domingo, 19 de febrero de 2017

QUITAR CONCIENCIA DE LOS DERECHOS, VERDADERO SENTIDO DE LA REPRESIÓN MACRISTA

Frente a los notables avances del kirchnerismo en materia de reconstruir la conciencia social heredada de los primeros dos gobiernos peronistas (1946 – 1955), el retorno al poder de los sectores más reaccionarios no puede “quedarse en los papeles” de lo estrictamente político o económico, sino actuar en lo social. De allí que en una impronta racista y xenófoba, junto a la pretensión de instalar la falacia de una “pesada herencia”, se busca culpar especialmente a los inmigrantes de los países limítrofes, a los vendedores ambulantes, a todo cuanto sirva como “chivo expiatorio” para abrirle paso a la recreación de una Argentina dependiente, abierta a las inversiones donde pocos ganan y la mayoría debe sacrificarse. Una vez más, los encargados del orden son instruidos para desempeñar el papel ejecutor, actuando como fuerza de choque represiva y por ende, materializar el despojo para aumentar la brecha de desigualdad. Así, mientras se demoniza el mero concepto de inclusión, es posible avanzar sobre derechos adquiridos e intimidar a cuantos deseen hacerlos valer. Algunos sectores sinceramente preocupados por el futuro de la familia, de las buenas costumbres, quizás verán con buenos ojos ese accionar que busca detener mujeres en la playa por exhibir sus senos o amamantar en público. Pero lejos de atacar el fondo de la cuestión –intolerancia, violencia social y su instalación en la cultura, insolidaridad; etc.- se realiza una simulación a partir de la forma. El macrismo, con su impronta autoritaria nostálgica de los días del Proceso de Reorganización Nacional, con Jorge Rafael Videla a la cabeza y la política económica de José Alfredo Martínez, el cual se jactaba de ser Domingo Felipe Cavallo su más esmerado continuador, bajo el gobierno de Carlos Menem, recibe con agrado las consecuencias de la descomposición de la sociedad, porque le permite consolidar su objetivo de país. Un sistema político que promueve la concentración de capitales, necesita asegurar la rentabilidad reduciendo el Estado, los costes de mano de obra. Por eso abre la importación, reduce el proteccionismo, aplaca cualquier instancia de defensa de los derechos inalienables, para consolidar una sociedad manipulable y dócil. El gobierno de turno asume el papel de “gran tutor”, coordinando a los sectores de la vida nacional en propósito de su programa. La permanencia del modelo genera tal resignación y abulia, que fomenta la crisis de valores, los lleva a la destrucción, creándoles a las personas la necesidad de prescindir de los más elementales códigos éticos, a fin de venderse a sí mismas para poder sobrellevar el sistema. Por esa razón el macrismo, como cualquier sistema neoliberal, suele acceder “por la vía legítima democrática”, allanándose el camino a través de la “libre expresión” que “financia” pero aborrece como a la verdadera libertad, buscando asignar una forma de pensar, de concebir la existencia, hacerla parte de la idiosincrasia. Y aunque impedir la desnudez no parece asumir propósitos políticos, como se pudo explicar, es un “pequeño detalle” dentro del enorme paquete de imposiciones ajenas a los legítimos intereses de los argentinos. CARLOS ALBERTO RICCHETTI (DNI: 20.573.717)

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