lunes, 7 de marzo de 2022

Guerra.Bombas de la OTAN: tres intervenciones que muestran su claro rol imperialista

La OTAN participó de numerosas intervenciones militares. Así fue su rol en las guerras de Kosovo, Afganistán y Libia.
Que el árbol no tape el bosque. Es totalmente condenable la intervención militar de Putin y Rusia en Ucrania, iniciando una guerra que sólo puede traer penurias, muerte y más desigualdad social. Pero eso no significa que el despliegue militar de la OTAN, o su participación en el conflicto, pueda ser algo bueno. Hay un discurso bastante extendido en redes, medios de comunicación y desde los gobiernos que suele asociar la OTAN a la “defensa de la libertad de los pueblos contra gobiernos autoritarios”. Pero la historia y los números demuestran todo lo contrario. Que su verdadera función es cuidar los intereses de las potencias imperialistas, sobre todo de Estados Unidos pero también de Alemania (que se está rearmando), de Inglaterra o Francia. Y que dónde intervino, en supuesta defensa de la paz, dejó miles de muertos y profundas crisis sociales. Un dato curioso es que la OTAN, que había surgido en 1949 para frenar el avance soviético, se volvió más fuerte luego de la disolución de la URSS. Incluso llegó a duplicar en este tiempo la cantidad de miembros. Fue en ese momento también que empezó a intervenir activamente en una serie de guerras, en distintas partes del mundo.
1. La guerra de Kosovo Corría el año 1999. El territorio que formaba la ex Yugoslavia estaba atravesado por tensiones geopolíticas y luchas independentistas desde la caída de la URSS. Kosovo estaba siendo el escenario de disputa desde el año anterior entre fuerzas de Serbia y los rebeldes albaneses que reclamaban la autonomía en la región. La OTAN decidió intervenir en favor este último bando pero no lo hizo para defender el derecho de autodeterminación (independizarse) del pueblo albanokosovar ni para terminar con las condiciones opresivas a las que eran sometidos; sino más bien para instalar un gobierno pro Estados Unidos y Europa, y así ponerle límites a Rusia en su vieja zona de influencia. Con intervención me refiero a que bombardearon con 600 aviones de trece países sobre Kosovo, Serbia y Montenegro dejando más 1.500 civiles asesinados y miles de heridos. También ciudades destruidas y una crisis ambiental producto de las bombas de uranio que utilizaron.
El resultado fue la independencia ficticia de Kosovo nueve años después, en febrero de 2008. Lejos de ser un país soberano pasó a estar bajo la dependencia de la ONU y de los países de la OTAN, quienes la convirtieron en una especie de base militar para controlar toda la zona de los Balcanes y el resto de Europa del Este. 2. La guerra de Afganistán El atentado de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York, marcaría el inicio de la llamada “Guerra contra el terrorismo”. Y con ella llegó la invasión y ocupación de Afganistán por parte de las fuerzas militares de Estados Unidos y europeas en diciembre de ese mismo año. De un lado pelearon los poderosos ejércitos de la OTAN y del otro ejércitos irregulares, grupos armados o milicias, con métodos muy cuestionables, que en muchos casos fueron apoyados por los pueblos invadidos como forma de defenderse de la agresión imperialista. La invasión a Afganistán fue justificada con la excusa de que allí se refugiaba Bin Laden, jefe de la organización que provocó el atentado. Pero lo cierto es que los intereses de Estados Unidos y Europa en la región iban más allá. Es una zona clave por su ubicación geopolítica particular y permite mantener controlada a Rusia o China. También la guerra fue para que empresas de los países invasores se repartieran las enormes reservas de petróleo que hay en el lugar.
La guerra de Afganistán duró dos décadas y terminó con la humillante salida de los ejércitos de la OTAN luego que el país quedara nuevamente en manos de un gobierno talibán. El pueblo quedó devastado, la edad promedio en la población es de 18 años, con cientos de miles de muertos y una posible guerra civil. Otra de las consecuencias generadas es que en muchos de los países miembros de la OTAN, a la par que enviaban tropas, aumentaron las políticas xenófobas y la discriminación contra la población musulmana. 3. La intervención en Libia/La guerra civil en Libia Durante cinco meses del año 2011 la OTAN bombardeó e intervinó militarmente en el país del norte de África. El 17 de marzo fue el día que el Consejo de Seguridad votó “tomar medidas necesarias para proteger a los civiles” y más de 20 países participaron con militares y armas de la contienda. El accionar de la OTAN fue para recuperar la ofensiva en la región aprovechando el proceso revolucionario abierto en Medio Oriente y el norte de África, conocido como la Primavera Árabe (si querés saber más sobre esto ingresá acá). Uno de los líderes que cayeron a partir de aquellas grandes movilizaciones populares fue Muamar el Gadafi, presidente de Libia desde hacía 42 años, que había tenido buenas relaciones con la URSS pero cuyo gobierno se venía deteriorando hacía años. Estados Unidos y Europa, además de participar militarmente, financiaron a los grupos rebeldes con armas y entrenamiento. Gadafi fue asesinado por una turba de opositores el 11 de octubre de 2011 mientras que en el país se abrió una lucha intestina que dividió el poder en dos gobiernos. La OTAN aprovechó estos levantamientos pero no para “ayuda humanitaria” como solía argumentar, sino para cerrar negocios y aumentar su control territorial a través de un nuevo gobierno favorable a los intereses de occidente. Libia tiene un rol clave en la geopolítica del Mediterráneo por las grandes reservas de gas y petróleo, además de tener una ubicación estratégica en el control de los refugiados que huyen del hambre y los conflictos en el áfrica subsahariana. En esta guerra Francia e Inglaterra fueron quiénes dirigieron las operaciones militares y también quiénes más se beneficiaron con los negocios del petróleo libanes.
Lejos de la paz, Libia continúa atravesada por una guerra civil que no cesa. Las fuerzas de la OTAN provocaron un genocidio en la zona, se violaron todos los derechos de las personas y millones de personas debieron desplazarse producto del hambre y la destrucción de pueblos enteros. Estas son algunas de las historias muestran la verdadera cara de la OTAN. Pero no son las únicas. No se puede olvidar su intervención en Malvinas, en la guerra de 1982 apoyando a los ingleses contra la soberanía nacional argentina. También en la Guerra de Irak iniciada en 2003, donde la invasión fue justificada por versiones nunca comprobadas de que Saddam Husseim tenía armas de destrucción masiva. Otro caso es en Georgia, en 2008, donde se desplegó militarmente para colaborar con los locales contra los rusos. Ucrania no va a ser la excepción. Ni la intervención de Europa y Estados Unidos, ni la invasión de Putin pueden ser respuestas progresivas a las necesidades populares de uno de los pueblos más pobres del continente. Si la guerra avanza, ya sabemos lo que podemos esperar: negocios multimillonarios y aumento del poderío militar de las principales potencias, penurias y descontento creciente para millones.

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