sábado, 29 de julio de 2017

PROpulismo: El Gobierno lanzó una masiva compra de votos superando los peores tiempos de la oligarquía


Según las encuestas los números de Cambiemos le dan muy mal en la clase baja y marginal. Y también en la clase media baja en Buenos Aires, después del destrato que hizo el candidato Esteban Bullrich y la gobernadora María Eugenía Vidal, a maestros y empleados públicos. Ante ello Cambiemos, mediante un inusitado PROpulismo de la ANSES y PROmociones del BAPRO, se han lanzado desesperadamente a una compra masiva de votos de la clase baja, superando largamente los tiempos más conspicuos del fraude conservador. Ante la inopia de la oposición, a la que tiene entretenida como si fueran infantes, con el show mediático del desafuero del diputado Julio De Vido. Por Javier Llorens Recientemente Clarín público una nota con título “El Gobierno, en alerta por los pronósticos en el Conurbano” (23/7/17), en la cual su autor Ignacio Miri, uno de los periodistas de ese medio que suele hacer de vocero oficioso del oficialismo, afirma que el presidente Macri ante la pregunta si la ex presidenta Fernández de Kirchner pueda imponerse en las elecciones de octubre en la provincia: “… despliega un lenguaje corporal inequívoco. “Sería terrible”, se quejó, agarrándose la cabeza con las dos manos. “¿Pero qué quieren que haga? ¿Qué me suba a un avión y tire guita en el Conurbano? Eso no lo voy hacer” protesto…” No obstante la misma existencia de esa respuesta presidencial aparentemente negativa, revela que esa receta PROpulista desesperada de tirar guita a mansalva en las elecciones ya está en marcha. Y no solo en el Conurbano, sino en todo el país, por un monto total de 50.000 mil millones de pesos, equivalente a todo lo que gasta en la Asignación Universal por Hijo (AUH) en un año. A través de los flamantes créditos de la ANSES, otorgados a los beneficiarios de la AUH por un monto de $ 5.000 por hijo, y a las personas agraciadas con Pensiones no Contributivas, hasta $ 30.000. Con el objeto de recuperar el voto de la clase baja y marginal, en la que Cambiemos obtuvo una notable cosecha de votos en las elecciones presidenciales del 2015, con los eslóganes de Durán Barba “podés estar mejor” y “pobreza cero”, y luego se vio defraudada con el aumento del malestar y la pobreza. Y ahora recibirá un estímulo aun mas potente con las “efectividades conducentes” del préstamo de algunos pesos, como decía el radical Hipólito Yrigoyen, aunque la defraudación posterior sea aún mas notable, por el efecto financiero de la devolución de ellos. Por su parte la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, ya se había anticipado en junio en el lanzamiento de esa receta, con la PROmoción del Banco Provincia de Buenos Aires. Consistente en bonificar en un 50 % las compras de bienes básicos concretadas los segundos miércoles de cada mes, que en Agosto si sitúa cuatro días antes de las PASO. A lo que se sumó la súbita paz que concretó con los gremios docentes, accediendo a buena parte de sus pedidos, después de habérselos negado, y haberlos maltratado a lo largo de un semestre. La compra del voto y el fraude electoral en antaño En el marco de las sucesivas revoluciones que protagonizaba la UCR, encabezadas por su líder Hipólito Yrigoyen, en demanda de acabar con el fraude electoral, Carlos Pellegrini, un notable representante de la oligarquía argentina, en un escrito titulado “Prácticas electorales” decía en 1905 con relación a la compra del voto, y las tramposas leyes electorales existentes entonces en la Nación, y en las distintas provincias: “Se ha acusado a esa ley de haber despertado la venalidad política. El cargo es cierto, pero eso solo indica la reforma que hay que decretar, y afirma la bondad misma de la ley. Si se han vendido votos, es porque ha habido libertad electoral; porque no hay voto más evidentemente libre que el voto que se vende. No se compran ni se venden votos donde no hay voto libre, y si no, vaya alguien a comprar votos en la provincia de Buenos Aires.” “La venalidad es un vicio de la libertad y ha existido en todos los pueblos libres. Es sabido que en Inglaterra la corrupción electoral llegó a tal extremo que una elección, al Parlamento, costaba una fortuna, y los candidatos se arruinaban en la lucha. Fue necesario que los dos grandes partidos se pusieran de acuerdo para hacer cesar el abuso y votaran la ley actual cuyo rigor contra todo asomo de venalidad llega hasta la exageración”. “Está prohibido, en Inglaterra, ofrecer a los electores un vaso de cerveza el día de la elección, y un diputado vio anulada su elección porque se le probó que días antes de la elección había permitido a muchos electores cazar conejos en su parque. Se dijo que plata es lo que plata vale, y que los conejos pudieron ser vendidos en el mercado”.´ “En Estados Unidos, la misma venalidad invadió todos los estados y el “five dollar vote”, el voto de cinco dólares, era ofrecido públicamente por empresarios electorales. El abuso se corrigió por el sistema de voto secreto y una penalidad severa. Hoy, es mercado de votos no existe. Hay, pues, que imitar estos ejemplos. En el proyecto sancionado por la Cámara de Diputados venía el voto secreto, que yo hice suprimir en el Senado; porque ese voto exige gran honestidad por parte de los escrutadores, y temía al fraude encarnado en nuestros hábitos. Me apercibo hoy de mi error, pues el fraude puede corregirse por otros medios.” El fraude electoral Pese la existencia de ese antiguo reproche y arrepentimiento público por parte de Pellegrini, y el legendario triunfo radical que pocos años después impuso el voto secreto y obligatorio, un siglo después el Gobierno de Cambiemos -integrado por la UCR, que no deja de invocar a la República, pero parece haber olvidado sus ideales fundacionales- sacó sorpresivamente de nuevo el conejo de la galera de la compra del voto, como instrumento para imponerse electoralmente. Con el objeto de tratar de recuperar el voto de un vasto sector de la sociedad, de la clase media baja para abajo, que voto masivamente a Cambiemos en el 2015, seducido por los eslóganes ideados por Durán Barba, “podes estar mejor” y “pobreza cero”. Y luego se vio enormemente maltratado por las políticas económicas que emprendió el Gobierno, incrementando el malestar y la pobreza, y por el estilo autoritario que desplegó con el fin de sostenerlas. Ante ello PRO Cambiemos parece estar dispuesto a que en el día de la elección, ese sector no tenga uno, sino varios vasos de cerveza en la mano, y que también cace conejos a mansalva. Claro que no en los parques privados de los candidatos, sino en los parques del Estado, que es el que en definitiva financiara esa masiva compra de votos. Que por efecto del paso del tiempo y el atraso cambiario, no costara cinco dólares, sino como mínimo cinco “lucas”. A los efectos de solventar una momentánea burbuja de bienestar PROpulista, en un sector donde secularmente reina el malestar, como una primavera de pocos días. Que se disipara a poco que pasen las elecciones, conforme la canción “Fiesta” de Juan Manuel Serrat: “Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras de mi calle, ayer a oscuras y hoy sembrada de bombillas. Y colgaron de un cordel de esquina a esquina un cartel y banderas de papel verdes, rojas y amarillas… Hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha… Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza, y el señor cura a sus misas. Se despertó el bien y el mal la pobre vuelve al portal, la rica vuelve al rosal, y el avaro a las divisas… Vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta.” Antaño en tiempos de la oligarquía, el patrón o puntero solía comprarle el voto al pobrerío en forma hormiga, cambiándole la libreta de enrolamiento por unas empanadas. Luego, y hasta ahora con algunos altibajos, le sucedió otra compra hormiga, mediante la labor de los punteros de barrio, que reparten bienes de primera necesidad, y le exigen a sus receptores su voto, y el de otros tantos de parientes y amigos que tiene que arrastrar consigo. Pero ahora Cambiemos con la digitalización, ha dado un gran paso hacia adelante, lanzando una PROpulista compra masiva de voluntades para obtener sus votos, en la cual ha reemplazado las empanadas de antaño, por tarjetas de plástico. El PROpulismo con compra de votos por parte del presidente Macri La importancia estratégica de esta medida por parte de Cambiemos, la revela el hecho de la súbita transacción que intentó llevar a cabo en el Senado. Donde tras una larga resistencia, se prestó a habilitar a mediados de julio una sesión, en la cual los gobernadores peronistas patagónicos iban a derogar el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) del presidente Macri, que suspendió los reembolsos a las exportaciones por puertos patagónicos. Lo cual Cambiemos consideraba una peculiar afrenta, al ser la primera vez en la historia que una Cámara del Congreso desautorizara el DNU de un presidente. Pero no obstante con la intermediación del Senador Miguel Picheto, jefe de la bancada justicialista, en la sesión especial prevista para el 12 de julio, Cambiemos se prestó a recibir esa cachetada insolente. A cambio de que sobre tablas se sancionara una modificación a las leyes jubilatorias, conforme el proyecto que había presentado el Poder Ejecutivo el último día de junio (PE–161-17). Que recién tomó estado legislativo, y se había expedido positivamente la Comisión de Economía Nacional ese mismo día de la sesión, mostrando esto lo heterodoxo de este trámite. Con el cual se autorizaba a destinar hasta el 5 % del Fondo de Garantía de Sustentabilidad jubilatoria de la ANSES, para acordar préstamos a titulares de Pensiones No Contributivas y de la AUH. Sazonando ese intercambio de leyes, con una norma a favor de quienes fueron despedidos de empleos públicos durante la dictadura, a los efectos del cómputo de sus jubilaciones.

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