miércoles, 17 de agosto de 2022

El mafioso cartel de constructoras fue denunciado en 1981 y estaban los Macri, Rocca, Pérez Companc, y otros

El juez de la causa Cuadernogate Claudio Bonadio, sostiene que el cartel de constructoras de la obra pública fue inventado por los K en el 2003. Algo así como decir que la prostitución la inventó madame Pompadour pese que existe desde siempre, lo mismo que los jueces prevaricadores. Siendo este tradicional tongo de la obra pública por parte de la denominada “patria contratista”, la que ha deparado las nuevas grandes fortunas de Argentina, de los Macri, los Rocca, los Roggio, Pérez Companc etc. No obstante que en 1981 se concretó una notable denuncia ante la Comisión de Defensa de la Competencia, que aportaba sustanciales pruebas de la existencia de ese cartel de constructoras dedicada el arreglo de los resultados de las licitaciones públicas con enormes sobreprecios, la que como sucede siempre en Argentina quedó en la nada. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx Por Javier Llorens zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz El 20 de agosto de 1981, el ciudadano argentino Juan José Velazco, vinculado a sectores de inteligencia, presentó una notable denuncia ante la novedosa Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, bajo el expediente 108.860 del ministerio de Economía, revelando que una gran cantidad de licitaciones habían sido previamente arregladas por sus participantes, con enormes aumentos respecto el presupuesto oficial en Córdoba y el norte argentino.Cuadernogate, Claudio Bonadio, K, Macri, los Rocca, los Roggio, Pérez Companc, Comisión de Defensa de la Competencia, sobreprecios, Mafia, Constructoras, Obras Publicas Dicha comisión había sido creada el año anterior por un decreto ley impulsado por el ministro de la triste figura, José Martínez de Hoz, para proveer a la “defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados”. Y estaba entonces integrada por cinco miembros, su presidente, Jorge Quinteros, y cuatro vocales, Enrique Scala, Jorge Cermesoni, Carlos Moyano Walker, y Fernando Goldaracena. Más allá de las declamaciones, lo que hizo en realidad esa morosa comisión martinézdehosdiana, fue eliminar la legislación antitrust de represión de los monopolios que se tramitaban en el fuero penal, acorde con el modelo norteamericano. Para pasarla a una instancia administrativa conforme el modelo europeo. Para imprimirles a partir de allí a las denuncias, conforme pasan los distintos gobiernos, un más que dudoso trámite, acorde la corrupción endémica de la burocracia argentina, que supera a la de la justicia argentina. Dicha comisión pasó así a monopolizar las acciones antitrust y en contra de los monopolios, que con las leyes anteriores estaban dispersas en diversos juzgados penales. Mediante crear un embudo donde van a parar todas esas cuestiones, teniendo así el poder ejecutivo de turno el pleno control sobre esos asuntos relacionados con los Big Business. La denuncia de Velazco tenía un enfoque notablemente novedoso, dado que estaba basada en métodos estadísticos. Mediante el análisis de dos variables, la dispersión de las ofertas de los concurrentes, y su aumento respecto el presupuesto oficial. Que demostraban que no había existido una concurrencia libre o aleatoria por parte de los licitantes, sino que era producto de un proceso semi determinista. Donde se fijaba un nivel de aumento sobre el precio oficial, en el cual coincidían con muy pocas diferencias todos los oferentes cartelizados. En el marco de un accionar, donde el que era designado ganador, fijaba ese umbral de precios, y se lo comunicaba a los restantes participantes. Los que por el mero de acompañar al ganador, para cohonestar el enorme precio cotizado y simular una competencia inexistente, obtienen una suculenta propina por parte del ganador, mediante compensaciones dinerarias o subcontrataciones. Existiendo además en la picaresca de la obra pública otra variante conocida como “comprapliegos”, que solo amagan con presentarse para obtener algunas compensaciones. La imagen metáforica de ese tongo de la obra pública, y el método empleado para probarla por parte de Velazco, mediante una metodología similar a la que en estadística se conoce como la T o cruz de Studend, que cruza dos variables independientes, en este caso el aumento sobre el presupuesto oficial y rango de dispersión de las ofertas, se puede apreciar en la siguiente diana del tiro al blanco.Cuadernogate, Claudio Bonadio, K, Macri, los Rocca, los Roggio, Pérez Companc, Comisión de Defensa de la Competencia, sobreprecios, Mafia, Constructoras, Obras Publicas
En donde los expertos tiradores reciben la orden no de apuntar al centro del blanco, sino a la parte superior del mismo, concurriendo en consecuencia así allí todas las flechas u ofertas. Lo cual dentro de determinados parámetros, le permitía al denunciante Velazco enumerar una serie de casi un centenar de licitaciones, reputándolas de anómalas Este maniobras se daban según la denuncia, en el marco de una dura estrategia empresaria por parte de la constructora SADE SACIFIM, propiedad de los Pérez Companc, hoy Skanka, la firma que está involucrada en las coimas por los grandes gasoductos, que tiene su central en Estocolmo, Suecia. La que por entonces había desparramado filiales en las principales provincias, con el objeto de controlar a las medianas empresas, para que estas no crecieran en base a ese tradicional tongo empresario, y se unieran y pretendieran participar en la licitación de las grandes obras públicas, donde se encuentra el gran tongo de la obra pública. Como lo puso en evidencia el “monumento a la corrupción” de la presa de Yaciretá. En su denuncia Velazco describía un sórdido submundo, con la existencia de una “familia líder” que organizaba las licitaciones. La que con esa denuncia y el actual Cuadernogate, se puede afirmar que estaba integrada por SADE (Skanka), Techint de los Rocca, Cartellone propiedad de esta familia, IECSA e Impresit Sideco de los Macri, Roggio de esta familia, etc. La cual operaba y opera mediante lo que Velazco calificaba como el “complejo burocrático contratista”, en el lógicamente existen traspasos de dinero del segundo al primero. Que la ley llama cohecho o sobornos y resultan indispensables, por el sencillo hecho que el burócrata experto sabe de la existencia de los sobreprecios, y por eso una parte tiene que ir a parar a sus manos, para que sean autorizados oficialmente. Complejo al que el actual presidente de la Nación Mauricio Macri, confesando pertenecer a la patria contratista, denominó como la “asociación de la burocracia con algunas empresas”. Tal como ha quedado comprobado fehacientemente con el Cuadernogate. Esa denuncia, potenciada con algunas solicitadas que publicó Velazco, seguida de presentaciones ante los entes responsables de dichas licitaciones, lógicamente causó gran repercusión. Especialmente en el ámbito de las cámaras de la construcción, que son los ámbitos donde generalmente se pactan esos espurios acuerdos para hurtar el dinero de los argentinos. Además ampliando su radio de acción, Velazco concretó el 23 de septiembre de ese año una ampliación de denuncia, dando cuenta del resultado anómalo de recientes licitaciones de importancia concretadas en las provincias de Catamarca, San Luis, y la Pampa. En las que inveteradamente aparecía SADE (Skanka), luciendo además como ganador en varias de ellas.Cuadernogate, Claudio Bonadio, K, Macri, los Rocca, los Roggio, Pérez Companc, Comisión de Defensa de la Competencia, sobreprecios, Mafia, Constructoras, Obras Publicas El gran tongo de la gran obra pública Esta actitud inquisitiva de Velazco, sumado al liderazgo en las provincias por parte de SADE (Skanka), que aparecía como la empresa más involucrada en la denuncia, y era y es una de las principales actoras en el tongo de la gran obra pública argentina, explica la notable derivación que seguidamente tuvo esa denuncia, basada inicialmente en la anómala dispersión de las ofertas por parte de las empresas del cartel de constructoras. Al procurar las grandes constructoras del país, SADE (Skanka) incluida, fraguar en forma determinística la dispersión de las ofertas presentadas por parte de los oferentes cartelizados, para que las licitaciones no fueran tachadas de “anómalas” por Velazco y el equipo que lo respaldaba en las sombras. Apelando para ello no a la generación de números aleatorios, sino a sencillos algoritmos matemáticos. Dejando así directamente una prueba irrefutable de la existencia de la concertación o arreglo de las licitaciones, en una licitación concretada por EPEC, la empresa provincial de Córdoba, y en un grupo de seis licitaciones de grandes obras eléctricas concretadas por parte de Agua y Energía Eléctrica de la Nación, a fines del año 1981. De tal manera la imagen metáforica del tongo en la obra pública, con la metáfora de la diana de tiro al blanco, cambió radicalmente y pasó a tomar la siguiente figura. Donde claramente cada tirador cumple la función determinística de tirar exactamente en la franja que se le indica y no en otra. A los efectos de simular de una forma más que torpe una dispersión aleatoria de las ofertas, para evitar la lupa inquisitiva de Velazco, cuando en realidad lo que estaban haciendo las firmas cartelizadas era dejar sus digitales puestas en el crimen.Cuadernogate, Claudio Bonadio, K, Macri, los Rocca, los Roggio, Pérez Companc, Comisión de Defensa de la Competencia, sobreprecios, Mafia, Constructoras, Obras Publicas

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