martes, 23 de febrero de 2021

HUGO ASCH : VERBITSKY, LO QUE TODOS DICEN Y 'LA HIPÓTESIS DEL INGENUO'

Por suerte vivimos en un país de gente informada e inteligente. Por eso en nuestras redes se explica con lujo de detalle las razones por las cuales Horacio Verbitsky contó su paso de comedia en el vacunatorio VIP de Ginés. Da gusto convivir con colegas y espontáneos tan agudos, de análisis tan profundos. Navarro dice que detrás de esto debe haber una opereta, que no explica por cierto. No importa. Verbitsky dijo lo que dijo en su radio donde hablaba lunes, miércoles y viernes. Una locura. Tiene que defender a su empresa y a su personal. Su medio vive de los aportes de sus consumidores, más que de la escasa publicidad. No fue amable y no tenía por qué serlo. Lo suyo es un tema personal y actuó razonablemente: con furia. Hasta se quedó corto. Fernández Llorente y una multitud de avispadísimos también hablan de una 'clásica opereta'. Decir ‘opereta’ es también decir que uno la tiene re clara, que así se dice en la jerga desde hace más de 30 años. El tema es que nadie explica en qué consiste esa opereta. Por qué se hizo, para qué y a quién beneficia. No importa. Hace rato que el periodismo ha muerto y lo que se ejerce es la repetición de frases cliché. “Es una clásica opereta suya”. Ah, mirá. ¡Clarísimo! Gracias. En estas horas escuché lo siguiente: 1) Verbitsky sabía que Clarín tenía la información de la lista de vacunados VIP y quiso adelantarse, dar la noticia él, para minimizar daños sobre su participación, contando que todo fue idea de Ginés, una invitación, y con Aranda en la lista. Y listo: total, ¿qué puede pasarle? ¿Qué puede perder? Nada. Apenas su prestigio, su carrera, su credibilidad, los suscriptores de ‘El Cohete a la luna’, su lugar en el CELS, la radio que le daba voz, unos 50 años de carrera. Boludeces. 2) Lo hizo para voltearlo a Ginés. Porque se levantó mal. 3) Lo hizo porque él sabe mucho de operaciones y ésta responde a intereses turbios. No de Río Turbio. Turbios. Ésos. Ah. Clarísimo. Turbios, claro. 4) Verbitsky opera para voltear al gobierno que ha defendido de manera casi militante aún con críticas. Porque no puede con su naturaleza. Es malo. 5) Pzifer, o un laboratorio de Ganimedes le pagó para que haga estallar todo. Imaginemos la escena: “Eh, don Verbitsky, este paquete de guita es para usted que siempre ha sido un agente pago, no se haga el gil. Lo único que tiene que hacer es llevar esta granada y volar todo. Llevelá en la mano y quítele esta argollita. Así, ¿ve? Y después, quedese allí en en medio del estallido. Con toda esta guita se podrá mudar a Nordelta, que es su sueño”. 6) Verbitsky tapó el desastre que fue el inicio de la vacunación de Rodriguez Larreta. Trabaja para ellos. Tal vez le paguen con un cargo en el gobierno de la ciudad o en el PRO. Encaja justo, es su estilo. Por sin se le dio a los 79. No sé su hay más. Seguramente sí. Solo hay algo más infinito que el infinito mismo: la estupidez humana. Nunca trabajé con Horacio Verbitsky. No es mi amigo, no lo conozco. Pero me pasé toda la vida leyéndolo, siguiendo su trabajo. Es, era hasta ayer, una bocanada de aire en medio del desastre. Una manera de decir: “¿Ves? Ese tipo trabaja de lo mismo que yo, es un colega que admiro más allá que no tengamos mucho que ver profesionalmente. Es un periodista”. El affaire de las vacunas me dejó desolado. Fue trágico, una desgracia. Hubiese preferido que se mueriera, así yo escribía sobre lo que creo que es y ha sido para mi profesión. Me importa nada que sigan llamándolo montonero después de 50 años. Hay que leer un poco la historia y hoy, a los que escriben en las redes les baja la presión si encaran textos de más de 2.000 caracteres. Mejor frases de papel de caramelo. Todas estas hipótesis conspirativas tienen un mismo gen. El argentinismo piola que todo lo sabe y todo lo explica con su ‘Método Nesquik’: tira un poco en la leche, revuelve y listo: se bebe. Todo es complejo pero nosotros sabemos. Sabemos todo. En 1998 escribí una contratapa en el diario Perfil que titulé ‘Don Alfredo’ donde decía: “…para muchos es imposible pensar que un tipo con 500 millones de dólares en el bolsillo se pegue un tiro”. No, un tipo así, con poder, no puede sentirse acorralado, perdido, abrumado. No puede hacer eso. Carlitos Menem no podía volar bajo y tragarse los cables de la ruta: fue asesinado por un francotirador que, en el medio de la nada, esperaba que pasara el helicóptero. Somos tan piolas que la mayoría creía que el consumido Maradona que era un walking dead el día de su cumpleaños iba a zafar, como hizo siempre. Porque es el Diego. Y Verbitsky es Verbitsky: no dijo lo que dijo sin una intención. Verbitsky es de todo menos inocente. Nosotros no somos inocentes. Nosotros la tenemos clara. Pensar en Verbitsky como un viejo de casi 80 que sale en calzoncillos porque se olvidó de ponerse los pantalones es ridículo. Es de ingenuo, de boludo que se come todos los amagues. De 'pseudoperiodista', la palabraja preferida por los haters. Creer que un tipo con pánico a morirse deja su armadura de periodista y habla de más, compulsivamente y da detalles personales sobre los contagiados en la familia, sobre el Posadas donde murió su padre, y todo porque está viejo, porque hace rato se nota su deterioro en el relato de sus columnas en la radio, es de boludo inocente. Pensar en el deterioro físico de un tipo brillante, que ha hecho su propia historia en la historia reciente del país es intolerable. Mejor creer en una opereta. Eso. Una habílísima opereta que incluye destruir su bien ganado prestigio, su autoridad personal y moral en el CELS, la web ‘El Cohete a la Luna’ que armó después de que Macri lo hiciera echar de Página 12 (la ola de bajas de suscripciones es impresionante), el grupo mediático artesanal que le daba voz tres veces por semana y que ayudó a fortalecer, la admiración de tantos lectores suyos, tantos años. Lo que pasó es una tragedia. Yo me centro es Verbitsky porque, ya muerto el periodismo, lo de él me servía como prueba, como ejemplo de lo que alguna vez ha sido el noble y modesto oficio de escriba. El periodismo era algo parecido a lo que todavía hace este tipo. No estoy defendiendo lo que hizo ni lo que dijo. Ni siquiera me sorprende la existencia de un vacunatorio VIP. Todos lo gobiernos tienen amigos con privilegios. El resto es bla bla bla. Esto es la Argentina, muchachos. Estoy desolado por Verbitsky, por la estupidez, el daño enorme, el deterioro de alguien brillante, la decadencia, el paso del tiempo. El tiempo es un ladrón. No quería escribirlo, pero no pude dejar de hacerlo. Puede provocar un tsunami de basura lloviendo sobre mi cabeza. Todo bien. Me importa nada. Es una pena, me avergüenza en estos tiempos, pero no puedo dejar de ser un periodista. Es lo único que hice en mi vida. Por eso este dolor, que no se va.

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