domingo, 23 de junio de 2019

Necesidades según Marx 2 parte


Primera paradoja ¿En qué consiste la teoría de las necesidades de Gorz y Heller? Su punto de partida es una clase específica de necesidades. Estas necesidades no son una condición para la supervivencia, no son necesidades absolutas o vitales, como comer o protegerse del frío. Sin embargo, a pesar de no ser necesidades absolutas, las necesidades a las que Gorz y Heller se refieren son necesidades «esenciales», en el sentido de que participan en la definición de lo que la mayoría de la gente llamaría una buena vida, una vida plena. Ejemplos de estas necesidades significativas son: amar y ser amado, ser autónomo, creativo y libre, participar en la vida social y política, relacionarse con la naturaleza circundante...Un ser humano probablemente podría sobrevivir sin satisfacer la mayoría de estas necesidades. Pero sería supervivencia, no vida. Gorz llama a estas necesidades «cualitativas». Heller las llama necesidades «radicales». La noción de «necesidad radical» ya está presente en Marx. En su Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1843-1844), Marx dice: «Una revolución radical solo puede ser la revolución de necesidades radicales». Marx vio claramente que las necesidades en general, y las necesidades radicales en particular, no son solo personales. Tienen una dimensión política, incluso revolucionaria. En lo que sigue, me referiré a las necesidades cualitativas y radicales como sinónimos. Las necesidades cualitativas o radicales se basan en dos paradojas. Aquí está la primera. El capitalismo es un sistema explotador que propaga la miseria y el dolor. Pero también genera cierto bienestar material a largo plazo para partes significativas de la población. Las desigualdades son omnipresentes, pero esto no significa que el capitalismo sea incapaz de sacar a la gente de las formas extremas de pobreza. Tal como lo ha demostrado el economista Branko Milanović con su famosa «curva del elefante»3, desde 1988, los ingresos del 2% de los más pobres de la tierra, que viven principalmente en el Sur global, experimentaron un aumento de 20%, y los ingresos del 30% más pobre experimentaron un aumento de entre 20% y 50% (hay muchas diferencias dentro de cada uno de estos grupos). Las clases medias chinas e indias, en particular, se hicieron más ricas. Durante el periodo 1988-2008, el pib per cápita se multiplicó por 5,6 en China y por 2,3 en la India. Por supuesto, esto no ha impedido que el 1% de las personas más ricas del mundo se haya vuelto 70% más rico durante el mismo periodo. Para que surjan las necesidades cualitativas, se debe generar un excedente económico que permita pensar en satisfacer otras necesidades no materiales. El capitalismo libera a partes significativas de la población de la obligación de luchar diariamente por su supervivencia. En consecuencia, las necesidades cualitativas se vuelven cada vez más importantes a medida que se desarrolla la historia. Sin embargo, a medida que surgen estas nuevas necesidades cualitativas, el capitalismo impide su plena realización. No es capaz de cumplir la promesa de una vida verdadera y mejor que las necesidades cualitativas representan. ¿Por qué? La división del trabajo confina a los trabajadores a desarrollar funciones y habilidades cada vez más limitadas, lo que les impide desenvolver todo el espectro de capacidades humanas. Las necesidades creadas artificialmente por el consumismo capitalista ocupan más y más espacio en la vida de las personas, que tienen cada vez menos tiempo y energía para dedicar a necesidades más «auténticas». Aunque pueden experimentar una satisfacción temporal, a largo plazo esto daña sus subjetividades, causa insatisfacción y diversas patologías. Estas necesidades cualitativas o radicales son una parte constitutiva de nuestro yo moderno. Participan en la definición de lo que la mayoría de nosotros consideraría una buena vida. Pero incluso si el desarrollo capitalista es la condición para su surgimiento, no puede satisfacerlas por completo. De hecho, impide que se hagan realidad. Esta es la razón por la cual las necesidades cualitativas o radicales son la base de muchos movimientos sociales y políticos. Las necesidades contienen las semillas de la revolución, dice Gorz en Estrategia obrera y neocapitalismo4. La búsqueda de la satisfacción de estas necesidades cualitativas lleva tarde o temprano a la gente a criticar el sistema capitalista, que impide su realización. La historia de los movimientos sociales y políticos modernos puede verse como la historia de las luchas que han tenido como objetivo satisfacer las necesidades insatisfechas o solo parcialmente satisfechas. Para definir su concepto de «necesidad radical», Heller escribe: «La conciencia de la alienación, en otras palabras, las necesidades radicales (...)». Las necesidades radicales son la «conciencia de la alienación»5. Su argumento es el siguiente: cuando estás alienado, no sabes quién eres; en esto consiste precisamente estar alienado. Vives ignorando la alienación de la que eres víctima. Sin embargo, dadas ciertas circunstancias, una persona o un grupo de personas se vuelven conscientes de su condición alienada, o se dan cuenta completamente de lo que solo habían percibido de manera confusa. Esta conciencia no elimina la alienación de inmediato. La alienación no es solo una cuestión de «conciencia», es esencialmente una cuestión de estructuras sociales alienantes. Sin embargo, esta conciencia conduce a luchas sociales y políticas que, en un plazo más o menos largo, transformarán estas estructuras y, en consecuencia, pondrán fin a la alienación. También conducirán a la ampliación del grupo de aquellos que son conscientes de su condición alienada y que tomarán parte en la lucha. Las necesidades radicales son el «operador» que subyace a este proceso. Son la «conciencia de la alienación», en el sentido de que desencadenan luchas sociales y políticas. Su advenimiento ha sido posible gracias al capitalismo, pero no pueden ser satisfechas por este sistema. Es necesario el surgimiento de otro sistema, el poscapitalista, para que se hagan realidad. Entre la naturaleza y la historia Según la teoría marxista de las necesidades, estas se encuentran en la intersección de la naturaleza con la historia. Este es uno de los aspectos más interesantes de esta teoría. Comer o respirar son obviamente acciones enraizadas en alguna forma de necesidad natural humana. Sin embargo, estas funciones también están conectadas de manera directa con los procesos históricos. Hay una cita famosa de Marx tomada de los Grundrisse: «El hambre es hambre, pero el hambre que se satisface con carne cocida comida con cuchillo y tenedor es un hambre muy distinta de la que devora carne cruda con ayuda de manos, uñas y dientes»6. En este pasaje, Marx reconoce la existencia de necesidades biológicas absolutas, es decir, necesidades cuya satisfacción es una condición para la supervivencia. El hambre es hambre, sea cual fuere el periodo histórico o la región considerada. Pero además de ser biológica, esta necesidad ha evolucionado durante la historia. En las sociedades antiguas, se satisfacía con carne cruda que se comía con las manos. Según Marx, este no es el mismo hambre, es decir, no es la misma necesidad que la que se satisfaría, más adelante en la historia de la humanidad, con carne cocida comida con cuchillo y tenedor. Marx puede estar exagerando un poco al expresar su punto de vista. Pero el argumento es bastante simple: las necesidades tienen una historia, son al mismo tiempo biológicas e históricas. El pensamiento tradicional opone la naturaleza a la historia, mientras que Marx intenta combinarlas. Esto lo lleva a elaborar sus propias e innovadoras definiciones de naturaleza e historia. Pero ¿en qué consiste esta historia de las necesidades humanas? El objeto consumido modifica, al menos en parte, la necesidad subyacente. Según Marx, las necesidades tienen una historia, no son solo las formas en que son satisfechas lo que cambia históricamente. De ahí la idea de que el hambre se refiera a dos tipos diferentes de necesidades, según la forma en que se satisfaga. Aquí está el punto importante: como el objeto consumido primero tiene que producirse, en última instancia es la producción, es decir la producción capitalista, lo que determina las necesidades. El objeto externo (la mercancía) determina la necesidad, la producción determina el objeto y, por lo tanto, la producción determina la necesidad. La cita de los Grundrisse antes mencionada continúa de la siguiente manera: «No es solamente el objeto del consumo, sino también el modo de consumo, lo que la producción produce no solo objetiva sino también subjetivamente. La producción crea, pues, al consumidor. La producción no solamente provee un material a la necesidad sino también una necesidad al material»7. Según Marx, bajo el capitalismo, la producción es la que manda la mayor parte del tiempo. Si se produce una evolución en la esfera productiva siguiendo, por ejemplo, una innovación tecnológica, es probable que conduzca a una nueva «forma de consumo». A veces, esta nueva forma se refiere a una necesidad vital, como comer, por ejemplo, cuando la humanidad comenzó a cocinar carne y comerla con cuchillo y tenedor, en lugar de comerla cruda y con las manos. Pero como la producción determina el consumo, a menudo pone en el mercado bienes que no corresponden a ninguna necesidad previa, vital o no, y crea así artificialmente la necesidad. Las necesidades artificiales son una consecuencia del productivismo. Por lo tanto, como dice Marx: «La producción crea al consumidor». Creo que está muy claro que esta es la lógica básica del mundo en que vivimos. Los daños ambientales provocados por esta lógica y los daños causados a la subjetividad humana son evidentes.

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