domingo, 24 de diciembre de 2017

La semana del repudio por Fernando Borroni


Quiero repudiar, con toda convicción, las agresiones que sufrió el diputado de Evolución Radical, Martín Lousteau, porque quiero seguir creyendo que la humanidad puede resolver sus disputas de intereses de otra manera. De no aferrarme a ese deseo irrenunciable no valdría la pena dar otras batallas las cuales intentamos librar a diario. En esta semana donde se puso de moda el repudio, quiero sumarme a él; hay modas que son maravillosas y terapéuticas. Quiero repudiar a los comunicadores que hoy compungidos y atemorizados hablan de que estamos viviendo una “escalada de violencia” pero que se acuerdan de ella cuando el agredido es un “agente del establishment” Quiero repudiar a quienes ponen en un mismo nivel a la violencia del Estado con la de aquellos que tiran piedras, o con el tipo que en la calle agrede a un funcionario. Equiparar todo tipo de violencia sin tener en cuenta a sus actores, los distintos escenarios, las variadas coyunturas es más para un libro de “combustible espiritual” que otra cosa. Igualar lo dispar, lo antagónico por procedencia es absurdo y lo es más hablar de “la violencia” como algo abstracto condenable per se, despojándola de historia, sentires, dolores, arrebatos, egoísmos, etc., es erróneo. Quiero repudiar a quienes entraron cobardemente a las casa del concejal de San Martín Hernán Letcher, lo golpearon, lo amenazaron de muerte frente a su hijo y quiero repudiar a los funcionarios del gobierno provincial que no salieron a repudiar ese hecho de violencia… Quiero repudiar a quienes más de una vez le dijeron a la ex presidenta yegua y puta, a los que celebraron la muerte de Néstor Kirchner o dudaron que haya estado en el cajón, aunque no calificaba, “para los pacifistas del modelo”, como violencia… Quiero repudiar a las fuerzas de seguridad que todos los días, todos, muelen a palos, como deporte, a los pibes de las villas, sabiendo que jamás serán noticia… Quiero también darme el momento para celebrar, ¿porque no?, los escraches que alguna vez la agrupación H.I.J.O.S junto a otros tantos; le hicieron a los genocidas que por aquel entonces caminaban a nuestras espaldas por la calle. A ese repudio, no lo repudio. Sí quiero repudiar a quienes creen que la violencia es siempre resultado de “unos loquitos sueltos” y no de una política violenta y criminal. Quiero repudiar con vehemencia a los que agredieron al periodista de canal 13 Julio Bazan, y quiero además repudiar a los periodistas que – como “Don Julio”- no se cansan de generar violencia con sus palabras y coberturas, siendo participes necesarios de las infinitas operaciones de prensa. Quiero repudiar a quienes les duele la agresión sufrida por otro, si ese otro se les parece y que no le importa nada si quien las sufre son aquellos a quienes jamás quieren parecerse. Repudio a quienes solo se dedican a poner la lupa y analizar las consecuencias y jamás se detienen en las causa, como también lo hago con aquellos que solo repudian lo políticamente correcto repudiar. Quiero repudiar a un modelo económico, social y cultural que nos violenta y nos empuja a todos los abismos, a los sínicos y perversos que tiempo atrás celebraban y “argumentaban” las agresiones a Axel Kicilof o a Carlos Zanini y que hoy se rasgan las vestiduras cuando el agredido es bufón de su reinado. En fin, sobre todo desprecio la hipocresía que tenemos como sociedad de indignarnos por las formas y jamás por el fondo. Lamento profundamente la violencia y más lamento a menudo, comprenderla, quizás por ello es que elegimos todas las mañanas hablarles del neoliberalismo; motor donde se multiplica, se contagia y se engendra la violencia, siendo el cauce más natural de la violencia No es lo mismo y nunca lo será; la violencia del opresor a la del oprimido, más allá que los medios y los educadores del modelo quieran decirnos que todo vale uno, y menos aún cuando nos gobiernan los violentos de la pluma, la palabra y las armas. Fernando Borroni

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