viernes, 18 de noviembre de 2016

Noviembre es de Macri por Alfredo Zaiat


Todas las variables peor que hace un año: más inflación, más desempleo, más deuda, menos actividad. Pero podemos comprar dólares”. Es un tuit de Sebastián Soler de ayer a las 8.43. Se puede agregar que en doce meses bajó la inversión, subió el déficit fiscal, se desplomó el consumo y retrocedió el salario real. Además hubo más emisión monetaria y bicicleta financiera. El límite de los 140 caracteres de un tuit no permitió abundar a Soler en ese incisivo resume que desnuda a la categoría teórica inventada por el dúo Marcos Peña y Alfonso Prat Gay: “había una crisis pero no se notaba”. Que la aplicó con escasa reflexión Mauricio Macri: “la gente era pobre pero no lo sabía”. El mejor equipo de los últimos 50 años acompañado por la inmensa red de propaganda pública-privada le resulta cada vez más complicado ocultar que han provocado un importante descalabro en la economía en apenas un año. Pueden seguir echando culpas al anterior gobierno para eludir la responsabilidad de haber convocado a la recesión. Una minoría intensa no se rendirá y continuarán acompañando ese relato. Es comprensible porque sería admitir que se han subido a una canoa que perdió el rumbo. El esfuerzo que hacen los miembros del gobierno para mostrar que trabajan en conjunto solo deja en evidencia la improvisación, descoordinación y desorganización de la gestión económica. El fracaso en los primeros doce meses en la administración de la economía es contundente, porque no hay que olvidar que noviembre es de Macri (artículo publicado en este diario por el autor de esta columna, el 29 de ese mes del año pasado, https://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-287165-2015-11-29.html). El shock inflacionario comenzó ese mes y fue provocado por las medidas adelantadas por Macri y sus economistas: megadevaluación, tarifazo y eliminación de retenciones. Tan claro fue que no hubo que esperar el traspaso de mando el 10 de diciembre: las remarcaciones comenzaron el día después del triunfo de Macri y la inflación se ubicó desde entonces en una tasa que duplicó la existente. También fue el comienzo de la fiesta en el mercado. El promedio de las acciones líderes subió hasta el 20 por ciento y los títulos públicos aumentaron de 6 al 22 por ciento en esas semanas de macrismo explícito. Inversores bursátiles no esperaron el día de la jura de Macri como presidente para tomar decisiones. La redistribución del ingreso regresiva, una de las más impactantes por la velocidad aplicada en democracia desde el ‘83, fue disfrazada como “sinceramiento”, categoría analítica que fue adoptada por economistas de la city especializados en equivocar diagnósticos y pronósticos para encubrir, en realidad, que su propuesta económica es un fracaso para el bienestar general y un éxito para una minoría privilegiada. Lo fue con Martínez de Hoz, Cavallo, Machinea & cía y hoy lo es con Prat Gay-Sturzenegger.

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