojas. Y cuando hicieron el allanamiento vimos que al final Cristina tampoco tenía en El Calafate una mansión gigante con bóvedas repletas de oro, y tampoco había billetes enterrados en containers en el sur. Y la investigación de la causa del dólar futuro determinó que la denuncia era falsa pero… ¡Qué odio fueron generando! ¿No? Cómo cuando nos dijeron que “la Morsa” era Aníbal Fernández pero tampoco eso resultó verdad. Y vos, militante de que la política es mala, desde tu casa, escuchando a Marianita Fabbiani, a la Susana desde Miami, a Leuco, a Majul, ibas reproduciendo y apuntando a quienes teníamos que odiar. Y te generaban más odio porque presentaban a las universidades como fachadas, a Tecnópolis como un gasto, para que odies ese país donde los pibes que estudiaban recibían netbooks, tenían un canal televisivo sin publicidades comerciales y podían asistir gratis a una feria de ciencia, tecnología, arte. Pero vos no te sentías partícipe ni contento de los trenes nuevos, del satélite, del Polo Científico, tampoco te parecía bien que te subsidiarían la luz y el gas, estabas ocupado, indignado, con lo que contaban de la corrupción “K”. Y cuando Guillermo Moreno defendía a los consumidores, es decir a vos, lo odiabas porque no eran los modos. Y aunque te devolvían el IVA de las compras por débito a fin de mes, estabas seguro de que había que hacer paro para pagar menos de impuesto a las ganancias. Y te hicieron creer que con un cambio, la plata de “Fútbol para Todos” no iba a ser para empresarios amigos, sino que se iba a destinar a construir cientos de hospitales y jardines de infantes. Resultado: querías un cambio, votaste al heredero millonario, el títere de los que ganan miles de millones con los intereses de las tarjetas de crédito, los que te quieren cobrar lo que a ellos le conviene el peaje, el azúcar, el teléfono celular, la transmisión del partido de fútbol, la luz, etcétera. El que llegó prometiendo mejorar todo y un millón de viviendas pero redistribuyó las riquezas del país en unos pocos allegados, endeudó al resto con la banca exterior, regaló toneladas de oro de la reserva a Inglaterra, promovió tarifazos y bajó salarios y poder adquisitivo. Y ahora, esos mismos que te hicieron odiar a los que te defendían y votar a los que te perjudicaron, no quieren impuesto a los multimillonarios, primero atacaban la cuarentena pero ahora dicen estar preocupados por los fallecimientos. Después de cuatro años que los que pedían aumento y hacían paro eran vagos K, pasaron a preocuparse por los que piden aumentos en medio de una pandemia que destroza economías y mata gente en todo el planeta. Y todo asesinato o robo volvió a ser la nota color de la inseguridad. Ojalá que hayamos aprendido la lección, no todos, eso es imposible. Pero si la mayoría. La primera vez que nos engañan no es nuestra culpa, la segunda vez sí…

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