domingo, 23 de junio de 2019

La revolución de las necesidades vitales Marx en la era de la crisis ecológica


Las nuevas lecturas de Marx y la renovación de la tradición marxista a menudo tienen lugar cuando la humanidad enfrenta nuevos problemas. Hoy, uno de los retos es la defensa del ambiente, que nos lleva de manera directa a la discusión de las necesidades humanas. Si el marxismo es una sofisticada teoría del capitalismo y la crisis ambiental es el resultado de este sistema, está claro que el marxismo tiene mucho que decir al respecto. Y hay una tradic ión de marxismo ecológico sobre la que vale la pena volver. ntroducción: un nuevo tipo de crisis A lo largo de su historia, el capitalismo ha sufrido muchas crisis. Sin embargo, hoy se enfrenta a una de un nuevo tipo: la crisis ambiental. Esta tiene por lo menos cuatro dimensiones: el cambio climático, es decir, la modificación de patrones o parámetros climáticos a largo plazo; el agotamiento de los recursos y, especialmente, el de los recursos que son cruciales para el funcionamiento de las sociedades modernas, como el petróleo y el agua; formas de contaminación siempre nuevas, y la destrucción de la biodiversidad, lo que a veces se denomina la «sexta extinción». Estas cuatro dimensiones están conectadas entre sí. Sin embargo, se refieren a procesos naturales separados, y la crisis ambiental es el resultado de su combinación. Todos estos patrones son causados por la actividad humana, son «antrópicos». «Antropoceno» es un concepto utilizado en los debates actuales sobre la crisis ambiental para referirse a la era en que la humanidad se convirtió en una fuerza geológica. Antes del siglo xix y durante toda la historia de la humanidad, las sociedades han dañado su medio ambiente, por ejemplo, agotando los recursos naturales. Pero estas crisis ambientales «locales» difieren de la crisis global actual. Resulta fundamental entender que no es la actividad humana per se la que causa estos procesos. Es el capitalismo, y especialmente el capitalismo en su forma industrial. La Revolución Industrial no podría haber existido sin energías fósiles: carbón, gas y petróleo. Sin el sistema de energía fósil, no podría haber existido industrialización en Gran Bretaña, donde comenzó, ni en ningún otro de los lugares adonde se propagó en los dos siglos siguientes. Las energías fósiles, la lógica del productivismo y el consumismo a los que dieron lugar son la principal causa de la crisis ambiental. En consecuencia, entender esta crisis implica analizar la dinámica del capitalismo industrial y, especialmente, su globalización. Marxismo ecológico ¿Qué tiene que ver esto con Karl Marx y el marxismo? Se podría argumentar que las nuevas lecturas de Marx y la renovación de la tradición marxista tienen lugar cuando la humanidad enfrenta nuevos problemas. Esto ha sido cierto desde la muerte de Marx y sigue siéndolo hoy en día. Por lo tanto, la crisis ambiental ha llevado a un grupo de pensadores marxistas, principalmente del mundo angloamericano pero también de América Latina y Europa, a elaborar lo que ellos llaman «marxismo ecológico». El marxismo ecológico se puede definir como el uso de las categorías e ideas de Marx y otros marxistas para tratar de comprender la crisis ambiental. El marxismo es una teoría del capitalismo, la más sofisticada que tenemos a nuestra disposición. Si la crisis ambiental es el resultado de este sistema, está claro que el marxismo tiene mucho que decir al respecto. Autores como James O’Connor, Ted Benton, Elmar Altvater, Andriana Vlachou, Paul Burkett, Jason Moore y Andreas Malm, entre otros, pertenecen a este grupo. En mi opinión, forman una de las corrientes marxistas más interesantes en la actualidad. He intentado hacer un aporte al marxismo ecológico con mi libro La naturaleza es un campo de batalla. Ensayo de ecología política1. En este ensayo, muestro que la financiarización y la militarización de la naturaleza son las dos respuestas principales al cambio climático que han lanzado las clases capitalistas globales. Lo que me gustaría hacer en este artículo es continuar con este esfuerzo de desarrollar un marxismo ecológico. Sin embargo, lo haré explorando un problema que los marxistas ecológicos no han abordado hasta el día de hoy, que es el de la satisfacción de «necesidades» durante la transición ecológica. Este es el problema, expuesto de forma general: en el contexto de la transición ecológica que tendrá lugar en los próximos años y décadas, las sociedades no podrán satisfacer todas sus necesidades. La razón de esto es que durante los últimos dos siglos el capitalismo ha provocado una proliferación de necesidades, reales o artificiales. Sin embargo, una parte importante de estas necesidades no es sostenible desde el punto de vista ambiental. Solo para citar una observación bien conocida: en 2016, Global Footprint Network calculó que se necesitarían 4,8 planetas si todos los ciudadanos del mundo vivieran con la misma huella ecológica que los ciudadanos de Estados Unidos. Se necesitarían dos planetas si cada ciudadano del mundo viviera como un ciudadano chino. Por lo tanto, necesariamente tendrá lugar algún tipo de cambio, deliberado o forzado. Este cambio –algunos de nosotros lo llamamos revolución– será caótico o planeado. Cuando esto suceda, cada sociedad se enfrentará con una simple pregunta: ¿qué necesidades debemos seguir satisfaciendo y cuáles deberíamos dejar de satisfacer? Por otra parte, ¿quién decide? ¿El Estado, los ciudadanos mismos, las ciudades, las organizaciones internacionales? Mi argumento en este artículo es que no se pueden responder estas preguntas sin una teoría de las necesidades, de cuáles son las necesidades humanas en su diversidad y complejidad. Y me parece que Marx y el marxismo son un buen punto de partida para elaborar esa teoría de las necesidades. No responden todas las preguntas, obviamente, pero ofrecen un marco general para reflexionar sobre ellas. Otra vez, se hacen nuevas lecturas de Marx y de la tradición marxista cuando la humanidad se enfrenta a nuevos problemas. Uno de esos problemas es precisamente el de las necesidades en la transición ecológica. El propio Marx desarrolló un concepto de necesidad en numerosos textos: los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, La ideología alemana, los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) y El capital. De hecho, el concepto de necesidad es omnipresente en Marx. Solo por citar una famosa definición de mercancía en el comienzo de El capital:La mercancía es, en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas; de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo del estómago o de la fantasía, no interesa en lo más mínimo para estos efectos. Ni interesa tampoco, desde este punto de vista, cómo ese objeto satisface las necesidades humanas, si directamente, como medio de vida, es decir como objeto de disfrute, o indirectamente, como medio de producción.2 En la tradición marxista, las ideas de Marx han sido desarrolladas durante las décadas de 1960 y 1970 por dos autores: André Gorz y Ágnes Heller. Marx, Gorz y Heller forman la columna vertebral de lo que llamaré la « teoría marxista de las necesidades». Podemos aprender mucho de esta teoría, para comenzar a responder nuestra pregunta: ¿qué necesidades deberíamos satisfacer durante la transición ecológica y qué necesidades deberíamos abandonar? En este artículo, me concentraré en la teoría de las necesidades de Gorz y Heller. No están de acuerdo en todo, pero a los fines del ensayo, fusionaré sus enfoques. También me referiré durante mi presentación a aspectos esenciales de la propia teoría de las necesidades de Marx. Concluiré con algunas reflexiones sobre la práctica de la teoría marxista de las necesidades para nuestra coyuntura política actual. André Gorz y Ágnes Heller en contexto Como dije, André Gorz (1927-2007) y Ágnes Heller (nacida en 1929) desarrollaron su teoría de las necesidades en las décadas de 1960 y 1970. Pero lo hicieron en dos tipos diferentes de sociedad. Gorz era francés, colaborador durante muchos años de Les Temps Modernes, la revista de Jean-Paul Sartre, recibió influencias del existencialismo. Más adelante, también estuvo en estrecho contacto con algunos miembros del operaísmo italiano, especialmente Antonio Negri, quien estuvo exiliado en Francia en la década de 1980. Gorz fue uno de los principales representantes en Francia de una izquierda antiautoritaria y antiestalinista y también fue pionero de la ecología política. Desarrolló su teoría de las necesidades en varios escritos, entre ellos, Estrategia obrera y neocapitalismo (1965). El contexto histórico en el que Gorz elabora su teoría de las necesidades es el auge económico de la posguerra en Europa occidental y eeuu. Con el surgimiento de la «sociedad de consumo», el capitalismo pone constantemente en el mercado nuevas mercancías que deben ser consumidas. Al hacerlo, crea nuevas necesidades, materiales o simbólicas. El auge económico de la posguerra puso de manifiesto el capitalismo más productivista y consumista, y esta proliferación de mercancías planteó la cuestión de la legitimidad de las necesidades subyacentes. ¿Son reales las necesidades satisfechas por estas nuevas mercancías? ¿Son necesidades falsas, necesidades alienadas? Por lo tanto, el punto de partida para la teoría de las necesidades de Gorz es el auge de la sociedad de consumo y sus efectos sobre la subjetividad. Ágnes Heller es húngara. Escribió en el contexto de un país autoproclamado comunista. En una economía planificada, una burocracia decide qué y cuánto producir. En otras palabras, decide qué necesidades satisfacer. Esto plantea dos preguntas. En primer lugar, ¿cómo sabe esta burocracia qué necesidades satisfacer? ¿Cómo viaja la información desde los ciudadanos hasta las oficinas de planificación central? La respuesta es que a menudo no lo hace. Dicho de otro modo: la planificación es principalmente desde arriba hacia abajo, y no desde abajo hacia arriba. Un problema crucial que las economías planificadas no lograron resolver durante el siglo xx –o solo lograron resolver parcialmente– es cómo recopilar y centralizar la información para satisfacer las necesidades de la población. De ahí la segunda pregunta: ¿cuál es la legitimidad de la burocracia para decidir qué necesidades satisfacer? Y nuevamente, la respuesta es: su legitimidad es tradicionalmente débil. En resumen, en las economías planificadas, la información económica a menudo es imperfecta y la legitimidad es débil. La decisión de satisfacer una necesidad, o no, no la toma el individuo. La toman las instituciones económicas. En consecuencia, por razones diferentes de las de Gorz, Heller estaba interesada en la cuestión de definir las necesidades, de definir qué es una necesidad legítima, como oposición a una necesidad artificial. En 1976, publicó Teoría de las necesidades en Marx, en mi opinión uno de los mejores libros marxistas escritos en ese periodo. Un aspecto común al trabajo de Gorz y Heller es su interés por el Marx joven. Durante las décadas de 1960 y 1970, muchos autores marxistas, tanto en Occidente como en Oriente, volvieron al concepto de alienación. Es el caso de Henri Lefebvre, Guy Debord, Jacques Ellul y Jean Baudrillard, por citar solo algunos nombres del campo intelectual francés, el que mejor conozco. Estos pensadores fueron influenciados por los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 de Marx, y también por Historia y conciencia de clase, de Georg Lukács (1923). La alienación se convirtió en un tema teórico y político importante en las décadas de 1960 y 1970, porque el capitalismo producía bienestar material con tasas de crecimiento impresionantes, pero sin el correspondiente bienestar espiritual o intelectual. La alienación designa la brecha, cada vez más experimentada durante las décadas mencionadas, entre el bienestar material y el mental. Gorz y Heller fueron parte de este grupo de pensadores marxistas que escribieron sobre la alienación. Sin embargo, su originalidad está en que pensar en la alienación los llevó progresivamente al tema de las necesidades. ¿Cuál es el vínculo entre la alienación y las necesidades? La alienación se puede evaluar o medir en relación con las necesidades «auténticas». Uno está alienado de un estado inicial no alienado. La lucha contra la alienación sirve para encontrar el camino de regreso a ese estado o para llegar a él por primera vez. La creación por parte del capitalismo de necesidades siempre más artificiales es precisamente el resultado de la alienación. Por lo tanto, la crítica de la alienación se basa, explícita o implícitamente, en un concepto de necesidades «auténticas», es decir, de necesidades no alienadas. Lo interesante en el tema de las necesidades es que nos permite combinar una crítica de la alienación con una crítica de los daños que el capitalismo hace al medio ambiente. Detrás de ambas críticas está la cuestión de las necesidades auténticas versus las artificiales.

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