domingo, 25 de julio de 2021

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Preg煤ntele usted, estimado lector, estimada lectora, a su gorila m谩s cercano a qui茅n odia m谩s: si a Per贸n, a Evita, a N茅stor o a Cristina. Notar谩 que 9 de 10 pronuncian el nombre de la actual vicepresidenta con el ce帽o fruncido. No es casualidad. La figura de Cristina hoy relega el odio al peronismo en su totalidad, y a sus fundadores en particular, al segundo lugar. A la actual vicepresidenta la desprecian por inercia los incultos y los desclasados, pero la aborrecen concienzudamente aquellos que comprendieron el peso hist贸rico de su figura. Ella conjuga el fuego indomable –revolucionario- de Evita y la mu帽eca pol铆tica de Per贸n. Es, sin dudas, la dirigente pol铆tica m谩s importante de la regi贸n del 煤ltimo medio siglo. Y encima, es peronista. Quien realmente se jacte de comprender la pol铆tica, de analizarla, de desmenuzarla, concluir谩 que Cristina es la piedra en el zapato de la Derecha. Los anula electoralmente y los pone en jaque en lo discursivo. Es impredecible, aunque de alg煤n modo, siempre hace lo que esper谩bamos que hiciera. O lo que necesit谩bamos que hiciera, y no lo sab铆amos hasta que lo hizo. La elecci贸n de Alberto Fern谩ndez como cabeza de f贸rmula para las elecciones del 19 es solo un ejemplo. Cristina, adem谩s, no se calla nunca. Esto molesta en demas铆a. Un peronista es irreverente, cuestionador, contestatario. Una mujer peronista es todo lo anterior, pero mucho m谩s indigerible para el poder real, que sabemos, es sumamente machista. Esto 煤ltimo se vio reflejado en las funestas portadas de diarios y revistas que degradaron a Cristina infinidad de veces, no por su capacidad o sus ideas, sino m谩s bien por su condici贸n de mujer. De mujer sumamente capaz y con ideas que hacen peligrar sus negocios y vulneran su modelo de des-pa铆s. Cristina tiene un pie en el pasado, su pertenencia partidaria la moldea, le da un marco te贸rico a su accionar, la posiciona en el lugar hist贸rico de quienes enfrentaron a los detractores del Pueblo. Pero su presente inacabable y sin fecha de vencimiento, le permite al peronismo replantearse as铆 mismo, romper su propio molde, aggiornarse a las necesidades modernas para permitir que nazcan nuevos derechos. El futuro del pa铆s est谩 inevitablemente sujeto al ejercicio de Cristina. Ella es la ventana a la Argentina del ma帽ana. Ocupando el rol que demande la hora, puso siempre primero a la Patria, despu茅s al Partido y por 煤ltimo a Ella misma. Quiz谩 por eso los ataques no le hacen mella. Porque comprende que ella debe ser el blanco de todos los dardos en beneficio del pa铆s y la supervivencia del movimiento. Su silencio los atormenta y sus palabras los invalida. El peronismo necesit贸 de ella para volver al poder y los antiperonistas tuvieron que desgastar su imagen hasta el hartazgo para llegar a terminar su mandato en 2019. Siempre en el centro de la escena pol铆tica, Cristina moderniza al peronismo constantemente y lo dota de vitalidad. Pero su gracia no se limita a revitalizar solo al movimiento al que ella pertenece ¿Acaso no es el radicalismo que se acerc贸 al kirchnerismo el 煤nico que todav铆a tiene pulso? La otra UCR, la que se inclin贸 por el macrismo, conden贸 a las banderas centenarias yrigoyenistas a la extinci贸n. Por decantaci贸n, la figura de Cristina esteriliza a su vez al discurso gorila. El peronismo se moderniza a la vez que el antiperonismo, hoy antikirchnerismo, o m谩s bien anticristinista, qued贸 estancado en el odio personal hacia su figura. En tiempos de feminismo y cuestionamientos a la sociedad patriarcal, el que el odio hacia peronismo de Per贸n haya sido sustituido por el odio hacia la yegua, no hace m谩s que desenmascarar el sexismo jur谩sico del antiperonismo. Otra prueba de esta “machiruleada” (como dir铆a ella) es el argumento est煤pido de que “N茅stor era bueno, pero ella no”. Si supieran lo rid铆culos que se oyen cuando dicen eso. Ya no se discute al peronismo. Ni al presidente, que es hombre. No se discute el modelo que votamos en las 煤ltimas elecciones. Los medios hegem贸nicos y los referentes de la oposici贸n, centran sus cr铆ticas 煤nicamente en Cristina. En lo que ella hace y deja de hacer. Y en lo que creen que hace en las sombras. Les quita el sue帽o y los desvela. Son los primeros promotores de su grandeza. Mientras haya Cristina, habr谩 peronismo para rato. Y Cristina est谩 siempre presente en boca de nosotros y en sus bocas sucias llenas de odio. A disfrutarla nosotros que comprendemos de la historia. Es un orgullo ser contempor谩neo a Cristina. Retomando la idea de una contratapa de Jos茅 Pablo Feinmann en P谩gina 12 de hace unas semanas, a la actual vicepresidenta la odian los mismos que odiaban a Per贸n, pero quiz谩 la odien m谩s que al Pocho. Con eso basta para asegurarse un lugar dorado en la historia nacional. La Noci贸n

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